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¿A qué edad empiezan a fumar los adolescentes?

¿A qué edad empiezan a fumar los adolescentes?

La adolescencia es el periodo de la vida de una persona comprendido entre la aparición de la pubertad y el inicio de la edad adulta. Entender a un adolescente no es una tarea sencilla, de hecho, requiere de gran ejercicio y esfuerzo por parte de los padres.

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El tabaco como símbolo

Una vez los jóvenes llegan a esta etapa tan importante se consideran ya dueños de ella, “adultos” sabedores de todo, capacitados para hacer cualquier cosa y lo suficientemente maduros como para decidir de forma inteligente sin equivocarse, pero lo hacen. Se equivocan constantemente, pues todavía les queda mucho por aprender y descubrir.

Hace muchos años lo habitual era ver fumar a los adultos hombres pues eran ellos quienes “gozaban de más libertades”. Pero los tiempos han cambiado y ahora son cada vez más las mujeres y los jóvenes los que fuman a diario. Es cierto que fumar tabaco perjudica gravemente la salud de todos y cada uno de los individuos fumadores, pero el problema más grave resulta cuando un organismo tan joven comienza con el hábito de fumar.

 

Perjuicios del tabaco en la adolescencia

Las consecuencias de consumir tabaco resultan negativas a cualquier edad, en la adolescencia, como decíamos, son especialmente graves. Esta etapa es un periodo de desarrollo fundamental en nuestra vida y el consumo de tabaco durante ella conlleva efectos muy severos. Existen numerosos problemas de salud en los adolescentes tras adoptar este mal hábito:

- Fumar provoca la obstrucción leve de las vías respiratorias y un desarrollo lento de la función pulmonar en los adolescentes.

- Aparecen los primeros síntomas de problemas relacionados con accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.

- El sueño de los adolescentes se ve bastante afectado, pues los fumadores más jóvenes duermen de media una hora menos al día.

- Empeoran los hábitos alimenticios. En la mayoría de los casos la dieta se ve muy alterada.

- La frecuencia cardíaca también aumenta en los fumadores, por lo que se reduce la capacidad física. Se ha demostrado que la frecuencia cardíaca en reposo de los jóvenes adultos fumadores es de dos a tres latidos más rápida por minuto que la de los no fumadores.

El tabaquismo es la intoxicación aguda o crónica provocada por el consumo abusivo de tabaco. Este constituye el principal problema de salud pública en los países desarrollados que además puede prevenirse y que resulta ser la primera causa de mortalidad y morbilidad evitable.

Según los últimos datos, los adolescentes españoles comienzan a fumar aproximadamente a los 13 o 14 años, aunque la edad media exacta de iniciación al tabaquismo sea de 13,9 años. Probablemente estos datos sorprendan a más de algún padre o madre con hijos que pertenezcan a esa franja de edad en estos momentos, pero son datos reales y hay que intentar transformarlos.

A pesar de que supone la primera causa de muerte prevenible en España, ni tan siquiera la legislación consigue acabar con ello. Hoy en día, el tabaquismo es la principal adicción de los jóvenes españoles. De hecho, los pediatras alertan de que España encabeza la clasificación europea en adolescentes con este hábito e inciden también sobre el consumo de alcohol y el sedentarismo.

En España, y según las últimas cifras que ofrece el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del año 2013, el 12,5% de los jóvenes de entre catorce y dieciocho años fuma a diario. Los datos confirman además que el consumo es mayor en mujeres que en hombres y parece ser que la persistencia de las diversas campañas de prevención en torno a los peligros que implica la nicotina no hace mella en los chavales más jóvenes que sin darse cuenta están perjudicando gravemente su salud.

El tabaquismo, como decíamos, es un problema que perjudica gravemente la salud y los adolescentes parece ser que tienen ideas muy distintas en su cabeza. Algunos expertos aseguran que, por ejemplo, un 36% de los adolescentes considera que “el tabaco solo es malo si se consume durante muchos años seguidos” y además el 25% parece estar completamente convencido de que fumar adelgaza. Esto supone, sin duda, un doble peligro, pues “los adolescentes más jóvenes pueden comenzar a fumar porque desean perder peso o porque no quieran dejarlo por temor a engordar”.

Probablemente si se informara más a los jóvenes sobre los riesgos y las consecuencias de fumar tabaco en la adolescencia, y fueran verdaderamente conscientes de lo que el tabaco perjudica la salud, las cosas serían completamente distintas. La gran mayoría no sabe que existen numerosos beneficios tras abandonar este mal hábito, de los cuales el Ministerio subraya dos. Afirman que “entre uno y dos días después de fumar el último cigarro, la tensión arterial baja hasta valores normales y la frecuencia cardíaca se normaliza” y que, además, “a las seis semanas la capacidad pulmonar mejora y la piel recupera la elasticidad y brillo natural que había perdido”.


Medidas para reducir la cantidad de muertes por tabaco en adolescentes

- Supervisar el consumo de tabaco y evaluar el impacto de las políticas de prevención.

- Ayudar a los jóvenes para que abandonen este mal hábito.

- Advertir y educar eficazmente sobre los peligros de consumo de tabaco mediante poderosas advertencias ilustrativas y gráficas sobre la salud y hacer campañas educativas públicas sobre ello.

- Implementar y hacer cumplir las prohibiciones integrales de la publicidad y el patrocinio del tabaco y el uso de términos equívocos (“menos nicotina, más suave”).

Sabemos que son cada vez más las medidas que se toman para que ya no solamente los adolescentes sino cualquier individuo deje de fumar, pero de momento no parecen ser suficientes. Debemos ser conscientes de que hay que fomentar los buenos hábitos en nuestra vida diaria, y sobre todo en la de los más jóvenes, quienes no son conscientes del daño que provocan en su organismo (no desarrollado por completo).

Hablábamos anteriormente de una edad media muy temprana, pues con trece años son apenas unos críos que están creciendo y desarrollándose. Su salud es muy importante, y si se adoptan estos hábitos tan nocivos a una edad tan temprana, su salud puede verse seriamente comprometida para toda su vida por el consumo durante la adolescencia. Por ello, intentemos de la mejor manera posible explicar a los adolescentes que el tabaco es malo, que provoca enfermedades muy graves y sobre todo potencialmente mortales.

Quizás esta medida disuasoria resulte poco eficaz, pero debemos intentarlo, darles ejemplo y enseñarles a decir no. Que sepan que decir “no” es una prueba de madurez e inteligencia. Si conseguimos que nuestros hijos adolescentes tengan confianza en sí mismos, será mucho más fácil para ellos rechazar comportamientos con los que en realidad no están de acuerdo.


Fuente:

OMS

Fecha de actualización: 09-02-2022

Redacción: Ana Ruiz

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