Cómo prevenir la diabetes gestacional

Indice

• ¿Qué es la diabetes gestacional?
• Mejor prevenir que curar
• Síntomas de la diabetes gestacional
• Factores de riesgo que conlleva la diabetes gestacional
• Riesgos para la madre y el bebé
• Tratamiento de la diabetes

 

¿Qué es la diabetes gestacional?

La alteración del metabolismo que se produce por primera vez cuando nos quedamos embarazadas y que se traduce en una insuficiente adaptación de la insulina que producimos, aumentando los niveles en sangre, es lo que se conoce como diabetes gestacional. Aunque no está completamente comprobado, la mayoría de los expertos coinciden en que es la placenta la que bloquea la acción de la insulina en la madre.

La función de esta hormona consiste en transportar la glucosa desde la sangre hasta las células para transformarla en energía. Sin embargo, puede ocurrir que la placenta, órgano encargado de proporcionar al feto los nutrientes y oxígeno necesarios, produzca hormonas que impidan el correcto funcionamiento de la insulina, evitando que la glucosa llegue a las células y provocando así la subida del nivel de azúcar en sangre. Este desarreglo en la regulación de azúcar ocurre con el embarazo, pero desaparece con el parto.

Por lo tanto, es recomendable consultar previamente con nuestro médico si estamos pensando en quedarnos embarazadas para que sea él quien evalúe si existe el riesgo de que padezcamos o no diabetes gestacional.

Mejor prevenir que curar

Aunque es cierto que existen algunos factores que nos predisponen directamente a padecer esta enfermedad, llevar un estilo de vida saludable sí puede disminuir las posibilidades de padecerla. Para lograrlo, debemos hacer caso a los consejos que aparecen a continuación:

- Llevar una alimentación adecuada. Mantener una dieta equilibrada nos ayudará a conseguir una buena salud tanto para nosotras como para el feto. Los alimentos deben ser variados y adaptados a cada embarazo, pues la nutrición depende de la altura y el peso que tengamos, y de la actividad que hagamos.

- Hacer ejercicio. Aumentará nuestra energía y disminuirán los molestos dolores de espalda. Y es que, seguir una rutina diaria moderada nos ayudará a controlar el peso. No obstante, podemos optar también por realizar otra serie de ejercicios como pasear diariamente, nadar o hacer yoga.

- Visitar al médico regularmente. Llevar un control adecuado del embarazo es fundamental, y además será nuestro médico quien resuelva todas nuestras inquietudes. El embarazo es una etapa en la que surgen muchas dudas, y por eso es importante acudir de manera regular para estar perfectamente controladas.

Es cierto que las complicaciones durante el proceso de gestación suelen ser poco frecuentes pero existen, por lo que nunca está de más conocer los posibles riesgos y detectar los síntomas antes de que sea demasiado tarde.

Síntomas de la diabetes gestacional

La diabetes gestacional es una dolencia temporal que raramente presenta síntomas y, si se diera el caso, sería de forma bastante sutil, por lo que no es muy difícil confundirlos o pasarlos por alto. Algunos de los síntomas son:

- Más hambre o sed de la usual.

- Micción frecuente.

- Visión borrosa.

- Más fatiga y cansancio de lo normal.

- Infecciones frecuentes en vejiga, vagina o piel.

- Aumento de más peso en el embarazo que el sugerido por el médico.

Sin embargo, y como decíamos antes, es bastante difícil reconocerlos, por lo que lo más recomendable es realizar una prueba de tolerancia a la glucosa o Test O´Sullivan entre la semana 24 y 28 de embarazo.

La paciente debe ingerir una carga de 50 g de glucosa y se le tomará la muestra de sangre una hora después de la ingesta, si el valor es mayor a 140 mg/dL se debe hacer una prueba de confirmación.

La prueba de confirmación del diagnóstico consiste en darle a la paciente 100 gramos de glucosa y verificar los valores en la sangre.

Después de:                      Valor menor a:

1 hora                                 180 mg/dL

2 horas                                150 mg/dL

3 horas                                130 mg/dL

Factores de riesgo que conlleva la diabetes gestacional

Es importante saber que, aunque cerca de 7 de cada 100 mujeres padecen diabetes gestacional, hay algunos grupos más propensos a padecerla, como son las mujeres con sobrepeso, las mujeres que hayan tenido familiares que la padeciesen o con familiares que tienen diabetes mellitus tipo 2, y las estadounidenses con ascendencia africana, indígena e hispana/latina.

Riesgos para la madre y el bebé

Como decíamos anteriormente, el exceso de azúcar en la madre se acumula en forma de grasa, por lo que cuando llegue el momento del parto, este podrá complicarse, causando lesiones tanto a ella como al bebé. En muchos casos puede ser necesario realizar una cesárea. También puede provocar lesiones en el parto producidas por el gran tamaño del bebé, como la fractura de clavícula o la parálisis en los nervios del hombro o del brazo.

Asimismo, el páncreas del bebé comienza a fabricar insulina extra para transportar el exceso de glucosa a las células. Cuando ya no pueda seguir el ritmo, empezará a acumular grasa, lo que hará que el bebé pese mucho más de lo recomendado (macrosomía).

En la madre, la diabetes gestacional puede dar origen a otros inconvenientes como la tensión alta o la preeclampsia, el desprendimiento de la placenta o el parto prematuro.

El feto tiene más posibilidades de sufrir diabetes mellitus tipo 2 y obesidad en el futuro. Tiene 5 veces más posibilidades de padecer malformaciones y mayor riesgo de hipocalcemia (niveles bajos de calcio en sangre).

Asimismo, el recién nacido puede presentar ictericia neonatal por un exceso de bilirrubina en la sangre.

Inmediatamente después del parto, el bebé puede sufrir crisis hipoglucémicas debido a un delicado mecanismo hormonal inducido por la diabetes materna. Por este motivo, es fundamental llevar una vida sana y saludable y prevenir de la manera más adecuada posible la diabetes gestacional, garantizando así el bienestar de nuestro bebé.
 

Tratamiento de la diabetes

El tratamiento de medicina consiste básicamente en una dieta hipocalórica y control de la glucemia. En cuanto a la dieta, debe ser baja en hidratos de carbono y azúcares. Por lo tanto, los alimentos que se deben suprimir son los hidratos de carbono de rápida absorción: azúcar, bombones, chocolate, bollería, gaseosa, helados, refrescos con gas, etc. Los hidratos de carbono que sí se pueden ingerir son los de lenta absorción, pero en cantidad moderada: pan, galletas, arroz, patatas, legumbres, pasta.

Los alimentos que no están restringidos y deben ser fundamentales en la dieta son: frutas, verduras, carnes blancas, pescados… pero es importante cocinarlos a la plancha, cocidos o al horno para evitar las grasas.

La distribución de las calorías durante el día debe ser: 20% en el desayuno, 5% a mediodía, 30% en la comida, 15% en la merienda y 30% en la cena.

Es importante que no te saltes ninguna comida. El azúcar en tu sangre permanecerá más estable si tu dieta se distribuye de manera equilibrada a lo largo del día y de forma consistente de un día a otro.

Además, debes hacerte controles periódicos de los niveles de glucemia en sangre y anotarlos en cuaderno. Si la dieta no consigue controlar la glucosa en sangre, puede ser necesario inyectarse insulina.