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10 consejos para padres en la educación de sus hijos

10 consejos para padres en la educación de sus hijos

La educación de los hijos es, sin duda, el trabajo más complicado de un padre. Los primeros años suelen ser más fáciles, puesto que basta con cubrir sus necesidades básicas y darles mucho amor, pero a medida que crecen surgen conflictos y problemas relacionados con las normas y su cumplimiento, su comportamiento en clase y en casa, los estudios, etc. Sin embargo, teniendo unas cuantas ideas claras, todo puede ser un poquito más sencillo.

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Índice

 

1- Amor, amor y más amor

La base de una buena relación con tus hijos en la creación de un vínculo de apego seguro desde su nacimiento, y eso se logra, sobre todo, ofreciéndole mucho amor y cariño desde bebé. Y no basta con quererle mucho, hay que demostrárselo todos los días atendiendo a sus necesidades, escuchándole, estando pendiente de lo que le pasa y dándole muestras constantes de amor (abrazos, besos, “tequieros”, etc.).
 

2- Fomentar la comunicación

Una comunicación adecuada es bidireccional, es decir, se produce en ambos sentidos, por lo que no solo debes escuchar a tu hijo y hacerle caso siempre, aunque estés cansado o te cuente algo que te parezca banal, sino contarle también tú cosas, anécdotas, cómo te ha ido el día. De esta forma, crearás una relación sincera donde prime la confianza, algo fundamental para que estés enterado de todos los problemas de tu hijo cuanto antes y de primera mano. Así que recuerda practicar la escucha activa, ponerte a su altura cuando te cuente algo para mirarle a los ojos mientras lo hace y escucharle siempre, pase lo que pase. Nada de decirle “cuéntamelo más tarde” a no ser que sea totalmente imposible atenderle en ese momento.
 

 3- Coordinarse con el otro progenitor

 En la crianza y la educación de vuestros hijos debéis ser una sola persona, no es bueno que cada padre tenga unas normas o siga unas reglas o que uno sea el poli bueno y el otro el poli malo. Debéis hablar mucho sobre la educación de vuestros hijos y saber qué pensáis de cada aspecto (colegio, normas, tipo de educación…) para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos. Es importante que los dos reméis en la misma dirección y que las normas y límites sean los mismos, incluso aunque estéis divorciados.
 

4- Establecer normas y límites

Los niños necesitan tener una serie de normas y límites para aprender qué está bien y qué no y qué actitudes se pueden consentir y cuáles no. Por supuesto, entre esas normas tienen que estar algunas tan evidentes como no pegar o no mentir, pero también hace falta establecer unas normas que regulen las situaciones cotidianas, como la hora de irse a la cama, cuándo y dónde hacer los deberes, cuánto tiempo ver la televisión o usar la consola, etc. Estas normas deben ir adaptándose y cambiando según la edad del niño. Al principio solo habrá unas pocas normas en casa, pero es normal que se vayan ampliando según el niño crezca.

Además de las normas, el niño debe conocer también las consecuencias de incumplir o infringir los límites, como apagarle la tele, no dejarle jugar a la consola si no ha hecho los deberes, etc.
 

5- Nada de gritos

Para educar a los niños no hace falta gritarles, aunque a veces cueste contenerse, sobre todo cuando llevas 10 minutos pidiéndole a tu hijo que, por favor, venga a la mesa a comer. Hay que tener en cuenta que los niños no entiendan de prisas ni estrés, por lo que es normal que hagan todo más lento. Sin embargo, si los educamos en un ambiente de gritos, es normal que ellos también griten, incluso que adopten otras actitudes violentas. Por lo tanto, cuenta hasta 10, respira hondo y destierra los gritos de tu casa. Si en el trabajo eres capaz de aguantarte y no gritar a tus jefes o compañeros hagan lo que hagan, seguro que en casa también puedes conseguirlo.

Y no hace falta decir que, por supuesto, no se debe ejercer nunca la violencia contra los niños. Ni empujones, ni amenazas, ni tortas, ni cachetes… No solo no sirven para educar al niño ni enseñarle a portarse bien, sino que puede dañar la relación entre padres e hijos y afectar al desarrollo emocional del pequeño a largo plazo. Hay formas más efectivas de conseguir que hagan caso.
 

6- Disciplina positiva

Desde hace unos años se ha comprobado, mediante diversos estudios, que los castigos no son tan eficaces como se pensaba, al menos a largo plazo. Y es que los castigos sirven para que el niño deje de hacer algo, pero no para que entienda la importancia de portarse bien ni se sienta motivado a respetar las normas. Sin embargo, la disciplina positiva busca la autonomía del niño basándose en el respeto, la colaboración, la responsabilidad, la autonomía, el cariño, la comprensión, la implicación y la libertad. Si el niño comprende las normas y por qué se establecen, hay más posibilidades de que las cumpla que si solo lo hace por miedo al castigo.
 

7- Dedícale todo el tiempo posible

A pesar de que puede resultar complicado con los horarios que gastamos, debes procurar sacar todo el tiempo posible para pasar con tu hijo tiempo de calidad, hablar y jugar con él, aunque sea en los minutos que dura el desayuno o el trayecto al cole o mientras le das la cena. Cualquier momento es bueno para estar juntos, contaros cosas o jugar a algo. También puedes leerle un cuento antes de irse a la cama o, si ya es mayor, aprovechar ese rato para contaros cómo os ha ido el día.

Y, durante el fin de semana o las vacaciones debes aprovechar para hacer cosas divertidas juntos, y no perder esa buena costumbre cuando el chico o chica llegue a la adolescencia.
 

8- Sé un buen ejemplo

Aunque lo hayamos puesto en el último lugar de la lista, lo cierto es que es de lo más importante, ya que los niños aprenden, sobre todo, mediante el ejemplo. Si tú eres tranquilo, calmado, no gritas y ayudas a los demás, es mucho más probable que tu hijo también sea así. Mientras que, si gritas, te enfadas a la mínima, no sabes controlar tus emociones o no muestras empatía por los demás, no te sorprendas si tu hijo es de la misma forma. Por lo tanto, ten cuidado con lo que haces y dices para darle el mejor ejemplo posible a tu hijo y, cuando falles, ya que nadie es perfecto y todos nos esquivamos a veces, reconócelo, explícale a tu hijo qué has hecho mal y lo que vas a hacer para enmendarlo. Eso también es una buena lección para él. 


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación. 

Domènech, Montse (2015), Edúcame bien, Ed. Plaza & Janés.

Fecha de actualización: 16-02-2023

Redacción: Irene García

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