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"El arte de aprender jugando", nuevo libro de Silvia Álava

La psicóloga Silvia Álava, junto con otros 14 compañeros de profesión, nos habla sobre su nuevo libro “El arte de educar jugando”, en el que se ofrecen juegos y ejercicios para educar a nuestros hijos a la vez que se responde a cuestiones básicas como: "¿Estoy educando a mi hijo de una forma correcta?; ¿puedo conseguir los resultados que quiero de una manera más sencilla?; ¿estoy dando a mis hijos todo lo que necesitan?", dudas que asaltan a todos los padres.

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TodoPapás: Todos los padres dudan a menudo sobre si están educando bien a sus hijos… ¿Hay alguna manera de resolver esta gran duda?

Silvia Álava: Sobre esta gran duda hablamos en la introducción del libro. La gran duda que muchas veces tenemos cuando estamos educando es si lo esteramos haciendo lo mejor posible y lo primero que debemos saber es que es normal tener dudas y que es muy bueno admitirlo porque eso nos ayuda a buscar respuestas y a mejorar.

Es muy importante que en este buscar respuestas busquemos personas especialistas en temas de educación (psicólogos, maestros, psicólogos educativos, pedagogos, psicopedagogos), personas especialistas en este tema que nos puedan asesorar para que podamos saber que las cosas que estamos haciendo tienen demostrada una determinada validez, una evidencia. Eso de “A mí me ha funcionado con mi hijo…”, puede que funcione a unos, pero a otros no, porque cada niño y niña es un mundo completamente diferente.

Y sobre todo observar qué es lo que necesita. Si te estás planteando si estás educando bien a tu hijo, vas por buen camino, ya que si lo estás dudando significa que te estás ocupando, no solamente preocupando, de hacerlo bien.

Escuchar conferencias, leer libros de profesionales… puede ser una buena solución para adquirir más seguridad en la educación de nuestros hijos.

TPP: ¿De qué trata, a grandes rasgos, el libro El arte de educar jugando?

SA: Es un libro que hemos hecho entre 15 psicólogos y psicólogas diferentes. En el libro se tratan una serie de juegos y ejercicios para trabajar en familia una serie de áreas específicas. Entendemos que, al final, los padres tienen poco tiempo hoy en día, entre el trabajo o el teletrabajo, la conciliación de la vida familiar y laboral, la cantidad de cosas que tienen nuestros hijos e hijas es muy difícil el sacar más tiempo para hacer más cosas, por eso lo hemos planteado a través de juegos y ejercicios con los que podemos trabajar las siguientes áreas: cómo estimular los procesos cognitivos (el cerebro, la atención, la concentración… qué podemos hacer para que vayan ganando en atención y concentración), cómo desarrollar la inteligencia emocional, la autonomía, el pensamiento crítico y que aprendan a decidir por ellos mismos, cómo fomentar la autoestima, ejercicios para trabajar las habilidades sociales y relacionarse de forma correcta con los demás, perder los miedos del día a día…

Y hemos querido meter algunos capítulos que pueden ser quizá más novedosos como pueden ser cómo trabajar el perdón o la gratitud que también están muy relacionados con el bienestar emocional. Cómo hacer una correcta educación afectivo-sexual que es algo que los padres a veces no saben cómo afrontar. Cómo fomentar el buen uso de las nuevas tecnologías o cómo educar en igualdad de género y el capítulo final que sería el cómo aprender a cuidar el cuerpo, porque solo tenemos uno y hay que aprender a cuidarlo.

Al final el libro está enfocado mucho en juegos y actividades para hacer en familia y va por edad, lo hemos hecho en tramos de edad para que, en función de la edad del niño o niña podamos ir eligiendo. Hay de 0 a 3, de 3 a 6 de, de 6 a 9 y de 6 a 12.

TPP: En libro está dividido en 14 capítulos que tratan temas diferentes, cada uno escrito por un psicólogo distinto… Cuéntenos un poco más sobre cada tema.

SA: El primer capítulo es “Estimula su cerebro”, que trabaja ejercicios desde que los niños son muy pequeños para lograr una correcta estimulación multisensorial y poder trabajar todas los procesos de tipo intelectual: la memoria, la atención, la concentración, el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto, la flexibilidad cognitiva…

El segundo capítulo “Consigue que presten atención”, es cómo trabajar para conseguir que a los niños les sea más fácil atender y mantenerse atentos y concentrados en las tareas. Cómo conseguir a través de juegos fomentar la capacidad de atención y concentración de los niños desde los 0 a los 12 años.

En el tercer capítulo hablamos de cómo desarrollar la inteligencia emocional, capacidad que todos tenemos para percibir las emociones en nosotros mismos y en los demás. Entender que todas las emociones son buenas porque nos dan información de lo que nos está ocurriendo, que las emociones nos ayuden a tomar decisiones, comprender lo que nos está pasando y, sobre todo, técnicas de regulación y de autocontrol. Dejar de ir en automático y empezar a ser más conscientes y a decidir cómo actuamos, no dejarnos atrapar por la emoción.

El cuarto capítulo es para fomentar la autonomía, cómo conseguir que los hijos cada vez sean más autónomos. Que hagan las cosas ellos solos y que puedan ir siendo cada vez más responsables con ejercicios y juegos de 0 a 12 años.

En el quinto hablamos de cómo enseñar a pensar por ellos mismos, el pensamiento crítico y la toma de decisiones tan necesario hoy en día que estamos sometidos a una vorágine de información y cómo aprender a distinguir la información veraz de la que no lo es. Por ejemplo, ahora con todo esto del coronavirus es algo tremendamente necesario.

El sexto capítulo son ejercicios y juegos para trabajar la autoestima, desde que son bebés hasta los 12 años.

En el séptimo se va a trabajar una serie de ejercicios y de juegos para enseñarles habilidades sociales, desde las más básicas cuando son chiquititos (cómo saludar, cómo presentarse) hasta las más complejas según van creciendo, como la asertividad, es decir, la capacidad para decir qué es lo que yo quiero, lo que yo pienso y lo que yo decido o estoy sintiendo, pero sin quedarme callado porque no me atrevo, pero tampoco imponiéndolo a los demás y sin hacer daño, respetando en todo momento los sentimientos de los demás.

En el octavo capítulos les enseñamos a los niños a perdonar, pero no a pedir ese perdón para quitarse las consecuencias (“Perdón mamá, déjame jugar a la consola”), sino a evitar ese rencor de “como alguien me ha hecho algo, yo te lo guardo” que no dejas de rumiar, sino a perdonar para liberarnos de esa carga que está estudiado que es una de las cosas que más nos van a acercar a la felicidad.

En el noveno trabajamos la capacidad de gratitud, de cómo dar las gracias, pero lo mismo, no las gracias solamente por un tema de ser educado, sino agradecer y aprender a valorar lo que tenemos en la vida para que aporte a nuestro bienestar emocional.

En el capítulo diez hablamos de los miedos típicos evolutivamente hablando que suelen ser normales a cada una de las diferentes edades y vamos proponiendo estrategias y juegos para solucionarlos.

El capítulo once está enfocado a cómo hacer una correcta educación afectivo-sexual con los niños, qué ejercicios y qué juegos pueden hacer los papás.

En el doce hablamos de fomentar el correcto uso de las nuevas tecnologías. Las nuevas tecnologías están aquí, han llegado para quedarse, los niños tienen tablet y teléfonos. Qué ejercicios podemos ir haciendo y cómo introducirlas poco a poco de una forma sana y responsable.

El capítulo trece es muy interesante y novedoso porque la autora trabaja cómo fomentar y cómo educar en igualdad de género, un aspecto muy interesante y que va mucho más allá de simplemente un lenguaje inclusivo, todas las cosas que podemos ir haciendo.

Y el capítulo catorce será mens sana in corpore sano, es decir cómo trabajar hábitos de vida saludable. Por ejemplo la importancia de trabajar el dormir, cuántas horas tienen que dormir, cómo conseguir que se vayan a su tiempo a la cama y que el sueño sea reparador. Una alimentación sana para cuidar nuestro cuerpo. Una correcta hidratación que sabemos que interfiere muchas veces con el tema de la atención y es que en cuanto estamos un poquito deshidratados baja nuestro nivel de concentración. O hábitos de higiene, de mantener el cuerpo limpio, de lavarse los dientes…

Cada capítulo ha sido escrito por un psicólogo experto que trabaja directamente en estos temas o bien directamente desde la parte más sanitaria porque trabaja con los niños en las sesiones o desde la parte de la investigación.

TPP: ¿Es realmente posible educar a nuestros hijos jugando? ¿Se tomarán las enseñanzas en serio?

SA: Por supuesto que el juego tiene cabida en la educación, claro que las enseñanzas se las toman en serio. De hecho, el aprendizaje se consolida muchísimo mejor a través de emociones agradables que desagradables. Sabemos que la neurociencia nos dice que, cuando se producen emociones agradables, como por ejemplo la alegría, la curiosidad,  la calma, es más fácil que se consolide el aprendizaje. Mientras que emociones desagradables como el miedo o el enfado pueden hacer a los niños que se frustren de tal manera que se condicione el aprendizaje, que se genere una indefensión aprendida y que no sean capaces de aprender.

Tenemos que rescatar todo el potencial del juego en el aprendizaje porque nos va a servir muchísimo para trabajar desde habilidades más de tipo socio emocionales, toda esa aparte de inteligencia emocional, de habilidades emocionales, pero también los procesos cognitivos de memoria, de atención, de concentración, de ser capaces de tomar solución a los problemas. Se trata de traer todos los beneficios que tiene el juego para el aprendizaje de los niños. Hay que combinarlo también con otra teoría técnica, seguir trabajando las normas y los límites claros, esas consecuencias lógicas y coherentes, pero el juego en sí mismo tiene un gran valor en el aprendizaje y en la educación. Se trata de  aprender cómo hacerlo.

TPP: ¿Cuáles son los mayores retos en la educación de los hijos?

SA: Esta es una pregunta muy personal, en el centro de psicología Álava Reyes, que es donde yo trabajo, cuando hacemos la historia clínica el primer día, que vienen los papás y les preguntamos un poco todo lo que les preocupa de sus hijos y les vamos diciendo que nos cuenten desde el embarazo, el parto, ese desarrollo de primera infancia, cómo se ha resuelto todo para tener todos los datos y, a partir de ahí, hacer un buen análisis funcional y ver qué es lo que puede estar ocurriendo, siempre nos gusta terminar con una pregunta: “En definitiva, ¿qué es lo que a ti te gustaría conseguir?”. La mayor parte de las madres y los padres nos dicen. “Es que quiero que sea feliz”.

Lo que entendemos por felicidad no es esa felicidad hedónica de es que tiene que estar todo el día alegre, cantando, pasándoselo bien, sino entendido más bien como que tenemos que hacer a los niños seguros, autónomos, responsables, que tengan una serie de herramientas de estrategias para que puedan aprender a desfenderse en el futuro. Ese quizá es el mayor reto en la educación de nuestros hijos, que lleguen hasta donde tienen que llegar, que estén preparados, que sepan hacerlo, que estén seguros, que tengan herramientas…

Este estilo educativo más protector, en el que estamos constantemente encima, llamado padres helicóptero, estar siempre sobrevolando para que no le pasa nunca nada, no es bueno porque estamos impidiendo que se desarrollen correctamente y que tengan herramientas y estrategias. De eso se trata, de enseñarles herramientas, estrategias de una forma lúdica, de una forma divertida, pero que sepan hacerlo y trabajando e insistiendo mucho en las emociones, que son las grandes olvidadas cuando hablamos de educación.

TPP:  ¿En qué áreas fundamentales debemos incidir para el correcto desarrollo de los menores?

SA: Se trata de hacer un desarrollo holístico, de todas las áreas, para que esté completamente compensando, es decir, lo primero de todo siempre es atender a sus necesidades fisiológicas (cambiar el pañal, darles de comer…), pero también hay que atender a sus necesidades emocionales. Hoy en día, por ejemplo, sabemos que, por la pandemia que estamos viviendo, las restricciones que ha habido, primero el confinamiento, luego las restricciones, es importante que los niños puedan expresar cómo se están sintiendo. Y aquí los padres y las madres tienen una labor fundamental, que es hacer ese acompañamiento emocional.

Al final, deberíamos de incidir en todas las áreas, incluyendo esa parte emocional, y que tengan unas buenos recursos y unas buenas habilidades emocionales para entender qué es lo que están sintiendo, por qué lo sienten, regular las emociones. Toda la parte de desarrollo motor, los niños cuando son pequeños tienen que desarrollar la motricidad más gruesa, luego la psicomotricidad más fina. El desarrollo cognitivo, esos procesos intelectuales de memoria, de atención, de planificación, de organización, de razonamiento lógico, de razonamiento abstracto, de razonamiento numérico… Que todo eso también esté desarrollado.

Toda la parte de habilidades sociales, que tengan recursos, estrategias para poder desarrollarse con los demás. Se trata de hacer una interpretación holística y sobre todo tender a que los niños tengan recursos y estrategias para desenvolverse con éxito en la vida, prepararles para el camino, no el camino para tus hijos. No hacérselo todo fácil, sino que ellos sepan cómo resolver la situación. ¿Y para eso qué van a necesitar? Acompañamiento por nuestro lado. No es bueno que les hagamos las cosas, pero tampoco les tenemos que dejar ir solos porque no van a saber hacerlo, les tenemos que acompañar, que guiar, y en el libro lo que vamos proponiendo son ejercicios y juegos para poderlo hacer todo juntos y de la forma lo  más divertida posible.

TPP: ¿Qué consejo fundamental daría a un padre a la hora de enfrentarse a la educación de sus hijos?

SA: Lo primero de todo: párate. Deja de ir en automático sin fijarte en lo que está ocurriendo. Párate y observa. Y observa muy bien lo que pasa. Y eso significa no solo que te fijes qué es lo que hace o dice tu hijo o hija, sino qué es lo que hace, dice o deja de hacer tu hijo o hija y súper importante lo que tú estás haciendo. Porque muchas veces la pista la vamos a tener más en lo que nosotros hacemos o decimos que en lo que están haciendo los niños, porque en ocasiones vamos demasiado rápido y les estamos metiendo una presión que no pueden solventar. O por terminar antes se lo hacemos nosotros o a lo mejor les damos más información de la que necesitan, o tienen más atención cuando no obedecen o tienen una pataleta que cuando hacen las cosas de forma correcta y eso hay que cambiarlo.

Se trataría en todo momento de parar, de observar, de ser  conscientes de lo que hacemos, de dejar de ir con el piloto automático, pasar a manual para que nosotros podamos decidir de qué forma queremos educar y cómo queremos hacerlo, no que las prisas nos lleven a hacerlo de cualquier forma, sino cómo queremos pasar a decidir de forma plenamente consciente, educando de forma consciente usando todas las técnicas y recursos que tenemos a nuestro alcance. 


Fecha de actualización: 04-06-2021

Redacción: Irene García

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