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¿Cómo interpretar el resultado del examen beta hCG?

¿Cómo interpretar el resultado del examen beta hCG?

Beta hCG es la subunidad beta de la hormona gonadotrofina coriónica, cuya dosificación sanguínea es ampliamente utilizada como prueba de embarazo, de hecho, es un método con elevada exactitud para el diagnóstico de una gestación.

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Indice

 

¿Qué es la hormona hCG?

La hormona GCH (o hCG por sus siglas en inglés) es segregada poco después de la implantación del ovocito en el útero y por lo tanto se produce cuando la mujer está embarazada. Los niveles séricos de GCH aumentan a medida que pasan los días, desde el momento de la concepción hasta la semana doce de gestación aproximadamente, y después van disminuyendo de manera progresiva.

Después de un retraso menstrual y bajo la sospecha de un posible embarazo, lo primero que pasa por la cabeza de cualquier mujer es hacerse un test de embarazo ya que la ausencia de regla no siempre se debe a ello porque siempre pueden existir alteraciones en el ciclo menstrual por infinidad de motivos.

Gracias a estos test podemos detectar la hormona beta-hCG secretada siempre que el embrión se haya conseguido implantar en el endometrio. El test de embarazo mide el nivel de esta hormona producida durante el proceso de gestación y esta es detectada semanas después de la concepción. Por ello es completamente necesario saber con exactitud cuándo es el momento adecuado para hacer esta prueba y que no dé lugar a error.


Tipos de pruebas de embarazo

Los diferentes tipos de pruebas de embarazo que existen se diferencian en función de si la beta-hCG se detecta en orina o en sangre:

Test casero. Fácil y rápido de hacer. Se puede comprar en la farmacia y detecta la hormona beta-hCG en la orina.

Prueba en sangre. A través de un análisis de sangre se obtiene el valor exacto de la beta-hCG, y por tanto se considera una prueba cuantitativa que aporta más información que el test casero.

La beta-hCG se secreta después de la implantación e interviene en la producción de progesterona para que tenga lugar la formación de la placenta. Pero ¿sabemos interpretar realmente los valores de dicha hormona? A lo largo de las semanas de embarazo estos van a ir variando:

- Inferior a tres semanas de embarazo: menor que 5 mIU/ml.

- Tres semanas de embarazo: entre 5 y 50 mIU/ml.

- Cuatro semanas de embarazo: entre 5 y 426 mIU/ml.

- Cinco semanas de embarazo: entre 18 y 7.340 mIU/ml.

- Seis semanas de embarazo: entre 1.080 y 56.500 mIU/ml.

- De siete a ocho semanas de embarazo: entre 7.650 y 229.000 mIU/ml.

- De nueve a doce semanas de embarazo: entre 25.700 y 288.000 mIU/ml.

- De trece a dieciséis semanas de embarazo: entre 13.300 y 254.000 mIU/ml.

- De diecisiete a veinticuatro semanas de embarazo: entre 4.060 y 165.400 mIU/ml.

- De veinticinco a cuarenta semanas de embarazo: entre 3.640 y 117.000 mIU/ml.

No obstante, hay que tener en cuenta que todos estos valores son más bien orientativos, es decir, que no son una regla exacta por lo que pueden reflejarse otros distintos en algunas ocasiones. No es nada grave que nuestro hCG sea diferente y esto, por supuesto, no implica que haya nada raro durante nuestro proceso de gestación porque lo verdaderamente importante es la velocidad de crecimiento de la hormona durante las primeras semanas.

En el caso, por ejemplo, de embarazo gemelar (gemelos o trillizos) los valores de dicha hormona siempre serán algo mayores porque existen más fuentes de producción de gonadotrofina coriónica y habitualmente el pico de esta ocurre alrededor de la décima semana de embarazo y los niveles comienzan a bajar hacia la semana veinte, donde se estabilizan y se mantienen constantes hasta el día del parto.


¿Cuándo hacemos el análisis de la beta-hCG?

Como decíamos anteriormente resulta fundamental saber los días necesarios que deben pasar antes de hacerse una prueba de embarazo en función de si estamos intentando quedarnos embarazadas de manera natural o mediante un tratamiento de fertilidad.

En el caso de embarazo natural, el test puede realizarse cuando existe un retraso menstrual de al menos dos o tres días (con ciclos regulares de veintiocho). Si nuestra regla es irregular también es posible tomar como referencia el día la relación sexual sin protección y dejar que pasen unos quince o diecisiete días.

En el caso de la inseminación artificial (IA) se toma como referencia el día de la inseminación, a partir del cual deben pasar al menos catorce días para hacer la prueba de la beta-hCG. Y en la fecundación in vitro (FIV) deben pasar al menos catorce días desde la punción folicular en la que se extrajeron los óvulos de la mujer.

Finalmente, en la transferencia de embriones congelados u ovodonación, si los embriones fueron transferidos en el tercer día, deben pasar al menos once días para hacer una prueba de embarazo y si los embriones eran blastocistos de cinco días deberán pasar al menos nueve.

No obstante, debemos recordar que de nuevo todas estas orientaciones son aproximadas. Además, en algunos casos, como por ejemplo en los tratamientos de reproducción asistida, los especialistas podrán indicar un número mayor de días en la betaespera para obtener un resultado fiable. La betaespera es el tiempo que pasa desde que termina el tratamiento de reproducción asistida hasta que se puede realizar la prueba de embarazo.

Este análisis de la beta-hCG también se puede llevar a cabo como control de la evolución del embarazo. Mediante este análisis se podrán ver los niveles de esta hormona en la sangre y por lo tanto se podrá saber cómo está evolucionando la gestación. Cuando se tienen los niveles de la embarazada se hará una comparación de estos con los niveles de referencia (y los niveles de las pruebas previas si las hubiese). Estos niveles pueden duplicarse cada 48 horas durante las primeras semanas de gestación.

Es importante que tanto en la prueba de embarazo como en la prueba de control de este, el análisis se haga junto a una ecografía para comprobar los resultados (tanto el embarazo como el buen estado del feto).


Fuente:

Jain S, Pincus MR, Bluth MH, McPherson RA, Bowne WB, Lee P. Diagnosis and management of cancer using serological and other body fluid markers. In: McPherson RA, Pincus MR, eds. Henry's Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods. 23rd ed. St Louis, MO: Elsevier; 2017:chap 74.

Fecha de actualización: 18-03-2021

Redacción: Ana Ruiz

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