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¿Cuáles son los síntomas de Helicobacter pylori en niños?

¿Cuáles son los síntomas de Helicobacter pylori en niños?

El helicobácter (Helicobacter pylori) es una bacteria que se encuentra en el estómago de muchas personas sin causar problemas. Sin embargo, a veces puede causar úlcera duodenal o gástrica.

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Índice

 

¿Qué es el helicobácter?

El helicobácter (Helicobacter pylori) es una bacteria en forma de espiral que se encuentra en el estómago de una gran parte de la población, sobre todo en los países menos desarrollados. Se cree que, al llegar a adultos, más del 50% de la población la tiene.

Normalmente no causa síntomas ni problemas, pero, en ocasiones, puede causar gastritis, úlcera duodenal o gástrica.

El niño puede contagiarse de persona a persona. También se puede contraer la bacteria al comer alimentos contaminados, beber agua infectada, no lavarse las manos después de ir al baño. La mayoría de las personas tienen contacto con la bacteria por primera vez durante la niñez.
 

Síntomas de la infección por Helicobacter pylori

Como decíamos, en la mayoría de los casos esta bacteria no produce síntomas y mucha gente tiene esta bacteria sin saberlo. Cuando la bacteria provoca síntomas, éstos son los de una gastritis o de una úlcera:

- dolor abdominal situado en la parte alta del estómago, sordo y persistente que suele aparecer 2 o 3 horas después de comer

- dolor que aparece en medio de la noche, cuando el estómago está vacío

- dolor que se alivia al comer o tomar medicamentos antiácidos

- hinchazón abdominal

- pérdida de peso

- falta de apetito

- gases

- náuseas

- vómitos

- reflujo

En los niños, se cree que no causa ningún síntoma, tan solo se detecta al realizar pruebas por algún otro motivo o enfermedad.
 

¿Cómo se detecta el Helicobacter pylori?

Hay varias formas de hacerlo, unas invasivas y otras no invasivas.

Una de las pruebas invasivas de medicina es una endoscopia, que consiste en introducir un tubo con una cámara por la boca del niño hasta llegar al estómago para observarlo y tomar muestras para analizar mediante una biopsia. Además de confirmar el diagnóstico, permite comprobar sui ha producido alguna úlcera o gastritis. Esta prueba se hace mediante sedación para que no resulte muy incómoda ni dolorosa y el niño no se mueva.

Entre las pruebas no invasivas de pediatría, la más habitual es el test del aliento. Este test se basa en la capacidad de la bacteria de producir ureasa, una enzima extremadamente potente que hidroliza la urea administrada, liberándose CO2 marcado que se excreta con la respiración. En niños es preferible utilizar como marcador la urea con C13 por ser un isótopo natural no radiactivo que puede emplearse sin riesgo de efectos secundarios.

La realización de la prueba es muy sencilla: después de al menos 6 horas de ayuno se obtiene una muestra basal de aire espirado, y se administra a continuación una solución de ácido cítrico. La segunda muestra se obtiene 30 minutos después de la primera. En niños se consideran positivos los resultados superiores a 4 por mil de exceso de C13 en el aire espirado. La prueba tiene una sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de infección por H. pylori cercanas al 100%. Es el método más fiable de seguimiento y control de la infección 4-8 semanas después de finalizar el tratamiento antibiótico para confirmar si se ha acabado o no con la bacteria.

Otras pruebas no invasivas son las serológicas. Mediantes las técnicas ELISA-EIA se pueden identifica anticuerpos circulantes frente a proteínas cagA y vacA como marcadores de virulencia de las cepas de H. pylori. Aunque en adultos la serología tiene una sensibilidad superior al 90%, en niños menores de 6 años no supera el 60%, por lo que no suele usarse a menudo.

Recientemente se ha conseguido detectar anticuerpos de H. pylori en muestras de orina mediante ELISA, con la misma fiabilidad que la serología, por lo que también resulta útil y más práctico para estudios poblacionales a gran escala.

Otra posibilidad es detectar el antígeno de H. pylori en las heces de los niños infectados, una prueba que tiene una sensibilidad y especificidad altas, entre 80-90%, como método diagnóstico y de control después del tratamiento.
 

¿Cómo se trata la infección por H.pylori en niños?

El tratamiento consiste en la combinación de dos o tres antibióticos, junto con un medicamento protector del estómago para evitar el daño de los antibióticos. Todos estos medicamentos deben tomarse de forma regular durante un mínimo de dos semanas, aunque puede extenderse hasta tres.

La combinación de amoxicilina, claritromicina y omeprazol, que es el tratamiento de primera elección en adultos, consiguió inicialmente en edades pediátricas unas tasas de erradicación de H. pylori en torno al 90%. Sin embargo, estudios realizados en los últimos 10 años demuestran un aumento de hasta el 30% de resistencias a claritromicina en los niños, lo que condiciona en gran medida la eficacia del tratamiento cuando la pauta administrada incluye este antibiótico.

Debido a las resistencias bacterianas a claritomicina, se recomienda la pauta con amoxicilina, metronidazol y bismuto en niños menores de 12 años, y la terapia con amoxicilina, claritromicina y omeprazol en mayores de 12 años, dado que la resistencia es menor a partir de esas edades.

Es conveniente que la medicación se administre después de las comidas, para que esté en contacto con el bacilo el mayor tiempo posible.

Por eso, esta infección solo debe tratarse si causa síntomas y problemas. Si no, se aconseja no hacerlo, sobre todo en niños a los que el antibiótico puede causar otros efectos secundarios.

Además, como decíamos, los antibióticos se combinan con fármacos para inhibir la producción de ácido estomacal. Los más habituales son los bloqueadores de H2, que disminuyen la producción de ácido en el estómago bloqueando una hormona llamada histamina; los inhibidores de la bomba de protones, que ayudan a evitar que el estómago produzca ácido; y protectores del recubrimiento estomacal que protegen el recubrimiento estomacal contra el ácido y también ayudan a matar la bacteria.

También es conveniente ofrecer al niño probióticos para evitar el daño causado por el antibiótico. 
 

¿Puede prevenirse la infección por helicobácter?

No se conoce con exactitud cómo se contagia la bacteria, aunque se sabe que se transmite de persona a persona y que es necesaria una convivencia íntima y prolongada para contagiarse, no basta con contacto ocasional, por lo que es más habitual en miembros de una misma familia.

La única forma de prevención es tratar a una persona cuando se detecta para que no siga activa y pueda contagiarse al resto de su familia. Por eso se suelen hacer pruebas de detección a toda la familia cuando se descubre en uno de ellos.

Además, hay que seguir unas medidas básicas de higiene como lavarse las manos después de ir al baño y antes de cocinar o comer, evitar agua contaminada, comer alimentos que hayan sido lavados y cocinados de manera segura.
 

Complicaciones del helicobácter

- aparición de úlceras

- sangrado si se erosiona un vaso sanguíneo

- perforación en la pared del estómago

- obstrucción cuando la úlcera está ubicada en un lugar que impide la salida de la comida del estómago

- esofagitis

Aunque no se ha reportado ningún caso de cáncer de estómago o adenocarcinoma gástrico asociado a H. pylori en niños, no cabe duda de que en estos pacientes pueden desarrollarse a largo plazo lesiones precancerosas, como atrofia y metaplasia de la mucosa gástrica.


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