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Riesgos de la adolescencia

Riesgos de la adolescencia

La adolescencia es una época complicada llena de cambios y nuevas situaciones que pueden ser muy peligrosas para los chicos. Las amistades y las presiones sociales pueden hacer que adopten conductas de riesgo como fumar, beber alcohol, probar las drogas o mantener relaciones sexuales sin protección, lo cual puede desembocar en una ETS o un embarazo no deseado. ¿Suena terrorífico no? Pero no hay que asustarse, aunque sí poner los medios necesarios para prevenir estos riesgos.

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En la adolescencia siempre se asumen riesgos

Aunque la adolescencia es una época de cambios para todos, no todos los chicos lo viven de la misma manera. A la hora de hablar de los riesgos de esta etapa, hay que tener en cuenta una serie de factores individuales y sociales que aumentan la posibilidad de verse inmerso en alguno de estos problemas.

En cuanto a los factores individuales personales, la educación, los modos de resolver los conflictos en la familia, las capacidades emocionales propias, la existencia o no de redes de apoyo, la autoestima, la asertividad o la resiliencia que cada chico posea influyen muchísimo en las decisiones que tomen en cada momento.

En los factores sociales encontramos la integración o no en el grupo, sufrir acoso, las habilidades sociales, las normas y los valores del contexto sociocultural en el que se vive, la influencia de las nuevas tecnologías y las redes sociales, etc.

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Todo esto influye en el grado de riesgo que cada adolescente adopta. Y es que es un hecho innegable que la mayoría de adolescentes adoptan conductas de riesgo que ponen en peligro sus salud y su vida, como drogarse, conducir un coche borrachos o meterse en peleas. ¿Por qué? Por un lado, los chicos de esta edad no siempre perciben un riesgo como tal. Su egocentrismo y su necesidad de demostrarse a los demás y a sí mismos que son especiales los lleva a hacer cosas que en otros momentos vitales ni se plantearían. Además, se sienten invulnerables, es normal oírlos decir: “Eso a mí no me va a pasar”.

Pero, además, los chicos de esta edad necesitan estímulos constantes, buscan la novedad y la aventura, poseen mucha energía y dinamismo y tienen una gran dificultad para controlar sus impulsos. Necesitan demostrar que son independientes y pueden resolver solos sus problemas ellos solos. Buscan la autonomía de sus padres y se cuestionan las normas y valores vigentes. Todo esto, combinado, es un cóctel explosivo que puede acabar muy mal.


Principales conductas de riesgo en la adolescencia

- Accidentes de tráfico o caídas graves al hacer actividades peligrosas

- Violencia entre ellos, incluidos los casos de acoso escolar o bullying

- Embarazo adolescente al mantener relaciones sexuales sin protección

- Enfermedades de transmisión sexual, cada vez más frecuentes, al no usar anticonceptivos de barrera como VIH, sífilis, gonorrea…

- Trastornos de alimentación como anorexia o bulimia

- Desnutrición u obesidad

- Enfermedad mental como depresión e intentos de suicidio

- Adicción al alcohol, el tabaco, las drogas o las redes sociales

Estas son las conductas más graves, en las que caen un número menor de adolescentes ya que lo habitual es que tonteen con este tipo de peligros pero que no acaben en males mayores como adicciones, embarazos, accidentes mortales, etc. Pero sí es bastante frecuente que los adolescentes prueben el alcohol, las drogas, tengan relaciones sexuales promiscuas y sin protección o tengan problemas con otros compañeros. Por eso, es muy importante como padres estar al tanto de estos posibles riesgos y de qué hacer para evitarlo ya que estos tonteos pueden acabar muy mal.


¿Cómo evitar estos peligros?

Algunas de las conductas de los adolescentes no son peligrosas y son necesarias para su desarrollo y autonomía. Tienen que experimentar y conocer nuevas cosas. Pero si un comportamiento pone en riesgo su salud, su vida o la vida de otros, hay que cortarlas al momento.

Para ello la educación en la familia y la prevención desde pequeños es fundamental. No hay que esperar a ver a tu hijo borracho para hablarle de los riesgos del alcohol, es algo que hay que hacer desde antes. Además, nuestro ejemplo es fundamental. Si nosotros bebemos mucho o fumamos, difícilmente tendremos argumentos de peso para decirle que no lo haga. Nuestro comportamiento pesa mucho más de lo que creemos en la educación de nuestros hijos, por eso hay que cuidar lo que hacemos y decimos cada día.

Es necesario establecer unas reglas y normas consensuadas con el chico, así como las consecuencias si se incumplen. Por ejemplo, podéis llegar a un acuerdo sobre la hora de vuelta a casa y el chico tiene que saber qué pasará si llega más tarde (se quedará sin paga, sin móvil, etc.).

También es fundamental fomentar los vínculos de cariño y respeto. Debéis respetar sus decisiones siempre que sea posible y no tratarle como a un niño porque ya no lo es. Dadle la oportunidad de elegir y fallar siempre que no sea algo peligroso. Y seguir mostrándole amor y diciéndole que le queréis, aunque ya no reclame de igual modo vuestras muestras de amor.

Hay que otorgarle responsabilidades adaptadas a su edad y darle confianza. Si no siente que confiáis en él, tampoco confiará en vosotros.

Establecer una comunicación fluida y sincera es fundamental para que el chico tenga la confianza de contaros todos sus problemas, incluso aquellos que no queréis oír. Es la única manera de saber lo que le pasa y en qué peligros se puede estar metiendo, para así advertirle de dónde puede acabar y de los riesgos que conlleva. Si no os cuentan nada, estaréis a ciegas respecto a su vida y puede que cuando os enteréis, sea tarde.

Interésate también por sus amistades y, aunque algún amigo no te guste, no le prohíbas quedar con él o tendrá aún más ganas. Es mejor hacerle ver lo perjudicial de ciertas relaciones y el daño que pueden hacerle. Las prohibiciones en adolescentes funcionan fatal.

Haced actividades en familia adaptadas a sus nuevos gustos e intereses, interésate por su vida, disfruta con ellos y ayúdale a establecer unas metas personales más allá de la diversión de la adolescencia. 


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