¿En qué semana aparece el embrión?

Índice

• ¿Cuándo se detecta el embrión en una ecografía?
• ¿Cómo se desarrolla el embrión?
• ¿Qué cambios nota la madre en estas semanas?

 

¿Cuándo se detecta el embrión en una ecografía?

Durante las primeras semanas de embarazo en las ecografías solo será posible distinguir el saco gestacional, la cavidad llena de fluido que rodea al embrión en el útero y le aporta los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo, pero no el interior del mismo. No será hasta la séptima semana desde la menstruación, quinta desde la fecundación, cuando el interior del saco sea visible, el embrión vaya adquiriendo una forma más parecida a la de un bebé y, además, los latidos del corazón del bebé se apreciarán.

En las ecografías que se hagan en la séptima semana, ya sean en 2D o en 3D, el embrión ya será visible separado del saco vitelino. Este saco es una estructura embrionaria que se encarga de producir y transferir los nutrientes y el oxígeno que necesita el incipiente bebé durante las primeras semanas de gestación, hasta que se forma la placenta.

En los ultrasonidos se irán notando los cambios, desde la semana 6 a la 7 estos serán mínimos, en cambio, de la séptima semana a la octava serán muy notables, pudiéndose diferenciar su cabeza, ojos, orejas y sus piernas y brazos que ya están saliendo surgiendo desde su tronco.

Mientras va avanzando esta semana se pueden apreciar varias fases de desarrollo. Cuando mide aproximadamente unos 10 milímetros ya se puede apreciar ligeramente cómo el embrión se encuentra dentro de una ligera bolsa, es decir, la cavidad amniótica. Además, a mediados de dicha semana se podrá diferenciar claramente el cordón umbilical y, también, se notarán indicios del desarrollo del cerebro.
 

¿Cómo se desarrolla el embrión?

En la semana 7 de gestación el crecimiento del embrión se acelera bastante. Ha alcanzado un tamaño de entre 4 y 5 milímetros durante el comienzo de esta etapa, pero al final de la misma lo más probable es que haya doblado su tamaño llegando a los 12-13 milímetros. Su forma aun está algo descompensada teniendo la cabeza bastante más grande que el resto del cuerpo. En este periodo su corazón ya se ha dividido en dos cámaras y su cerebro en dos hemisferios. Asimismo, se desarrolla un bronquio primario en los pulmones que permite el paso del aire y, su rostro va tomando forma, aparecen las órbitas de los ojos y las fosas nasales.

Durante esta semana otros órganos como el intestino se comienzan a desarrollar, además, el páncreas comienza a segregar insulina y el hígado glóbulos. En lo que respecta a la placenta, esta sigue su proceso de desarrollo y estabilización, pero todavía no es capaz de servir de fuente de suministro de nutrientes al futuro bebé, pero, poco a poco, comenzará a hacerlo al igual que se encargará de la retirada de desechos. El cordón umbilical también se forma en esta séptima semana, dando pie a que el embrión comience a alimentarse a través de su madre.

Se considera que es un embrión hasta la semana 10, desde ese momento pasa a ser un feto y comienza el periodo fetal.
 

¿Qué cambios nota la madre en estas semanas?

En este periodo la futura madre comenzará a notar varios cambios en su cuerpo. Puede sufrir de estreñimiento y acidez en el estómago debido a que los alimentos se deslizan más lentamente por su intestino. Además, durante esta semana 7 se forma un tapón mucoso en la abertura del conducto cervical para proteger al útero de posibles infecciones externas.

El aumento de la hormona gonadotropina coriónica humana también hace que surjan las náuseas y, en algunos casos, los vómitos. 

También, aparecerán unos bultos pequeños sobre las aréolas llamados tubérculos de Montgomery, unas estructuras glandulares que aparecen en el embarazo y se mantienen durante el periodo de lactancia. Su función es la de producir una sustancia aceitosa para lubricar la piel del pezón contribuyendo a que el proceso de lactancia sea más agradable, evitando el riesgo de fisuras o de infecciones. Además, el pecho de la mujer gestante aumentará de tamaño.

En esta semana se comenzarán a realizar varias pruebas de medicina a la futura mamá, como los primeros análisis de sangre y orina. Además, hay pruebas opcionales que también se pueden realizar como la serología de toxoplasmosis. Esta enfermedad es una infección de origen parasitario que puede afectar a la madre y, a su vez, transferirla al feto. Las consecuencias son graves si está infección se transmite en el primer trimestre del embarazo, además, es difícil de detectar ya que sus síntomas se confunden con los de la gripe.

Otra prueba es la del citomegalovirus, comúnmente llamada enfermedad del hermano mayor. Como en la toxoplasmosis, es peligroso si se contrae en el primer trimestre del embarazo ya que afecta al sistema nervioso del feto, teniendo efectos neurológicos.

Aunque muchas pruebas son opcionales debido a lo poco frecuentes que son algunas enfermedades o a la poca probabilidad de complicaciones de este tipo, siempre es aconsejable seguir las recomendaciones del ginecólogo que lleve a cada mujer. Hay que tener en cuenta que cada embarazo es diferente y que prevenir es clave cuando se trata de un futuro bebé y su madre.