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Dolor e inflamación de pecho durante la lactancia

Dolor e inflamación de pecho durante la lactancia

Tras el parto la primera leche que se secreta es el calostro, una sustancia que servirá de alimento exclusivo al recién nacido durante sus primeros días. Aunque pueda parecer escaso es suficiente e imprescindible para alimentarle en su llegada al mundo. Después la demanda del propio bebé será la que determine la producción de leche. A los pocos días (dos, tres, cuatro, seis…) esta sustancia irá dando paso a la leche madura, más blanquecina y abundante.

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La leche materna se adapta a los requerimientos nutricionales del bebé en cada momento de su vida. Por eso, cuanto más necesite, más mamará y más leche se fabricará. En este momento, cuando sube la leche, como se dice coloquialmente, comenzarán a “llenarse” los pechos, para satisfacer la siguiente toma. Pero si se produce leche y no se consume o no se extrae, pueden producirse problemas en las mamas.

A continuación enumeramos algunos de los problemas que pueden inflamar el pecho y provocar dolor, complicando la lactancia. Te contamos también, cómo puedes solucionarlos.
 

Ingurgitación

La ingurgitación es una inflamación de ambas mamas producida por la acumulación de leche. Si el niño no mama lo suficiente o se salta alguna toma, la leche fabricada se acumula, lo que unido a la hinchazón normal del pecho con la subida de la leche provoca una ingurgitación, causando dolor, malestar general y en algunos casos, fiebre. La inflamación puede presionar los conductos galactóforos (por donde pasa la leche) y dificultar el flujo lácteo. El bebé no mamará bien y el pecho no se vaciará, entrando en un círculo vicioso.

La ingurgitación puede afectar solo a la parte de la areola, al resto de la mama o a ambas partes.

Solución: El mejor tratamiento para la ingurgitación es la prevención. Por ello es importante poner al recién nacido al pecho lo antes posible. Asegurarle tomas frecuentes y amamantarle hasta que él suelte el pezón por sí mismo.

Aplicar calor -ducha caliente, paño caliente húmedo- antes de la toma para favorecer la subida de la leche y frío -agua, hielo- después para bajar y aliviar la inflamación. También se puede alternar calor y frío. Si no funciona, desistir.

Antes de la toma sacar leche con un extractor. No se trata de vaciar el pecho, porque entonces se producirá más leche de la que necesita el bebé, sino sacar un poco para descongestionar y que el agarre sea más sencillo. En caso de que la inflamación sea areolar, el sacaleches puede empeorar la situación. Hazlo con la punta de los dedos presionando la areola hacia dentro hasta comprobar que se desinflama un poco. A continuación darle de mamar colocando el dedo índice y corazón a modo de pinza comprimiendo la areola.

Puedes probar a darte masajes en los pechos. Presionando ligeramente con la yemas de los dedos haciendo círculos en dirección al pezón.

Si la inflamación es muy grande y dolorosa y el médico lo estima oportuno puede ser necesaria la toma de analgésicos y antiinflamatorios.

 

Obstrucción del conducto mamario

Cuando la leche queda retenida en los conductos mamarios, estos se taponan y se inflaman. A diferencia de la ingurgitación o la mastitis, la inflamación está más localizada en una zona pequeña del pecho. Comúnmente aparece en la parte cercana a la axila. Se trata de un bulto, enrojecido, caliente y doloroso al tacto. No se sabe con certeza qué puede producir el atasco de la leche, pero posiblemente lo favorezca el uso de sujetadores muy apretados, los sedimentos sólidos de la leche, etc.

Solución: Masajear la zona, para ayudar a que la leche fluya. Intentar extraer la leche y dar de mamar con mucha frecuencia. El masaje inconsciente que realiza el bebé con la barbilla al mamar ayuda al drenaje de la leche, por lo que conviene que su barbilla coincida con la parte afectada. Si el bulto está en la parte superior la postura ideal para dar el pecho es la de la loba (la madre a cuatro patas y el bebé tumbado en sentido contrario para que la barbilla toque la parte superior del pecho). Aplicar calor y frío. Algunos asesores de lactancia aconsejan, durante una toma, retirarle repentinamente al niño el pecho, de manera que al tirar, con la succión, se cree un “efecto vacío” que destapone el conducto. Pero si te resulta muy doloroso no lo pongas en práctica.

La obstrucción de conducto suele remitir al cabo de unos días.

 

Mastitis

Es una inflamación de la glándula mamaria. Generalmente ocurre en una sola mama y puede producir fiebre. La zona afectada suele estar enrojecida, dolorida, caliente, tensa y/o dura. Además puede provocar también sensación de quemazón, pinchazos y/o dolor de pezón. La mastitis suele estar asociada a una infección. Se cree que también puede originarla una obstrucción de un conducto, una infección de grietas en el pezón, una ingurgitación, etc.

Si bien, los últimos estudios revelan que el proceso podría ocurrir al revés: La flora bacteriana que se encuentra de forma habitual en los conductos y en la leche materna se altera por diferentes causas (algunos expertos ven una relación directa entre la administración de antibiótico por estreptococo B positivo durante el parto y la mastitis). Así la concentración bacteriana aumenta y es esto lo que produce la obstrucción en los conductos, la inflamación, las grietas y la infección.

El dolor se produce porque estas bacterias se disponen en forma de película en las paredes de los conductos. Si la cantidad de bacterias aumenta, el espacio que queda para que pase la leche será menor. Con la eyección, el flujo de la leche hará presión sobre los conductos a su paso y estos se inflamarán. Esto puede ser lo que provoque el dolor tan característico que muchas mujeres describen como pinchazos o agujas. Igualmente la leche, al no tener suficiente espacio para salir, puede acumularse y obstruir los conductos, haciendo que los síntomas se agraven (inflamación, enrojecimiento, dolor, calor, etc.).

Solución: En primer lugar conviene recordar que se debe seguir amamantando. No sólo no está contraindicada la lactancia en caso de mastitis (incluso con infección), sino que es necesario más que nunca dar el pecho. El pecho ha de vaciarse para evitar obstrucciones o abscesos, y además la leche materna, gracias a sus componentes, confiere al recién nacido protección frente a las enfermedades infecciosas. 

Amamantar a menudo ayuda bastante aliviando el dolor y reduciendo la inflamación.

Ahora bien, la mitad de las mastitis se curan solas simplemente aplicando calor y frío, dando masajes y con tomas frecuentes. Si no ocurriera, paralelamente a estas medidas  debería poder hacerse un estudio microbiológico, recogiendo una muestra de leche, que revele qué gérmenes están provocando la infección, con el fin de administrar el antibiótico adecuado. El problema es que esta práctica aún no es muy habitual en nuestro país y se recetan antibióticos generales para cualquier caso de mastitis. Muchas veces se curan, pero otras no. El inconveniente está en que algunas bacterias implicadas en las mastitis son resistentes a estos antibióticos. Por esta razón, si no se pasa tras el tratamiento antibiótico recetado por el médico lo recomendable es hacer un cultivo.

 

Absceso mamario

Un absceso es una acumulación de pus. Suele estar originado por una mastitis infecciosa que no se ha tratado o que se ha tratado de forma incorrecta. El dolor es más intenso que en la mastitis, y los síntomas externos son muy evidentes (inflamación, enrojecimiento, calor, turgencia, deformación de la mama…).

Solución: El tratamiento puede variar pero normalmente es necesario drenarlo para sacar el pus. El médico también puede recomendar la administración de antibiótico. En casos severos puede requerirse cirugía.

La lactancia es compatible con el absceso; de hecho es aconsejable que el bebé mame del pecho enfermo, siempre y cuando la herida o el orificio del drenaje estén lejos del pezón y el pus no entre en contacto con el bebé. Si no fuera posible se puede sacar la leche de ese pecho y que el niño mame solo del sano.

Estos son los principales problemas que causan dolor en los pezones o en el pecho al dar de mamar, y pueden ocurrir de manera aislada o a la vez. Algunos son consecuencia de otros y a veces es difícil diferenciar qué se produjo primero (¿Las grietas favorecieron la infección, o se produjeron las grietas por una infección?). En cualquier caso casi todas estas afecciones tienen remedio, que no solo no pasa por abandonar la lactancia materna sino que permite compaginarla.

 

Consejos generales para evitar problemas con la lactancia

- Amamanta al bebé a demanda

- No te saltes tomas

- No espacies las tomas ni estés mucho tiempo sin darle el pecho al bebé

- Utiliza sujetadores de la talla correcta, que no compriman y preferiblemente sin aros o varillas que puedan clavarse

- Asegúrate de que la postura y el agarre del bebé al mamar son correctos

- Intenta descansar

Si te resulta complicado dar el pecho a tu bebé pero quieres hacerlo, puedes ponerte en contacto con una asesora de lactancia o un grupo de apoyo donde seguro te ayudarán con tu caso concreto.

 

 


Te puede interesar:

La medidas de leche para un recién nacido debe ser definida por el propio bebé tal y como se hace con la lactancia materna, que es a demanda. De esta manera, el bebé se regula en función de las necesidades de cada momento.

Fuentes:

Carlos González, “Un regalo para toda la vida”.

La Leche League.

S. Delgado, R. Arroyo, E. Jiménez, L. Fernández, J.M. Rodríguez. (Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Universidad Complutense de Madrid), “Mastitis infecciosas durante la lactancia: un problema infravalorado”.

Fecha de actualización: 09-06-2020

Redacción: Lola García-Amado

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