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Parto con goteo

Parto con goteo

Hay múltiples motivos por los que puede ser necesario un parto con goteo, pero este método no debe ser utilizado indiscriminadamente debido a los posibles efectos que puede tener en tu parto.

 

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Índice

 

¿Qué es un parto con goteo?

El goteo es una de las intervenciones más frecuentes vinculadas con el inicio del trabajo de parto, o realizada en algún momento de su evolución. Este consiste en la colocación de una aguja en la beta del antebrazo y conectada a una tabuladora de poletileno y esta a un frasco de solución fisiológica (“goteo intravenoso”).

Normalmente, la solución fisiológica tiene una cantidad variable de la hormona oxitocina sintética, que es la encargada de producir contracciones.

La oxitocina es una sustancia que produce el cerebro de todos los mamíferos y que se acumula en la parte posterior de la hipótesis para ser liberada cuando se necesita. Cuando la frecuencia o intensidad de las contracciones originadas con la oxitocina materna no son suficientes para desencadenar el trabajo de parto, es necesario administrar oxitocina diluida por medio de goteo.

El goteo, junto a otros métodos, puede servir para ayudar a los bebés a nacer por parto vaginal, evitando en muchos de los casos tener que recurrir a una cesárea. En otros casos el goteo no es efectivo, por lo que el paso por el quirófano será inevitable.


¿En qué casos se debe aplicar el goteo?

Hay varios motivos por lo que se puede necesitar inducir el parto, algunos de ellos son:

- Que tengas preeclampsia.

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- Tu fecha de parto se ha pasado, tu bebé no ha nacido todavía después de dos semanas de la fecha probable de parto.

- Hipertensión arterial, para evitar pérdidas sanguíneas excesivas.

- Rotura temprana de aguas en la que la madre no presenta contracciones.

- Tienes una infección en el útero (denominada “corioamnionitis”).

- Cumples con unos factores de riesgo, por ejemplo diabetes del embarazo.

- Tienes algún problema en la placenta.

- Tu bebé no está creciendo como debería.

- Te has puesto de parto, pero no avanzas.

La inducción del parto puede ser recomendable en determinadas circunstancias, como cuando el embarazo ya está a término y la madre tiene antecedentes de partos rápidos y/o vive lejos de algún hospital.

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La conveniencia no es un caso en el que se deba inducir el parto con goteo. Muchas madres solicitan esto, pero esta opción implica asumir algunos riesgos que no son necesarios. Los médicos tratan de evitar este tipo de inducciones porque es probable que la fecha probable de parto no fuese la correcta y/o el cuello uterino de la mujer no está preparado todavía para el parto.


¿Por qué no se debe aplicar el goteo indiscriminadamente?

Como hemos dicho, mediante el goteo suministran oxitocina a la madre, lo que suele provocar contracciones, a veces más fuertes e intensas que las naturales. Por este motivo muchas mujeres que reciben goteo necesitan también el suministro de la epidural para poder soportal los dolores. El problema está en que, mientras que la oxitocina acelera el parto, la epidural lo ralentiza. Esto puede hacer que sea necesario aplica aún más oxitocina, y las contracciones se pueden volver demasiado fuertes e impedir que el bebé reciba el oxígeno suficiente, produciéndole sufrimiento fetal.

El goteo es importante en 1 de cada 10 partos para acelerar los tiempos y evitar tener que recurrir a la cesárea, pero lo cierto es que el uso del mismo no es inocuo y requiere el monitoreo constante del bebé para controlar el ritmo cardíaco y detectar a tiempo cualquier indicio de sufrimiento fetal.

Por estos motivos la Organización Mundial de la Salud, se posesiona en contra del uso indiscriminado de goteo en los partos normales, aunque puntualiza que puede ser una ayuda valiosa en algunos casos.


¿Puede haber complicaciones en un parto inducido?

Los efectos adversos de los medicamentos que se usan para inducir el parto son poco comunes, pero dependen de la dosis que se administra y de las características de cada paciente.

El efecto adverso que más suele preocupar es la fiebre. La fiebre puede ser tanto un efecto farmacológico como un indicio de una posible infección. La segunda opción es más grave y por eso después del parto se debe observar si tienes otros síntomas compatibles con alguna infección.

Como ya hemos dicho, otra complicación frecuente es la cesárea. Esto muchas veces genera frustración entre las madres, ya que tienen unas expectativas que no pueden cumplir y se quedan con la sensación de que han tenido un mal resultado. Es importante que confíes en el equipo médico que te acompaña en el parto, ya que buscará la mejor opción para ti y para tu bebé.


¿Cuál es el procedimiento de un parto inducido?

Hay varios métodos que pueden ayudar a iniciar el trabajo de parto o a acelerarlo:

- Ruptura de membranas: se rompe de manera manual la bolsa de aguas que contiene el líquido amniótico. Las contracciones pueden aparecer desde unos minutos después de haber roto las membranas, hasta tardar unas horas. Si el trabajo de parto no comienza después de unas horas, puede que necesites un medicamento intravenoso para ayudar a que tus contracciones empiecen.

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- Uso de prostagladinas: es un medicamento que se coloca en la vagina, junto al cuello uterino con el fin de madurar o suavizar el cuello uterino. Es necesario vigilar la frecuencia cardíaca del bebé durante unas horas y, si el trabajo de parto no se inicia, puede que sea necesario que camines un poco.

- Goteo: como ya hemos dicho se administra por vía intravenosa la hormona oxitocina con el fin de producir contracciones o hacerlas más fuertes.


¿Puede ser necesaria la administración de oxitocina después del parto?

En determinados casos, puede ser necesario administrar oxitocina después del parto. Por ejemplo:

- Cuando el bebé es muy grande (macrosomía fetal)

- Cuando se trata de un embarazo múltiple

- Cuando se tiene demasiado líquido en la bolsa (polihidramnios)

- Cuando la madre estuvo embarazada muchas veces y el útero tiene dificultades para contraerse

- Cuando el trabajo de parto se hace muy prolongado

- En las madres que son mayores

- Durante el puerperio, en forma de spray por vía nasal, para favorecer la retracción uterina (sobre todo si la madre es hipertensa).

- Favorecer la eyección de la leche materna


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La posible fecha de parto se calcula sumando 280 días (40 semanas) al primer día de la última menstruación. Esta fecha, conforme se va desarrollando la gestación, se va ajustando en función de la situación del feto.

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