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¿Cómo se trata la neofobia alimentaria en niños?

¿Cómo se trata la neofobia alimentaria en niños?

El término neofobia alimentaria significa “miedo o rechazo a probar nuevos alimentos” y es más habitual en niños de 1 a 6 años, la etapa en la que se van introduciendo todos los alimentos en su dieta. El problema es que, si se niega  aprobar grupos enteros de alimentos laudables, como frutas, verduras o pescados, puede afectar negativamente a su dieta. Por eso, es bueno que sepas qué hacer si tu hijo padece este problema.

Índice

¿Cuáles son las causas de la neofobia alimentaria?

La neofobia alimentaria es el miedo y el rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos. Entre las causas de la aparición de este miedo en los niños encontramos:

- Herencia genética, niños a cuyo padre o madre les pasó lo mismo.

- Instinto de supervivencia: la predisposición innata a rechazar alimentos no conocidos para protegerse de posibles intoxicaciones, alergias o envenenamientos.

- Desarrollo cognitivo: los niños de esta edad se guían por el color, el olor, la forma o el aspecto del alimento. Si este no tiene buena pinta a sus ojos o no les gusta el color, no querrán probarlo.

- Personalidad del niño: los niños y niñas con temperamentos más ansiosos, introvertidos o negativistas, suelen ser más propensos a desarrollar neofobia alimentaria ya que se asustan ante los cambios.

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- Entorno familiar y educación: un ambiente familiar tranquilo, positivo y flexible, favorece la aceptación de los alimentos, mientras que la rigidez, los gritos y los enfados hacen que los niños rechacen los nuevos alimentos. De igual modo, si los progenitores comen de todo, será más fácil que el niño también quiera probarlo todo. 

- Trauma anterior: si el niño se atragantó al probar un alimento, es normal que tenga miedo a volver a comer ese alimento o a probar uno parecido. Lo mismo puede pasarle si algo le sentó mal. Por eso nunca se debe obligar a comer ya que se puede agravar el problema.

Es un problema habitual y transitorio en niños a los 2 años ya que hasta un 50% de los niños de esta edad puede mostrar comportamientos neofóbicos y selectivos y negarse a probar algunos alimentos desconocidos.

No se considera patológico hasta los 7 años, aunque si continúa pasada esta edad sí puede suponer un problema al afectar a la dieta del niño.

Los sabores amargo y salado tardan más en definirse que el dulce, por ello es habitual que sientan más rechazo por los productos de origen animal, la fruta y la verdura que por los pasteles o el chocolate. El color también influye, los alimentos rojos y verdes suelen causar más desconfianza.

No hay que confundirlo con el picky eating o comedor selectivo, que es un patrón de alimentación más restrictivo y persistente, que implica el rechazo a una gran variedad de alimentos, incluso aquellos que ya se habían aceptado anteriormente. En cambio, la neofobia suele ser algo transitorio.

El problema viene si esta actitud se mantiene en el tiempo y hace que el niño no coma apenas alimentos saludables, especialmente verduras, frutas o pescados, lo que afecta negativamente a su salud al limitar la ingesta de vitaminas, minerales, etc.

¿Qué puedes hacer si tu hijo o hija tiene neofobia alimentaria?

1. Ofrécele una alimentación variada y equilibrada, que incluya todos los grupos alimentarios. No dejes que rechace totalmente un grupo entero de alimentos ya que todos son necesarios. Debes procurar que pruebe de todo, pero sin forzar ni obligar.

2. Si no quieres probar una fruta o verdura, busca otra. Hay muchas opciones, no insistas en darle judías verdes si no las quiere probar, quizá prefiera el calabacín, por ejemplo, lo importante es que vaya aceptando alimentos de todos los grupos, no que coma todos los alimentos que existen.

3. Ofrécele los nuevos alimentos en pequeñas cantidades ya que ver una cantidad muy grande puede llevar al rechazo.

 4. Combina los alimentos que más rechazo le causen con otros que sí le gustan para que los vaya asociando a algo rico. Por ejemplo, puedes hacer hamburguesas de pescado, lasaña de verduras o croquetas de pescado.

5. Nunca le sobornes con premios ya que, si se acostumbra a esa dinámica a la hora de comer, querrá siempre que le des algún regalo o premio por comer y la comida no debe ir ligada a premios ni castigos ya que es fundamental para nuestra salud.

6. Sé un buen ejemplo y come de todo. Si tú muestras rechazo a las frutas, por ejemplo, es complicado que tu hijo se las quiera comer. Debe verte a ti y a tu pareja comiendo lo mismo que le ofreces a él.

7. Crea un ambiente agradable y relajado a la hora de comer, evitando las distracciones como la televisión o el móvil, las discusiones o los gritos. Cuanto más relajado sea el ambiente, más tranquilo estará el peque y más ganas de probar cosas nuevas.

8. Preséntale los alimentos nuevos de forma divertida, creando formas diferentes, colores intensos, inventando nombres o historias sobre los alimentos…

9. Implica al niño en la elaboración de la comida (dentro de sus posibilidades) para que tenga más ganas de comerlo ya que lo ha hecho él.

10. No muestres ansiedad si el niño rechaza la comida. Si no quiere comer, se retira el plato y se levanta al niño de la mesa. No le ofrezcas más alimentos hasta la siguiente comida.

11. Respeta sus gustos y preferencias siempre que no implique dejar de lado grupos de alimentos. Puede elegir entre manzana o pera, pero rechazar por completo la fruta o cambiarla por un helado.

12. No le ofrezcas alimentos entre horas para que llegue con hambre a la comida.

13. Respeta su rechazo cuando esté enfermo. Es normal que tenga menos hambre o no le apetezca algo, cuando esté recuperado, hay que volver a intentar que coma de todo.

14. El aprendizaje de los sabores se consigue mediante una exposición repetida y positiva de los mismos, por lo que hay que volver a intentarlo pasadas unas semanas.

15. Si conseguimos que si el niño pruebe algo nuevo, hay que elogiar su valentía por hacerlo en lugar de echarle en cara que no coma más. El refuerzo positivo siempre es más eficaz.

16. Hay que tener constancia y paciencia, no rendirse ni enfadarse ya que poco a poco se irá consiguiendo.

17. Si nada funciona y la neofobia se convierte de verdad en una fobia, deberás buscar ayuda psicológica para que tu hijo pierda ese miedo a probar alimentos nuevos y, sobre todo, para que coma de todo y su dieta sea variada y saludable.


Fuente:

AEP

Fecha de actualización: 11-09-2024

Redacción: Irene García


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