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Qué hacer cuando te enteras de que tu hijo consume drogas

Qué hacer cuando te enteras de que tu hijo consume drogas

Aunque muchos padres no quieren verlo, la realidad es que muchos adolescentes y jóvenes consumen drogas con regularidad, especialmente cannabis. Por eso, no es raro que te encuentres un día restos de un porro en la ventana de su cuarto, una bolsita con marihuana u otras señales que indican claramente que, lamentablemente, tu hijo consume drogas. O, al menos, las ha consumido alguna vez. ¿Qué hacer en estos casos?

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Las drogas en la adolescencia

El Informe Mundial sobre las Drogas 2016, realizado por la ONU, revela que 1 de cada 20 adultos –alrededor de 250 millones de personas de entre 15 y 64 años– consumió por lo menos una sustancia adictiva a lo largo del año. Y, en la mayoría de los casos, este consumo se inició a muy temprana edad. De hecho, la edad medio de inicio en el consumo de alguna droga se encuentra en los 13 años, lo que implica una bajada de 3 años en los últimos 30 años.

La droga más habitual entre los más jóvenes es el cannabis. Así, un 26,6% de los jóvenes afirmaba consumir esta droga con regularidad. Y es que, para muchos adolescentes, el cannabis no es tan malo como otras drogas más “duras”, como la cocaína o el éxtasis, cuyo consumo es más bajo. Pero se equivocan, puesto que todas las drogas son perjudiciales, y más cuando hablamos de jóvenes en edad de desarrollo físico y mental.

Además de pensar que el cannabis no es tan malo como otras sustancias, los jóvenes consumen porque las drogas son accesibles para ellos, por la presión de grupo, por rebeldía, por escapar de sus problemas, por aburrimiento, por baja autoestima, por falta de información y por la recompensa inmediata (la sensación de placer que otorgan).

Por eso, es importante estar atentos a las señales que nos indican que nuestro hijo puede estar consumiendo alguna droga para evitar que caiga en una adicción que pueda arruinar su vida. Algunas señales pueden ser un poco confusas, puesto que la adolescencia es una etapa complicada llena de cambios en la que es normal notar a nuestro hijo más apático, reservado o rebelde, pero debes estar atento si tu hijo muestra síntomas de ansiedad o depresión, tiene problemas de sueño, come poco o se da atracones después de estar en la calle con sus amigos, deja de lado sus aficiones, saca malas notas y estudia poco, tiene discusiones y problemas con sus amigos de siempre, sufre cambios bruscos de humor, es violento, gasta mucho dinero y no te explica en qué, te roba dinero, tiene ojeras y su aspecto se muestra muy desmejorado, falta a clase, se ha vuelto más irresponsable, su comportamiento es violento, etc.

En estos casos, debes intentar hablar con él, sin presionarle ni interrogarle, y estar pendiente de todos los cambios y señales físicas que puedan indicar que se ha “colocado”, como tener los ojos rojos y la mirada perdida, tener mucha hambre, mostrarse desinhibido, tener problemas para concentrarse, hablar o recordar algo, sufrir descoordinación, llegar siempre a casa comiendo chicle, etc.


¿Qué hacer en estos casos?

Si se confirma que tu hijo consume drogas, o que las ha consumido alguna vez, lo que no debes hacer es regañarle, gritarle, castigarle o amenazarle con echarle de casa si sigue así. Es importante que mantengas la calma y pienses bien tus pasos antes de actuar, ya que lo que debes conseguir es que tu hijo comprenda lo perjudicial que son las drogas para él para que las deje, no alejarle más de ti para que se refugie en ellas.

1- Habla con él abiertamente y sin juzgarle ni censurarle. Explícale que sabes que se droga o se ha drogado y que quieres saber por qué lo hace. Si te pregunta si alguna vez te has drogado o has probado alguna sustancia, dile la verdad, pero sin mostrar actitudes tolerantes. Debes hacerle comprender que, a pesar de lo que cree, todas las drogas son malas, incluso el alcohol, sobre todo a su edad, por lo que debe evitarlas. Hazle ver que las drogas son adictivas y los problemas que puede causar una drogadicción (llegando a destrozar completamente una vida e incluso a acabar con ella).

Para ello, debes informarte bien previamente y saber algunas de las consecuencias que pueden tener para los jóvenes drogarse: bronquitis, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, boca o garganta, hipertensión, alteración de la frecuencia cardiaca, taquicardia, mayor riesgo de angina de pecho o infarto, hemorragias cerebrales, arritmia, cardiopatía isquémica, mayor riesgo de infarto cerebral, neurotoxicidad (muerte de neuronas), problemas en los dientes, pérdida de olfato y gusto, insomnio, convulsiones, insuficiencia hepática, insuficiencia renal, perforación del tabique nasal, trastornos psicomotores, adicción, ansiedad y ataques de pánico, mayor riesgo de depresión, esquizofrenia, brotes psicóticos, trastornos de la memoria, la concentración y el aprendizaje (lo que provoca fracaso escolar).

2- Nunca intentes dialogar con él cuando venga “colocado”, espera al día siguiente para que su mente está activa y sea capaz de razonar y recordar lo que habláis.

3- Si crees que sufre una adicción, debes buscar ayuda en un centro de desintoxicación o con expertos en psicología que puedan ayudarle. Por mucho que lo intentes, no podrás ayudarle tú solo, ya que las adicciones son muy complicadas de cortar. Pero si solo es un consumo ocasional, lo esencial es que le hagas ver lo malo que es para él para que no lo vuelva a probar.

4- Es importante que comprendas por qué se droga (por encajar, por presión, por aburrimiento, porque “todos lo hacen”), para que puedas encaminar tus consejos y ayuda a evitar el origen del problema. Si es por presión o por encajar, quizá debas trabajar la asertividad y la autoestima con él para que sea capaz de decir que “no”. Hazle ver que puede salir con sus amigos, divertirse, ligar y pasarlo bien sin necesidad de drogarse ni de beber. Una persona segura de sí misma no necesitará beber o drogarse para divertirse ni para sentirse igual al resto.

5- Si el problema es su grupo de amigos, no debes prohibirle que salga con ellos, ya que, así, solo conseguirás que tenga más ganas de hacerlo. Debes procurar que vea todos los peligros que conlleva ese tipo de vida (fracaso escolar, intoxicación, accidentes, peleas, delincuencia, etc.) para que intente salir cada vez menos con ellos y buscar nuevos amigos más convenientes.

6- Establece una serie de normas sobre los horarios de entrada y salida, las horas de estudio, la paga semanal, el uso del móvil… pero sin ser demasiado estricto. Adapta las normas a su edad y madurez, así como a su responsabilidad y su buena conducta, e intenta ser flexible para que no se refugie en las drogas. Un estilo de educación muy estricto y autoritario puede ser peor, aunque eso no significa que le dejes hacer lo que le dé la gana.

7- Transmítele valores y hábitos saludables y positivos para que él mismo se dé cuenta de lo malas que son drogas y sea capaz de decir no. Si se interesa por el deporte o por cuidar su alimentación y su salud, será menos propenso a drogarse o consumir sustancias malas para su salud.

8- Y, por último, debes estar siempre a su lado y no desesperar. Lo que más necesita tu hijo es tu apoyo, tu amor y tu comprensión. Ofréceselos pase lo que pase y seguro que conseguiréis que deje de consumir drogas.


Fuente:

Molina del Peral, José Antonio (2014), Dialogar para prevenir. ¿Qué hablo con mis hijos sobre drogas?, Madrid, Ed. Anaya.

Drogas. Guía para padres y madres. Por Cruz Roja. http://www.cruzroja.es/pls/portal30/docs/PAGE/CANAL_CRJ_DROGAS/TEXTO/GUIAS_MANUALES/TAB12290838/GU%CDA%20PARA%20PADRES%20Y%20MADRES.PDF

Fecha de actualización: 13-07-2022

Redacción: Irene García

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