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"Es posible educar con firmeza y cariño", Ely Molina, Educar en Calma

Ely Molina, maestra especialista en educación infantil, educadora certificada en Disciplina Positiva, madre de familia numerosa y autora de la web Educar en Calma nos habla de cómo educar a nuestros hijos con calma y sin perder la paciencia. 

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TodoPapás: Para muchos padres, conseguir que sus hijos les hagan caso es casi una misión imposible… ¿Nos cuesta más educar a nuestros hijos ahora? ¿Es cierto que los niños de hoy en día son más desobedientes?


Ely Molina: No creo que hoy nuestros hijos sean más desobedientes que en otros momentos de la historia. Educar no es fácil, eso es verdad, y lo normal es que ningún padre se haya formado para una tarea que nos acompañará toda nuestra vida. Conseguir que tus hijos te obedezcan no es una labor sencilla; conseguir que tus hijos colaboren es más sencillo porque no consiste en llevar la razón y conseguir hijos sumisos, sino hijos que se sientan partícipes en la familia en la que están, que comprendan que son parte del equipo y así puedan ser realmente útiles colaborando con ella, teniendo en cuenta que son personas diferentes a nosotros, con talentos propios y hacer que brillen por ellos mismos.


TPP: ¿Es posible educar con firmeza y cariño? ¿Cómo?


EM: Es posible educar con firmeza y cariño, sin duda. Podemos educar a nuestros hijos libres de chantajes, gritos, premios y castigos. No es fácil, pero merece la pena. Necesita de un trabajo de autoconocimiento importante, de una reflexión personal larga y de conocer hacia dónde vamos y cómo queremos llegar. Pero sí, es posible.


TPP: ¿Qué es la Disciplina Positiva? ¿Cómo y cuándo nace?


EM: Disciplina Positiva nace en Estados Unidos a finales de los años 80 de la mano de dos grandes mujeres: Jane Nelsen y Lynn Lott, ambas psicólogas y madres. Tiene unos sólidos cimientos en la psicología individual de Alfred Adler y en la educación democrática de Rudolf Dreikurs, ambas desarrolladas en los años 20 del pasado siglo XX. En España llevamos unos años con certificaciones en un camino en el que comienzas y siempre estás aprendiendo y creciendo. Yo misma me certifiqué en 2017 de la mano de Marisa Moya, mi entrenadora, a la que nunca podré agradecerle lo suficiente su ejemplo, amabilidad y buena práctica.


Más que una pedagogía educativa o un método es una forma de entender las relaciones humanas basadas en el amor, el aliento, la empatía, el entendimiento, la comunicación, la colaboración y el respeto mutuo con el fin de mantener relaciones familiares y en el aula satisfactorias, aportando para los padres y educadores herramientas que nos ayuden a entender qué es lo que está sucediendo por la cabeza de los pequeños


TPP: ¿Cómo aplicar la Disciplina Positiva en casa? ¿Hay diferencias según la edad del niño?


EM: Una de las cosas más importantes y básicas que te enseña la Disciplina Positiva es que el modelaje es fundamental a la hora de enseñar. Es incoherente decirle a un niño “deja de gritar” mientras nosotros estamos gritando. Además, cuanto más profundizas y aprendes sobre Disciplina Positiva, más te das cuenta de que el foco debes ponerlo en ti para que todo cambie. Es imposible cambiar a las personas, pero cuando modificamos cosas en nuestro comportamiento, lo que sucede a nuestro alrededor se ve modificado.


Sobre el tema de las diferencias a la hora de aplicar Disciplina Positiva en casa según la edad de los niños, lo más importante es que la familia sienta que cada uno de sus miembros es importante y que no se pierda la conexión. Es importante que conozcamos cómo evolucionan los niños, las etapas por las que pasan, cómo funciona la lógica privada pero, sobre todo, que el respeto, la unión y el sentimiento de pertenencia estén siempre presentes.


TPP: ¿Qué hacer cuando ya no puedes más y estás a punto de estallar?


EM: Cuando ya no puedes más y estás a punto de estallar debemos tomarnos un segundo y pensar con frialdad pero claro, si estamos justo en el límite no nos va a resultar nada sencillo no destaparnos. Sería interesante conocer cómo hemos llegado hasta ese punto y reflexionar sobre por qué no podemos más. ¿Realmente los culpables son los niños?


Creo que buscar respuestas inmediatas y soluciones mágicas no sirven, hay que hacer un gran trabajo sobre cómo son nuestros días, cómo son las relaciones con nuestros hijos, si les dedicamos el tiempo que nos demandan, si nos sentimos saturados, si dedicamos tiempo suficiente a cuidarnos a nosotros mismos para afrontar la crianza con serenidad, si contamos con ayuda en la crianza… No es algo sencillo.


En general y como puntos a tener en cuenta si estás en un momento en el que sientes que no puedes más:


1. Tómate un respiro. Si tienes la oportunidad de que tus hijos se queden con alguien mientras tú te serenas, estupendo. Si no, mantén la calma y explica a los niños que te estás poniendo muy alterado/nervioso y que necesitas unos minutos para volver a integrarte. Los niños suelen ser muy generosos, aunque no siempre es fácil que consigamos unos minutos de calma y tranquilidad


2. Cuenta hasta 10 o hasta 100. Recuerda que el adulto eres tú, que ellos son solo niños y que no han venido al mundo para volvernos locos (aunque haya ratos en los que estemos a punto de parecer que nos volvemos locos -modo ironía-).


3. Intenta comprender qué hay detrás de ese comportamiento que te está sacando de tus casillas. ¿Está demandando atención? ¿Hay algo que te pone nervioso tipo los gritos, los portazos…? ¿Está dolido tu niño interior?


4. Piensa que educar es un tarea compleja y que los resultados se ven a largo plazo. Aunque tenga 2, 5 o 15 años, nuestros hijos nos necesitan siempre. Somos el faro que necesitan para llegar a buen puerto. ¿Seguro que quieres estallar? ¿Seguro que es tan grave? Si pudieras poner una cámara en los ojos de tus hijos para grabar como te están viendo, ¿qué sentirías al verte después?


5. El respeto es clave para mantener las relaciones personales. Trata a tus hijos, y a las personas que hay a tu alrededor igual que te gustaría que te trataran a ti. Respétate a ti mismo, cuídate, valórate y quiérete. Es normal dudar, sentir miedo y equivocarnos. Somos padres, todos imperfectos, pero debemos intentar ser nuestra mejor versión: por nuestros hijos, por nosotros y por un mundo mejor. Respeta la situación, cada una es única y no siempre estamos acertados. El error no es un fracaso, es una oportunidad maravillosa para aprender. Y, sobre todo, evitemos fustigarnos, la culpa no nos ayuda a crecer.


TPP: ¿Los castigos realmente no son necesarios? ¿Es posible conseguir que los niños hagan caso sin castigos?


EM: Los castigos no son necesarios, en absoluto. De hecho, está demostrado que sólo son efectivos a corto plazo pero, a largo plazo, no sirven. Es decir, mediante un castigo puedes cortar una conducta de forma puntual, pero seguirán repitiéndola mientras “no les pilles”. Conseguir la colaboración de los niños para que cumplan con los límites marcados requiere de tiempo, de paciencia, de cariño, de conexión, de repetición, de dar ejemplo, de ser constantes, coherentes, de empatía, de amor incondicional a fin de cuentas.


Fecha de actualización: 08-10-2018

Redacción: Irene García

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