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Ingurgitación mamaria

Ingurgitación mamaria

El pecho, desde el inicio del embarazo, comienza a transformarse para, en unos meses cumplir su función de alimentar al bebé. Tanto los senos como los pezones se adaptan de forma natural a la lactancia aumentando su tamaño, mientras se pone en marcha, gracias a la acción de las hormonas, el mecanismo de producción de leche.

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Indice

 

El pecho durante la lactancia

El incremento del pecho es progresivo, no se produce de una manera brusca, pero a veces, por diversas causas, especialmente durante los primeros días de vida del recién nacido, se inflaman demasiado, provocando dolor. Es lo que se denomina ingurgitación mamaria. Para entender por qué ocurre, conviene conocer cómo funciona la lactancia.

El proceso de la lactancia es una complicada combinación de factores que se activa antes de que nazca el bebé.

Ya desde el primer trimestre de gestación, el nivel de prolactina, una de las hormonas implicadas en la lactancia, aumenta progresivamente. Tras el parto este nivel alcanza picos muy elevados, ya que solo así es posible fabricar leche. A partir de entonces, cada vez que el niño mame, estos niveles se multiplican por 10 o incluso más, para suministrarle la cantidad de leche que necesita. Si el nivel de prolactina no aumenta, es decir, el bebé no mama, la leche deja de producirse.

Hacia el tercer día después del parto, las mujeres notan que sus pechos comienzan a llenarse y comprueban que la leche sale al presionar el pezón. Es el reflejo de eyección, lo que se conoce popularmente como “subida de la leche”, un fenómeno biológico que sucede tras un par de días de secreción de calostro. No obstante, algunas mujeres pueden notar la subida al cabo de una semana y otras en cambio, no sentirlo nunca; lo que no significa que carezcan de leche para alimentar a su bebé. Igualmente es normal, incluso en aquellas que experimentan mucha hinchazón en los senos, que transcurridos dos o tres meses esta sensación haya cedido. Tampoco en este caso debe confundirse con una retirada de la leche. La única forma de que la leche deje de producirse es dejando de dar de mamar al bebé.

En ocasiones, especialmente en la primera semana de posparto, los pechos se hinchan demasiado, se ponen turgentes y pueden llegar a molestar. Suele creerse que esto ocurre porque la leche ha subido y el pecho se ha llenado de leche, si bien no es del todo cierto y debemos matizarlo para entenderlo. En realidad la inflamación es general, el interior de los senos cambia para servir leche al bebé, las células se multiplican, los vasos sanguíneos se dilatan, la cantidad de agua aumenta, etc.

Esta inflamación es normal y remitirá cuanto más mame el bebé. Pero si por el contrario, este no mama, o no lo hace con suficiente frecuencia, la leche se acumula y se suma a la congestión general, provocando una ingurgitación mamaria. Con el peligro de entrar en un círculo vicioso del que es difícil salir: En estos casos es frecuente que la madre reduzca las tomas por causa del dolor que produce la ingurgitación, con lo que no se extrae la leche, que vuelve a acumularse. En consecuencia, los conductos por los que pasa el flujo lácteo se obstruyen, y de no tratarse adecuadamente puede acabar en una mastitis o un absceso.  

La ingurgitación, a diferencia de la mastitis u otras complicaciones que afectan al pecho, suele presentarse en ambos senos, por ello no es extraño confundirlo con la sensación fisiológica de pecho lleno por subida de la leche.

 

Diferencias pecho lleno e ingurgitación

Pecho lleno

Ingurgitación mamaria

Articulo relacionado: ¿Cómo prevenir la mastitis?

Grande, duro, caliente, terso, firme

Hinchado, tirante, duro, caliente

La piel tiene un aspecto normal

La piel puede estar brillante, tensa, enrojecida

El pezón tiene un aspecto normal

El pezón puede estar plano y la areola tirante

La leche fluye fácilmente

La leche no fluye

El pecho puede estar más sensible pero no duele

Suele doler

El bebé no tiene problemas para mamar

El agarre suele ser más difícil o el bebé no es capaz de succionar

No hay fiebre

Puede aparecer infección y/o fiebre a las 24h

 

Causas más frecuentes que provocan ingurgitación mamaria

La circunstancia fundamental que conduce a una ingurgitación es la retención de leche por un vaciado deficiente del pecho. Entre las situaciones que favorecen el problema encontramos:

- Mucha producción de leche

- Retraso en el inicio de la lactancia

- Tomas demasiado espaciadas o extracción poco frecuente

- Restricción de la duración de la mamada

- Destete brusco

 

Prevención y tratamiento

Conociendo los principales factores que motivan una ingurgitación, lo más sensato sería evitarlos. La prevención en este caso es la mejor de las soluciones. Para ello será necesario amamantar con mucha frecuencia, iniciar la lactancia en cuanto nazca el bebé, asegurarse de que la técnica de amamantamiento es la correcta y el pequeño se agarra bien, y dar el pecho sin límite de tiempo, esperando a que el propio niño sea quien suelte el pezón.

Si, desafortunadamente la ingurgitación ya se ha producido, podemos actuar de la siguiente manera:

No dejar de dar el pecho ni sustituir tomas por biberón o leche artificial. Interrumpir la lactancia materna solo empeorará la situación.

Antes de la toma:

-  Aplicar sobre el pecho compresas o paños fríos o calientes, según alivie a cada una. También puede alternarse frío y calor. Calor para dilatar los vasos y conductos y favorecer el paso de la leche y frío para desinflamar y aliviar.

- Colocar hojas de col en los senos. Aunque no está demostrado científicamente, esta práctica es recomendada por algunos ginecólogos en el mundo, ya que muchas mujeres afirman sentir una gran mejoría con este método natural. En cualquier caso no te hará ningún daño.

Después de la toma:

- Aplicar calor o frío sobre el pecho dolorido.

- Dar masajes circulares en la zona mientras se está tumbada.

- Tratar de relajarse con métodos naturales (baño, música, ejercicio, lectura, etc.).

Si el bebé puede mamar y se agarra bien:

- Ofrecerle a menudo el pecho.

- Asegurarse de que vacía el pecho, esperando a que sea él quien lo suelte.

Si no puede mamar porque no se agarra bien:

- Extraer un poco de leche manualmente o con un extractor antes de la toma para descongestionar ligeramente el pecho y permitir un mejor agarre. 

- Corregir la postura, informándose sobre la forma correcta de hacerlo.

- Si no es posible, extraer la leche y ofrecérsela en biberón, cucharilla, vaso, etc.

 


Te puede interesar:

La cantidad de leche de biberón para un recién nacido no debe ser preestablecida sino que hay que dejar que el bebé consuma lo que desee. Se trata de emular a la lactancia materna, donde el bebé se alimenta a demanda.

Fecha de actualización: 13-06-2020

Redacción: Irene García

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