¿Cómo conseguir que un niño preste atención en clase?

Indice

• El desarrollo de la capacidad de atención en los niños
• ¿Cómo conseguir la atención de los más pequeños?

 

El desarrollo de la capacidad de atención en los niños

La capacidad de atención de los niños va evolucionando y mejorando a lo largo del desarrollo, así, al comienzo de la etapa infantil, la atención del niño se centra en los objetos que le rodean, que puede manipular y le resultan interesantes. Pero esta atención dura muy poco, debido a la cantidad de estímulos que le rodean; un juguete puede resultarle interesante solo hasta que aparezca uno nuevo. Por lo que el interés es fundamental para que el niño preste atención a un objeto y no a otro.

Según van creciendo, sobre los 3 y 4 años, su atención se vuelve más estable y puede permanecer más tiempo haciendo una actividad.

El cambio fundamental en la atención en los niños es la capacidad de dirigirla de manera constante y voluntaria, y mantenerla en objetos o actividades, en esto, el adulto que les acompaña, ya sea un padre o un profesor, les sirve de gran ayuda, pues le sirve de guía y le enseña cuál es el objeto al que tienen que prestar atención.

En resumen, la capacidad de atención de los niños depende por un lado de su nivel de desarrollo y del interés que los objetos y las tareas despierten en ellos. A los niños les resulta difícil concentrarse en una actividad monótona y poco atractiva, y esta característica resulta fundamental para entender cómo podemos ayudarles a que presten más atención.

La falta de atención o el tener dificultades para concentrarse es algo frecuente entre los niños pequeños, pero no debe asociarse con un problema grave de conducta. Hay que diferenciar entre un problema debido a un trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad, y la dificultad normal que muchos niños tienen para concentrarse.

La mayor o menor atención en las aulas puede suponer el sacar mejores o peores notas y, en el caso de que no se preste la suficiente atención y los resultados académicos no sean buenos, tanto el desarrollo del niño como su futuro puede verse comprometidos. Es por esta razón por la que debemos fomentar su interés y su atención durante este tiempo. Debemos enseñarle la importancia que tiene su educación para que entienda que las horas que pasa en el aula no son un castigo ni una imposición, sino que son una herramienta para su aprendizaje, algo que le va a servir durante el resto de su vida.

Para que preste atención en clase, lo primero que debemos hacer es enseñarle a prestar atención en casa. Cuando adquiera unos hábitos de trabajo y de concentración en las actividades que está realizando, le resultará más fácil aplicarlo en el aula.  
 

¿Cómo conseguir la atención de los más pequeños?

- Para que el niño preste atención, conviene crear un ambiente en el que se sienta cómodo y libre de distracciones.

- Cuando le expliquemos algo, es importante hablarle directamente, llamándole por su nombre, mirándole y asegurándonos de que él también nos mira.

- Por otro lado, teniendo en cuenta que su capacidad de atención es limitada, no debemos extendernos en largas charlas, sino que tenemos que ser claros y concisos. Procurar que participe en el diálogo, para que se mantenga activo. Esto se puede poner en práctica preguntándole si lo ha entendido, si le parece bien, o si algo no le gusta.

- Presentarle tareas que le resulten atractivas y tengan en cuenta sus gustos e intereses.

- Intenta que las actividades sean más activas que pasivas porque, en las actividades en las que tenga que hacer algo, estará más atento que en las tareas en las que solo tenga que observar y escuchar.

- A los niños lo que más les gusta es jugar, por lo que si planteamos las actividades de aprendizaje, o cualquiera en realidad, mediante un juego, hará que estén más receptivos, más interesados en ellas y, por lo tanto, más atentos.

La manera en que nos dirigimos a los niños es esencial para que nos presten atención y nos comprendan. Si les gritamos, no adecuamos las palabras a su nivel de entendimiento o les damos varias instrucciones a la vez, pueden bloquearse. Para prevenir esto, debemos darles pocas pautas, claras y cortas, con un lenguaje sencillo. Después de plantearles la actividad, hay que comprobar si nos han entendido bien preguntándoles cosas como “¿Qué vamos a hacer ahora?” o “¿Qué es lo que tienes que hacer tú ahora?”. De esta manera, al repetir las instrucciones en voz alta, las fijará mejor en su memoria y pondrá todos sus sentidos en lo que tiene que realizar.

También debemos enseñarle a no precipitarse cuando comienza a trabajar y habituarle a ir poco a poco, paso a paso, para controlar todo el proceso. De esta manera, aprenderá a concentrarse de manera autónoma y cada vez durante más tiempo.