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Nueva ley de seguridad alimentaria

Nueva ley de seguridad alimentaria

En 2011 se publicó en el BOE la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Esta ley prohíbe, entre otras medidas, la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares en los centros escolares, con la esperanza de reducir así el alto nivel de obesidad que sufren los niños españoles

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Indice

 

La nueva ley

Esta ley es la consecuencia del artículo 43 de la Constitución Española, que reconoce el derecho a la salud y tal como se especifica en el preámbulo, viene a completar y ordenar las regulaciones existentes en seguridad alimentaria y nutrición. Se divide en dos grandes apartados:

En primer lugar, los aspectos referidos a seguridad alimentaria, en el que se contemplan temas como las medidas de prevención y seguridad en alimentos y piensos, garantías de seguridad del comercio exterior, controles oficiales y coordinación de alertas alimentarias, cuestión manifiestamente mejorable a raíz de la última experiencia con los pepinos españoles.

En segundo lugar, en la ley se incorporan por primera vez disposiciones referidas a fomentar una alimentación más saludable, tanto a nivel de composición de alimentos como por la publicidad asociada a los mismos. De hecho, se trata de la formalización legal de la denominada estrategia NAOS (Nutrición, Actividad física y Obesidad), que ha funcionado hasta el momento en consenso entre administración pública, industria alimentaria y organizaciones de consumidores.

Algunos de sus puntos clave son:

• Se garantiza la seguridad alimentaria a lo largo de toda la cadena alimentaria, es decir, "desde la granja hasta la mesa".

• Se prohíbe la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares en las escuelas infantiles y centros escolares. Estos contenidos se establecerán mediante un reglamento.

• Los colegios deberán ofrecer menús infantiles que respondan a un correcto equilibrio nutricional y menús especiales para celíacos (intolerancia al gluten).

• Se declaran los centros escolares como espacios protegidos de la publicidad.

• Las empresas alimentarias deberán realizar registros que permitan a la Administración comprobar fácilmente el contenido de ácidos grasos trans en sus productos.

• Se elaborará una Estrategia de la Nutrición, Actividad física y Prevención de la obesidad (NAOS), que priorizará las medidas dirigidas a la infancia, adolescencia y mujeres gestantes.  

• Se creará un Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad, con el objetivo de disponer de información precisa sobre la realidad existente.

• Se prohíbe cualquier discriminación directa o indirecta por razón de sobrepeso u obesidad.

• Se prohíbe la aportación de testimonios de profesionales o científicos, reales o ficticios, o de pacientes reales o supuestos como medio de inducción al consumo en la publicidad de alimentos.

• Se regula la publicidad de alimentos destinados a los menores de 15 años.

• Se establecen los requisitos que deberán reunir los alimentos y piensos que se pongan en el mercado para considerarse seguros.

• El control en la frontera a la importación de alimentos y piensos es uno de los elementos clave para garantizar la seguridad alimentaria.

• El Estado, las CCAA y las entidades locales podrán concertar acuerdos para la creación de órganos mixtos de control o inspección, o para el establecimiento de otras fórmulas de cooperación.

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• La AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) desarrollará un Sistema de Información como instrumento de coordinación e intercambio de datos entre entidades profesionales, investigadores y administraciones públicas.

• Se creará una Red de Laboratorios de Seguridad Alimentaria, de la que formarán parte centros públicos o privados que participen en trabajos de control designados por las CCAA o por el Gobierno central.

 

Consecuencias en la industria alimentaria

No cabe duda de que a partir de ahora, las empresas alimentarias deberán adaptarse a un entorno en el que existe una presión social creciente sobre los productos alimentarios, tanto desde el punto de vista de la seguridad como en sus características nutricionales, todo ello en un contexto de contención de precios. En lo que respecta a seguridad, la Ley está en línea con lo que actualmente está en vigor en la legislación europea y por tanto, no va a requerir esfuerzos adicionales a las empresas.

Otra cosa distinta es la mejora nutricional de los productos. Este aspecto depende del consenso antes mencionado entre los diferentes actores sociales y del estado de la tecnología a nivel general y a nivel empresarial. Un ejemplo de ello puede ser el acuerdo habido entre la Administración y los elaboradores, tanto industriales como artesanales, para rebajar el nivel de sal del pan en España, objetivo conseguido y que marca una pauta de cara al futuro.

De otra parte, las iniciativas empresariales han permitido la progresiva eliminación de las grasas hidrogenadas en la elaboración de alimentos. En cualquier caso, las empresas están obligadas a tener en cuenta los aspectos nutricionales en sus actividades de I+D y por tanto, a diseñar productos más saludables.

 

¿Ayudará a combatir la obesidad?

La pregunta no es sencilla y la respuesta compleja. El reciente estudio ALADINO, elaborado por la AESAN, muestra una prevalencia del 45% en el exceso de peso de los niños españoles de 6 a 10 años. Este dato debe hacer reflexionar a la sociedad en su conjunto e impulsar medidas en diferentes campos de actuación.

De hecho, la prohibición de venta de estos productos no es en general, sino dentro de las escuelas, cuya incidencia es baja en el contexto general de su consumo. Por otra parte, ésta y otras medidas similares inciden en los efectos y no en las causas, aunque ello no quiere decir que no tengan un cierto efecto positivo por la concienciación que supone para los usuarios y para estimular a las empresas en el desarrollo de productos que cumplan con los requisitos. Comentar también que los valores aceptables de estos componentes no están especificados en la ley y deberán concretarse en futuros reglamentos. En la actualidad, solamente existeun Documento Consenso sobre la Alimentación en Centros Escolares desarrollado por la AESAN, que sirve de guía solamente a título orientativo.

Una de las medidas más importantes para prevenir el sobrepeso y la obesidad es un adecuado estilo de vida. Evitar el sedentarismo y la práctica de ejercicio físico es el mejor antídoto para su prevención, así como de otros futuros factores de riesgo como son la hipercolesterolemia o la hipertensión arterial. No debemos olvidar que nuestros cuerpos son la herencia milenaria de adaptaciones fisiológicas a un nivel de actividad física mucho mayor y a una alimentación distinta de la actual, entendiendo como tal la de los países desarrollados o en vías de desarrollo.

Las medidas de todo tipo, destinadas a promover este estilo de vida, son las que tienen una mejor relación coste/beneficio para nuestra salud y evidentemente, para la de nuestros hijos. Tampoco son desdeñables en una sociedad de la comunicación como la nuestra, las medidas destinadas al control de la publicidad de los productos alimenticios, sobre todo en lo referido a evitar el sobreconsumo y también para verificar el rigor de los mensajes que se emiten.
 

Consejos para una dieta sana

En primer lugar cabe destacar que el entorno familiar es un elemento clave para inculcar una dieta adecuada. Es difícil inculcar unos hábitos de alimentación correcta cuando en la vida familiar se practican otros distintos. Son muy importantes los hábitos que se adquieren en la infancia ya que van a marcar profundamente los de la edad adulta. Los niños tienden a imitar el comportamiento de los mayores y si están inmersos en un contexto de dieta equilibrada, más tarde o más temprano se integrarán en ella.

En nuestro contexto cultural, es importante mantener y promover la denominada “dieta mediterránea”, caracterizada por un consumo importante de frutas y verduras en todas sus variedades, cereales, una participación no desdeñable del pescado y un consumo moderado de carnes. Todo ello con la participación del aceite de oliva como elemento central de la ingesta de lípidos. Son incontables los estudios que relacionan esta dieta con disminuciones de riesgo de enfermedades de todo tipo. Solamente la dieta tradicional japonesa tiene algún parangón con la nuestra.

Un error común consiste en utilizar la alimentación como un elemento de premio/castigo para los niños. Ello clasifica automáticamente a los alimentos en buenos y malos, o lo que es peor, alimentos considerados adecuados para el niño son percibidos como una imposición obligada que debe evitarse en el futuro. En este sentido, la paciencia y la perseverancia consiguen éxitos difíciles de conseguir por otros medios. Para estimular la curiosidad de probar nuevos alimentos, conviene evidenciar su consumo por parte de los padres y además, que el niño participe en mayor o menor grado en su preparación.

Finalmente, incidir una vez más en el hecho de que no existen alimentos buenos o malos, sino dietas correctas o incorrectas. Por ello, hay que tener en cuenta la pirámide nutricional y que tan malo es el abuso, como prohibir el consumo esporádico por ejemplo de dulces o de algún pastel ya que también forman parte de nuestra cultura.

 

5 comidas al día

En general, los niños deben hacer 5 comidas al día, aunque a veces con 4 es suficiente. No hay que obligar a los niños a hacer las 5 comidas si no las necesitan. La capacidad del estómago es limitada y de paso se evitan esfuerzos metabólicos que luego pueden pasar factura.

El desayuno debe concentrar alrededor del 25% de las calorías diarias necesarias. Se considera también que un desayuno sano debe contener alimentos de tres grupos, como son lácteos, frutas y cereales o sus derivados. Las estadísticas tampoco son buenas en este sentido ya que estudios recientes muestran que el 13% de niños no desayuna y solamente el 20% cumple con la recomendación mencionada.

El desayuno debe realizarse sentados en una mesa en vez de hacerlo de pie y corriendo como ocurre a veces. Levantarse de la cama diez minutos antes y comer reposadamente es un plus de calidad en la alimentación.

La merienda es un complemento adecuado para no llegar a la cena con hambre excesiva, evitando también el picoteo. No hay normas propiamente en este sentido pero es bueno variar entre diferentes tipos de alimentos. Hay muchas posibilidades: fruta, bocadillo y algún lácteo.

El pan es uno de los primeros alimentos del hombre después de pasar de cazador-recolector a agricultor, cosa que ocurrió hace unos 10.000 años. Evidentemente, hoy comemos panes muy distintos pero que forman parte intrínseca de nuestros hábitos alimentarios. Además, está en la base de la pirámide nutricional y por tanto, dentro de la categoría de alimentos de consumo diario.

Aunque existe la creencia de que el pan engorda, es un producto rico en carbohidratos como lo son el arroz, la pasta o las patatas. Sin embargo, no debemos olvidar que más de la mitad de la energía diaria la debemos adquirir de los carbohidratos, lo cual incluye evidentemente a los niños. Por tanto, no hay alimentos buenos o malos sino dietas adecuadas o no. En el caso de los niños y dependiendo de su dieta, puede ser conveniente ir alternando el pan blanco realizado con masa madre con pan integral.


Fuente:

Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición

Fecha de actualización: 02-03-2023

Redacción: Joan Quílez

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