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¿Por qué los adolescentes fuman?

¿Por qué los adolescentes fuman?

La mayoría de los fumadores se inicia en la adolescencia y, cuanto más tiempo pasen fumando, más difícil será dejarlo.

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Índice

 

¿Por qué los adolescentes comienzan a fumar?

La mayoría de los fumadores empiezan a fumar cuando son adolescentes. Algunos de estos adolescentes comienzan a fumar porque han crecido rodeados de fumadores, otros explican que empezaron a fumar porque querían probar o porque les parecía que fumar era “guay”.

Además, el consumo de tabaco está normalizado en películas, series y videojuegos, algo que le parece atractivo a los adolescentes. Los adolescentes que ven este tipo de contenido (con protagonistas fumando) son más propensos a acabar siendo fumadores.

Otra causa es que, en la actualidad, la influencia del cigarrillo electrónico y de otros dispositivos electrónicos de alta tecnología para vaporear es muy alta. Esto es muy peligroso ya que la mayoría de los jóvenes creen que son inofensivos. El consumo de productos de tabaco sin humo causa los mismos problemas a la hora de abandonar el tabaco que  los fumadores de cigarrillos.

Cualquier persona que comienza a usar tabaco puede hacerse adicto a la nicotina, pero los estudios han comprobado que las personas que empiezan a fumar durante la adolescencia son más propensas a formar un hábito. Cuanro más joven se comienza a fumar, más probabilidades hay de que ser convierta en un adicto a la nicotina.


¿Cómo puedo evitar que mi hijo adolescente fume?

- Dale ejemplo a tu hijo: los hijos de fumadores actuales y de exfumadores tienen mayor riesgo de convertirse ellos mismos en fumadores.

- Si fumas, intenta dejar de hacerlo: ver lo difícil que resulta dejar de fumar puede ser suficiente para evitar que tus hijos comiencen a hacerlo. Designa tu casa y tu automóvil como lugares libres de humo.

- Sé consciente de las veces que los niños ven fumar en películas, videojuegos y televisión. La Asociación Americana de Pediatría recomienda que todo contenido que muestre consumo de tabaco, sea clasificado exclusivamente para adultos.

- Explícale a tu hijo los efectos secundarios del tabaquismo.

- Si tu hijo adolescente empieza a fumar, anímalo a dejar de hacerlo. Al dejar de fumar, las personas añaden años a su vida. No es fácil, pero todo intento es un éxito.

- Explícale que otras formas de fumar también son peligrosas, por ejemplo el cigarrillo electrónico, las cachimbas, el vapeador, etc. Es importante que entiendan que ninguno es seguro.

Recuerda que no vale de nada amenazarles ni gritarles, dejar de fumar es una decisión que deben tomar ellos.


¿Cómo puedo ayudar a que mi hijo adolescente deje de fumar?

Si sabes que tu hijo estaba fumando y habéis llegado a un acuerdo para que lo deje, explícale que seguramente no sea capaz de dejar de fumar en cualquier momento. Se ha demostrado que los jóvenes pueden hacerse adictos al tabaco al fumar tan solo 5 paquetes de cigarrillos.

Cuando hables sobre este tema, pregúntale si algún amigo ha intentado dejar de fumar. En caso afirmativo, analizad por qué ha tenido (o no) éxito. Comenta con ellos que estrategias creen que funcionarían mejor. Tú ofrécele otras sugerencias:

- Haz que conozcan las razones por las que quieren dejar de fumar: pregúntales por qué quieren dejarlo. Esta lista puede ayudar a que sirvan motivados cuando estén tentados de hacerlo.

- Sugiérele que elija una fecha para dejarlo: ayuda a encontrar la mejor fecha para que tu hijo deje de fumar.

- Anima a que evite las tentaciones: hazle saber que es importante que evite los lugares, personas o las actividades que él asocie con fumar. Al menos debe seguir con las precauciones un buen tiempo.

- Prepara a tu hijo para los posibles antojos que puedan tener: recuérdale que el antojo de nicotina que tendrán, al pasar el tiempo desaparecerá. Pero si caen en la tentación seguirá ahí. Los mejores consejos que le puedes dar para estos momentos son:

> respirar hondo varias veces

> salir a caminar

Haz que tenga a su alcance chicles sin azúcar, caramelos duros o cualquier cosa que mantenga su boca ocupada.

- Considera los productos para dejar de fumar: aunque estos productos no se hayan diseñado para adolescentes, en algunos casos pueden ser útiles. Consulta con el médico de tu hijo sobre su caso.

- Busca un especialista para dejar el tabaco: el apoyo en este tema es algo vital para el éxito. Existen asociaciones para dejar de fumar y también programas en Internet que pueden ayudar a tu hijo en cualquier momento que lo necesite.

Si tu hijo adolescente tiene una recaída es importante que lo sigas animando. Felicítalo por el progreso y anímalo a seguir luchando en su batalla. Podéis analizar entre los dos qué ha sido lo que causó la recaída para intentar hacerlo diferente la próxima vez.

También acuérdate de celebrar su éxito. Quizá podéis hacer algo juntos, prepararle su comida favorita, algún regalo, etc. Los premios y el refuerzo positivo pueden ayudarlo a mantener su motivación para dejar de fumar.


¿Por qué es tan difícil dejar el tabaco?

Dejar de consumir tabaco o reducir su consumo causa síntomas de abstinencia, tanto físicos como mentales. Físicamente el cuerpo reacciona a la falta de nicotina, mientras que mentalmente la persona que ha dejado de fumar se enfrenta con el hecho de tener que abandonar el hábito.

Además, las personas que han consumido habitualmente tabaco durante unas semanas o más, presentarán síntomas de abstinencia si repentinamente dejan de usar el tabaco o reducen significativamente la cantidad que consumen. Aunque la abstinencia a la nicotina no representa ningún riesgo para nadie, está claro que los síntomas son incómodos. Estos síntomas pueden durar desde unos días hasta varias semanas y se irán aliviando cada día que se esté sin consumir tabaco.

Los síntomas de la abstinencia a la nicotina pueden ser:

- Mareos (pueden durar de uno a dos días después de dejar el tabaco)

- Depresión

- Sentimientos de frustración, impaciencia y enfado

- Ansiedad

- Irritabilidad

- Trastornos del sueño, incluyendo problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido, incluso se puede llegar a tener pesadillas

- Problemas de concentración

- Intranquilidad o aburrimiento

- Dolores de cabeza

- Cansancio

- Aumento del apetito

- Aumento de peso

- Ritmo cardíaco más lento

- Estreñimiento y gases

- Tos, boca seca, dolor de garganta y goteo nasal

- Opresión en el pecho


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