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Parto con acompañante

Parto con acompañante

El momento del parto es un momento muy especial en el que puede que quieras estar (o no) acompañada. ¿Quieres saber cómo escoger un buen acompañante o qué puede hacer este durante el parto?

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¿Me puede acompañar alguien en el parto?

La gestante puede escoger la persona que quiere que le acompañe durante el proceso de parto. Normalmente, por razones de espacio y sobre todo por razones de asepsia, sólo la podrá acompañar una persona. El resto de acompañantes pueden permanecer en la habitación de maternidad o en la sala de espera.

En determinados momentos, si el equipo médico lo considera necesario, pedirá al acompañante que salga de la sala (siempre se le comunicará el motivo).

Durante todo el proceso de parto, la gestante estará acompañada por la comadrona. Esta es la profesional de referencia que hará de enlace con el equipo médico que guarda por el bienestar tanto de la madre como del bebé.

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¿Cómo escoger un buen acompañante en el parto?

Decidir quién quieres que te acompañe en el parto es algo muy personal, dependiendo de la mujer, le puede gustar tener mucho público o preferir algo que sea totalmente privado. Ten presente que, en ese momento, vas a querer contar con la máxima intimidad que te sea posible, por tanto, la persona que te acompañe debe ser totalmente de tu confianza.

Para poder escoger un buen acompañante es necesario que te pares a analizar detenidamente las cualidades de los posibles acompañantes y disciernas quién será capaz de hacer esta tarea con mayor eficacia. Escoger a tu acompañante por cuanto le quieres no basta, es necesario que tengas la seguridad de que la persona que te acompañe va a saber realizar un trabajo positivo durante el parto. Algunas de las facultades que puedes buscar en tu acompañante son:

- Tener clara su función: el acompañante debe saber la importancia que le das a su labor durante el parto y ser capaz de centrarse en que se realice eficientemente.

- Querer implicarse: esto es lo más importante. El acompañante debe sentirse importante en la situación y colaborar para que los dos trabajéis a la par, estando atento a tus necesidades sin ningún tipo de resistencias.

- Estar preparado: el acompañante debe mentalizarse antes del día del parto de la importancia que tiene ese momento y también prepararse con antelación para ejercer sus funciones.

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- Tener una actitud positiva: tu acompañante debe tener una estabilidad emocional para mantener alto el nivel de energía, de modo que pueda ofrecerte un apoyo eficaz.

Tienes que tener en cuenta que, una vez que hayas hecho esta invitación, es difícil echarse atrás, por lo que debes estar completamente segura de quiénes serán estas personas y cómo crees que te sentirás estando ellas presentes en la misma habitación.

 

¿Qué puede hacer el acompañante durante el parto?

- Permanecer cerca de ti: a muchas mujeres durante el parto les gusta que las toquen, a otras en cambio no les agrada. Debe saber las necesidades específicas de la mujer que acompaña y actuar en consecuencia. Lo fundamental es permanecer a tu lado y demostrarte que no estás sola.

- Aliviarte las molestias físicas: el acompañante debe tener en cuenta que, si permaneces durante mucho rato en una misma postura, puedes sentir ciertas molestias y debe animarte a cambiar de postura. A su vez puede darte masajes en la parte inferior de la espalda (sobre todo si las contracciones están causándote un fuerte dolor de espalda) y colaborar contigo animándote a realizar técnicas de relajación que hayáis practicado anteriormente. También puede ayudarte con las técnicas respiratorias.

- Mantenerte fresca: puede aplicarte un paño fresco en la cara y mojarte suavemente con agua, abanicarte y ofrecerte líquido para que te mantengas constantemente hidratada.

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- Animarte a comer y beber: en contra de las creencias populares, el esfuerzo que debes hacer durante el parto se reduce si te encuentras bien alimentada e hidratada. Por eso es recomendable que, aunque sea en pequeñas cantidades, comas durante el parto. Lo mejor es que tu acompañante vaya provisto de alimentos aconsejables para este momento y bebidas isotónicas que te mantengan hidratada.

- Favorecer tu reposo: es tarea de tu acompañante asegurar la máxima tranquilidad en el ambiente. Además, debe animarte a descansar en el lapso de tiempo entre las diversas contracciones.

- Garantizar tu intimidad: debes sentirte lo más a gusto posible. Si, por ejemplo, has manifestado que deseas llevar ropa durante todo el proceso, el acompañante debe respetarte y asegurarte de que así sea.

- Ofrecerte un firme apoyo emocional: lo ideal es que te dé ánimo para aliviar tus posibles temores. Elogiarte por el esfuerzo que estás realizando y felicitarte por lo bien que lo estás haciendo. A medida que el parto avanza y que te sientas más cansada debe recordarte que ya falta poco para que te mantengas firme y no ceses en el trabajo.
 

¿Se puede tener un acompañante en una cesárea?

Para el Tribunal Europeo de Derechos Humanos las mujeres tienen derecho a elegir las circunstancias en las que tiene lugar el parto y el Tribunal vincula este derecho a la intimidad personal y familiar. 

No todos los hospitales tienen unos protocolos que permiten estar acompañada en los partos con cesárea. En estos casos se puede escribir una carta al Servicio de Atención al Paciente solicitando que incluyan expresamente en el Protocolo el acompañamiento en cesáreas y el contacto inmediato piel con piel porque no existe ninguna razón clínica que lo impida y es un índice de calidad por los beneficios que representa tanto para la madre como para el recién nacido como para la familia (acompañante). En esta carta puedes adjuntar documentación sobre los beneficios y los ejemplos de centros en los que esto es la norma.

Dependiendo de la respuesta del Servicio de Atención al Paciente, se puede insistir a los servicios de Calidad Asistencial de la Comunidad Autónoma para que revisen o adapten sus protocolos.

No se puede obligar a los hospitales, salvo acudiendo a los Tribunales, algo muy gravoso y poco eficaz para ayudar en casos en los que una mujer está en puertas de una cesárea programada (y menos en los casos de una cesárea no programada).


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