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Pautas y estilos de crianza

Pautas y estilos de crianza

Existen, principalmente, 4 estilos de crianza diferentes: autoritario, permisivo, democrático o autoritativo y negligente. El mejor es el democrático, ya que tiene en cuenta las necesidades del niño y le ayuda en su desarrollo cognitivo y emocional, creando un vínculo de apego seguro entre los padres y el niño. Te explicamos las diferencias entre cada uno de estos estilos y cómo llevar a cabo un estilo de crianza autoritativo.

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Indice

 

Los estilos de crianza

La primera en hablar de los “estilos de crianza” fue Diana Baumrind en 1971. Ella definió en un primer momento tres estilos, al que luego se ha añadido un cuarto. Estos cuatro estilos fueron definidos por los psicólogos MacCoby y Martin en 1983 y se basan en dos aspectos principales dispuestos en un eje:

1. El afecto y la comunicación. Es decir, ser más o menos frío con los niños. Es la importancia que los padres dan al afecto y el cariño en su relación y el tono emocional que usan para todos sus intercambios comunicativos. Según su relación sea más o menos cálida, entrarán en un estilo de crianza u otro.

2. El control y las exigencias. El otro aspecto que se tiene en cuenta para definir el estilo de crianza es la disciplina: los límites y normas, los castigos y consecuencias, cómo afrontan la desobediencia de los hijos, cuánto exigen a los niños…

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Claro está, en ambos aspectos puede haber muchos matices y grados, rara vez la gente opta por un estilo de crianza extremo, pero, no obstante, en base a estos dos aspectos se han formulado cuatro estilos de crianza principales:

1- El estilo de crianza democrático o autoritativo

Está caracterizado por muestras de afecto explícitas, sensibilidad hacia las necesidades de los hijos, una buena comunicación y la exteriorización de sentimientos y pensamientos. En el aspecto de las exigencias, este estilo de crianza completa un alto nivel de exigencia que busca el esfuerzo de los hijos, normas claras y castigos o sanciones proporcionados.

Es el estilo más recomendado, puesto que beneficia el desarrollo mental y emocional del niño al tener en cuenta sus emociones y crear una relación cercana, afectuosa y cálida, pero sin perder de vista los límites y el cumplimiento de las normas mediante el reforzamiento positivo. Anima a los niños a superarse y está abierto al diálogo y la explicación, sin imponer las normas solo “porque sí”.

Los niños que crecen educados en este estilo de crianza suelen tener una autoestima alta, empatía e inteligencia emocional, buenas habilidades sociales, no se rinden y tiene altas capacidades de liderazgo.

2- Estilo de crianza autoritario

En este tipo de crianza las normas son lo más importante y los padres son muy exigentes con sus hijos y les imponen un gran control, pero no se preocupan tanto de la parte afectiva y emocional. Los padres son poco cariñosos y son menos sensibles a las necesidades emocionales de los niños, sobre todo de amor y afecto.

No recurren a las explicaciones para hacer comprender a los niños lo que tiene que hacer en cada momento, por lo que imponen sus normas simplemente por tener el poder sobre ellos, por lo que usan a menudo frases como “porque yo lo digo” o “esta es mi casa y aquí se hace lo que yo mande”.

Usan los castigos y las amenazas en lugar del refuerzo positivo, por lo que los niños criados bajo este estilo suelen tener baja autoestima, inseguridad, poco control de sus emociones, son agresivos al llegar a la adolescencia y con pocas habilidades sociales.

3- Estilo de crianza negligente

Los padres prestan poca atención a sus hijos y los ignoran en ambas dimensiones, es decir, no atienden a sus necesidades emocionales, pero tampoco a la autoridad y los límites. Sus relaciones son frías y distintas, poco comunicativas y se pueden llegar a olvidar incluso de cubrir sus necesidades básicas de alimentación o higiene. No establecen normas, castigos ni límites porque, en general, ignoran a sus hijos, por lo que son niños con problemas de personalidad, baja autoestima, inseguros, poco empáticos, con problemas de conducta, agresivos y bajo rendimiento escolar, por lo que suelen tener problemas al crecer para encontrar trabajo.

4- Estilo de crianza permisivo

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Este estilo es contrario al autoritario, es decir, tiene muy en cuenta las emociones de los niños y es muy cálido, comunicativo y afectuoso, pero deja de lado las normas y las exigencias. Este tipo de padres prioriza el bienestar emocional de sus hijos y tiene en cuenta los intereses del niño antes que lo más adecuado. Apenas hay normas y, cuando las hay, el niño se las salta sin consecuencias, por lo que hace lo que le da la gana. Son padres poco exigentes y nada autoritarios.

Por lo tanto, los niños son alegres y extrovertidos, pero también inmaduros, impulsivos y se rinden a la mínima dificultad. Suelen ser egoístas y se comportan como pequeños tiranos, por lo que suelen tener problemas en clase y para relacionarse con los demás al intentar imponerse siempre, sin tener en cuenta las necesidades de los otros.


La importancia de una buena crianza

Como hemos visto, de estos 4 estilos el mejor es el democrático, aunque, como hemos dicho, pocas veces las personas tienen un estilo de crianza bien definido, lo normal es navegar entre varios. El menos habitual es el estilo negligente, que suele darse en familias con problemas o desestructuradas.

Es importante que tengas en cuenta estos 4 estilos de crianza ya que la forma en la que educamos a nuestros hijos tiene una gran influencia en su desarrollo emocional y de la personalidad. Como hemos visto, rasgos tan importantes como la autoestima o las habilidades sociales van ligados a la crianza, por lo que hay que cuidar mucho tanto la parte afectiva (dar amor a nuestros hijos y crear un estilo comunicativo y abierto), como las normas y la exigencia para ayudar a nuestros hijos a superarse a sí mismos y saber vivir en sociedad, cumpliendo las normas.

Y, si quieres ser un padre más democrático, debes tener siempre en cuenta las necesidades emocionales de tu hijo, tus reacciones ante sus comportamientos, animarle a expresar lo que siente, fomentar su inteligencia emocional y su autoestima, explicarle el porqué de las normas, marcar unos límites claros y firmes, enseñarle la importancia del esfuerzo y el trabajo, apoyar a tu hijo haga lo que haga y mostrarte paciente y cariñoso con él.
 

 


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Los niños con altas capacidades muestran una serie de síntomas muy característicos desde muy pequeños. En este sentido, se recomienda acudir a un especialista que practique pruebas de altas capacidades si se sospecha que un niño las tiene ya que la detección precoz de esta condición permite que alcance al máximo su potencial.

Fuentes:

Baumrind, D. (1991). The influence of parenting style on adolescent competence and substance use. Journal of Early Adolescence, 11(1), 56-95.

Marsiglia, C., Walczyk, J., Buboltz, W., Griffith-Ross, D. (2007). Impact of Parenting Styles and Locus of Control on Emerging Adults’ Psychosocial Success. Journal of Education and Human Development, 1(1).

Fecha de actualización: 23-03-2021

Redacción: Irene García

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