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¿Cómo ayudar a mi hijo a obedecer?

¿Cómo ayudar a mi hijo a obedecer?

Todavía es pequeño, pero vas notando cada día que no hace caso a nada de lo que le dices. Es posible que esté entrando en la etapa del “no”, es decir, que todo lo que le digas tendrá una respuesta negativa, pero si esto se alarga demasiado recuerda que debes intentar cambiarlo cuanto antes, ya que a medida que vaya creciendo, más difícil será conseguir que te obedezca.

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La disciplina en la educación

Es inevitable, sí, pero lo cierto es que es en la infancia cuando el niño debe aprender y comenzar a tener una serie de hábitos diarios adecuados. Durante esta etapa, el comportamiento de los niños es fundamental ya que será algo que se irá quedando para siempre en nosotros. Para lograr un buen comportamiento, los padres deben tener siempre una adecuada disciplina que los niños deben entender y comprender sabiendo que, si esta no es la correcta, habrá consecuencias.

La disciplina, tal y como define la Real Academia Española, es la doctrina o instrucción de una persona especialmente en lo moral y, por norma general, se refiere también al conjunto de normas o reglas de comportamiento para mantener el orden y la subordinación entre los miembros de un cuerpo o una colectividad, como sería, en este caso, la familia. La disciplina es, en definitiva, el conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conduce a un cierto resultado.

La mayoría de los padres y las madres lo que hacen es buscar ayuda de profesionales para que sean ellos quienes les puedan dar pautas o consejos para que sus hijos aprendan a obedecer. Un gran error por su parte, puesto que los niños no necesitan órdenes, y mucho menos de personas que son desconocidas para ellos, sino más bien entendimiento y valoración, es decir, sentirse valorados por sus padres. Cuando un niño comprende lo que su padre le está diciendo, y este último, además, le valora, mucho más sencillo será lograr que el niño obedezca.

Y sí, a pesar de que es una tarea complicada e incluso algo frustrante, sobre todo al principio, en cada hogar es un elemento crucial para una correcta crianza de los hijos día tras día. Cuando hablábamos anteriormente de la importancia de un adecuado comportamiento al inicio de su infancia no nos faltaba razón pues es a partir de los dieciocho y veinticuatro meses cuando los niños comienzan ya a reconocer, entender y respetar la autoridad de los padres, siempre y cuando ellos sepan cómo hacerlo.

 

Consejos para que los padres logren que sus hijos obedezcan a la primera  

En primer lugar, es fundamental que los niños obedezcan con sabiduría, pero también con creatividad. La disciplina puede o quizás debería siempre administrarse en una atmósfera de amor y cariño, aunque siempre teniendo en cuenta que los niños deben comprender que sus comportamientos podrán tener tanto consecuencias positivas como negativas. Con el paso del tiempo, los niños podrán ir comprendiendo y asumiendo que sus actos tendrán consecuencias buenas y no tan buenas, y los padres, desde el principio, deberán tener claro que, tal y como afirman Dean y Holly, es posible que obedezcan a la primera sin necesidad de gritos, enfados o peleas. Dean y Holly son un padre y una madre que dan consejos en su blog sobre cómo hacer que los hijos obedezcan a la primera basándose simplemente en tres sencillas técnicas:

1. Crear una herramienta de disciplina: será fundamental siempre que los niños sepan que, tras una mala elección, habrá una consecuencia. Los padres deben ser capaces, no de castigar como tal solamente para que el niño aprenda en ese momento que ha hecho algo mal, pide perdón y todo pase, sino más bien para establecer o fijar un tipo de herramienta que mantenga esa disciplina adecuada, pero de manera constante en el tiempo. Asimismo, las consecuencias de los padres podrán ir desde no tomar ese postre favorito durante un periodo de tiempo “largo” hasta reducir el tiempo de ver los dibujos.

2. Preparar al niño: También es importante para que el niño comprenda lo que es una mala elección o mal comportamiento y qué ocurrirá si tiene una mala conducta, es decir, preparar al niño antes, hacer una especie de reunión familiar en casa explicándole y haciéndole entender de forma clara y razonada que, si su comportamiento no es bueno, habrá consecuencias.

3. Llevar la consecuencia hasta el final: llevar una consecuencia hasta el final no significa precisamente gritar o dar un azote. De hecho, cuánto más podamos evitar ese comportamiento mucho mejor. Hablar con paz y amor, aunque se le “esté imponiendo un castigo por su comportamiento” será la base de una relación cordial entre padre/madre e hijo.

A partir de los tres años, por ejemplo, la técnica de la sobrecorreción es la más adecuada. Este es un tipo de castigo bastante eficaz que utiliza principalmente consecuencias punitivas basadas en el esfuerzo, es decir, que los padres utilizan unas consecuencias naturales para romper con determinados hábitos y para enseñar comportamientos apropiados. La reparación, por tanto, es una forma de sobrecorreción que consiste en restaurar el daño causado físico o emocional.

Además, desde los dos años e incluso hasta los diez, existe otra técnica muy eficaz para que los padres consigan que su hijo les obedezca y se denomina “Tiempo fuera”. El tiempo fuera de refuerzo es una técnica adecuada ante posibles conductas agresivas, desobedientes y algo alborotadas. ¿Qué hacen aquí los padres? Pues bien, en esta técnica el adulto deberá alejar al niño de la situación en la que ha cometido la mala acción dándole, por supuesto, la oportunidad de calmarse fuera del lugar. Eso sí, deberá tener en cuenta siempre la edad del niño, intentando aplicar dicho castigo no más de un minuto por año.

Por último, desde los tres y cuatro años hasta la adolescencia se podrán poner sanciones y fijar una retirada de privilegios o reforzadores o estímulos. Este último castigo de “hoy sin dibujos”, “te quedas sin postre” no es en absoluto el más eficaz debido a la frecuencia con la que la gran mayoría de padres lo usa, y siempre con poca consistencia. ¿Por qué? Pues bien, este es el típico castigo que debe ser aplicado de forma inmediata a la conducta que se deseen eliminar, y que debe ser justo y adecuado a la edad de nuestros hijos.

No obstante, y una vez los padres tengan claro todo esto, también es importante que tengan en cuenta que no siempre ellos son el mejor ejemplo a seguir y que sus hijos quizás no son tan malos, sino que más bien la culpa está en ellos mismos. Entonces, ¿es verdad que tienes un mal hijo o vosotros sois los culpables? Es habitual (aunque muchos padres y madres no lo quieran ver) que los padres que tienen hijos con una mala conducta sean más bien por culpa de una “mala crianza” en algún momento u otro de la infancia de sus hijos. Y como la disciplina es la única forma para descubrir qué es lo correcto y qué no, debéis saber que si algunas de estas señales son frecuentes en vuestro hogar en realidad los culpables no son los niños sino vosotros.

No hay reglas: cuando un padre o una madre se despreocupa, el niño puede comenzar a adquirir ese rol imponiendo sus propias reglas y, sobre todo, desconociendo lo qué es comportarse bien.

Gritos y golpes: cuando un padre grita o golpea a su hijo, lo único que podrá ocurrir es que el niño tema, odie e incluso comience a desafiar al adulto (sea quien sea).

No hay comunicación familiar: probablemente si el padre o la madre pasa todo el día mirando el teléfono móvil lo único que conseguirá es romper el vínculo familiar.

Sobreprotección: la protección está muy bien. El problema viene cuando esta se convierte en una sobreprotección (totalmente excesiva) que lo único que hace es convertir a los niños en personas arrogantes, inseguras y con una autoestima muy baja.

Malos comportamientos: todo padre o madre es quien moldea el comportamiento de sus hijos. Por tanto, la forma en que un padre o madre habla, trata al otro o se comporta en el hogar será absorbido por el niño, pues este solamente mira a sus padres para saber cómo comportarse. Sois su primer modelo a seguir.


Fuentes:

AEP EnFamilia “Comportamiento de los niños: qué pueden hacer los padres” https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/comportamiento-ninos-que-pueden-hacer-padres

AEP EnFamilia “Rabietas en el niño pequeño” https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/rabietas-en-nino-pequeno

Fecha de actualización: 22-02-2021

Redacción: Ana Ruiz

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