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El parto inducido

El parto inducido

Aunque lo ideal siempre es un parto natural, en el que el bebé escoge el día y la hora en qué nacer, algunas veces se hace necesario provocar el parto por medios artificiales, y en función de la salud de la madre o el niño, se programa, tras una decisión médica, una fecha para llevarlo a cabo.

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¿Por qué se programa un parto inducido?

En algunos casos se entra en la maternidad con una cita, sin esperar a que comiencen las contracciones o se haya roto aguas. Las razones de conveniencia personales o profesionales de la madre no deberían motivar la provocación artificial de un parto, ya que implica más riesgos que uno natural. Antes de la inducción se realiza un examen que determina si el cuello del útero es favorable o está maduro, ya que ésta será más sencilla si el cuello es corto y blando.

 

Razones para la inducción

La inducción, como decíamos, no está exenta de riesgos, por lo que solo se prescribe cuando continuar con la gestación supone un peligro para la madre o el bebé. Algunas razones para provocar el parto son:

- Bajo nivel de líquido amniótico. Es una condición llamada oligohidramnios, donde no hay suficiente líquido amniótico alrededor del bebé.

- Preeclampsia y otros trastornos del embarazo con presión arterial alta. Si tienes alguna complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de lesión en otro sistema de órganos, la presión arterial alta estaba presente antes del embarazo o se presenta antes de las 20 semanas del embarazo (presión arterial alta crónica) o presión arterial alta que se presenta después de las 20 semanas de embarazo (hipertensión gestacional).

Desprendimiento de placenta. Si la placenta se despega de la pared del útero antes del parto, ya sea de forma parcial o completa.

- Si padeces alguna enfermedad. Tu proveedor de atención médica valorará si tu enfermedad está afectando al embarazo (como la enfermedad renal o la obesidad).

- Si existe restricción del crecimiento fetal. El peso estimado de tu bebé es menos que el 10% de lo que se esperaba a esa edad gestacional o crecimiento intrauterino retardado.

Gestación prolongada. Hace más de una semana que se ha salido de cuentas.

- Diabetes gestacional. Si padeces diabetes durante el embarazo. 

- Ruptura prematura de las membranas. Si rompiste la bolsa, pero el trabajo de parto no comenzó de forma natural.

Articulo relacionado: Consejos para padres en el parto

- Si padeces corioamnionitis, una infección en el útero.


¿Cuándo no es adecuada la inducción del parto?

Existen casos en los que la inducción del parto es peligrosa. La inducción del trabajo de parto podría no ser una opción si:

- Has tenido una cesárea anterior con una incisión clásica o una cirugía mayor de útero

- La placenta está bloqueando el cuello del útero (placenta previa)

- El bebé está de nalgas o cruzado (posición transversal)

- Tienes una infección activa por herpes genital

- El cordón umbilical desciende dentro de la vagina antes del parto (prolapso del cordón umbilical)

Si has tenido una cesárea anterior y te inducen el trabajo de parto, no te preocupes, el profesional de salud evitará ciertos medicamentos con el fin de reducir el riesgo de que se produzca una rotura uterina.

 

Métodos para inducir el parto

Despegamiento de membranas. Mediante la llamada maniobra de Hamilton, el ginecólogo pasará un dedo entre las membranas y el cérvix, lo que en muchos caso puede provocar el inicio del parto.

Oxitocina. Esta sustancia es la que produce las contracciones y se libera naturalmente durante el parto. En los inducidos debe administrarse de forma artificial por goteo intravenoso, para hacer más fuerte las contracciones.

Prostaglandina. Se administra en el cuello uterino gel de prostaglandinas, que ayuda a ablandar y madurar el cuello y así estimular las contracciones.

Rotura  artificial de aguas. La llamada amniotomía se realiza cuando el cuello ya está ablandado y ligeramente dilatado y la cabeza del bebé está colocada en la pelvis. Consiste en la liberación del líquido amniótico que rodea la cabeza del bebé, lo que suele provocar el comienzo de la fase activa del parto.

 

Riesgos de la inducción al parto

Aunque el proceso haya comenzado el parto puede alargarse mucho, siendo más traumático para la madre y el bebé. Hay, por lo tanto, más probabilidades de que finalmente fracase y se necesite asistir el parto con ventosa o fórceps o terminarlo con una cesárea. Lo que a veces podría haberse evitado con un parto espontáneo.

Además, existen otros riesgos de la inducción del trabajo de parto:

- Frecuencia cardíaca baja: los medicamentos que normalmente se utilizan para inducir el trabajo de parto (oxitocina o prostaglandina) pueden llegar a provocar demasiadas contracciones o contracciones anormales, lo que puede hacer que disminuya el suministro de oxígeno del bebé y su frecuencia cardíaca.

- Infección: algunos métodos utilizados para la inducción del trabajo de parto, como la rotura de membranas, pueden aumentar el riesgo de sufrir una infección (tanto para la madre como para el bebé). La rotura prologada de membranas aumenta el riesgo de una infección.

- Rotura uterina: esta es una complicación poco frecuente, pero grave. El útero se desgarra a lo largo de una cicatriz de una cesárea anterior o de una cirugía mayor de útero. Muy rara vez, la rotura uterina ocurre en mujeres que nunca han tenido una cirugía anterior de útero. En este caso, sería necesaria una cesárea de urgencia con el fin de evitar complicaciones potencialmente mortales. Si esto ocurre, podría ser necesario extirpar el útero.

- Sangrado después del parto: la inducción del trabajo de parto aumenta el riesgo de que la musculatura uterina no se contraiga adecuadamente después de dar a luz, lo que puede derivar en un sangrado grave después del parto.

En la mayoría de los casos, la inducción del trabajo de parto lleva a un parto vaginal exitoso. Si la inducción del trabajo de parto fracasa, puede que prueben otro método de inducción o sea necesaria una cesárea.

Si tienes un parto vaginal exitoso después de la inducción, lo más seguro es que no tengas repercusiones para embarazos futuros. Si la inducción lleva a una cesárea, en un futuro deberás decidir con la ayuda de un profesional si es conveniente intentar un parto vaginal o programar una cesárea en un parto posterior.


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