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¿A qué edad empieza el bullying?

¿A qué edad empieza el bullying?

El bullying o acoso escolar empieza cada vez a edades más tempranas y es más frecuente, una realidad preocupante que necesita muchas más medidas y acciones por parte de gobiernos, profesores y padres. Y es que el bullying deja secuelas de por vida a los chicos que la sufren, lo que hará que dentro de unos años sean muchos los adultos que, en su momento, sufrieron el acoso escolar.

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Índice

 

¿A qué edad empieza el bullying?

El bullying es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los centros escolares hoy en día. Cada año son más los casos de chicos y chicas que son acosados en el colegio y los institutos por otros chicos que se creen superiores y con derecho a destrozar la vida de otra persona.

Además, es un problema que se detecta cada vez a edades más tempranas. Así, las denuncias y datos de acoso recogidos muestran que el acoso empieza en Primaria, entre niños de 6 o 7 años, aunque es más habitual a partir de los 10 años. Por el contrario, es raro encontrar casos de acoso escolar en niños menores de 5 años. En niños de 3 o 4 años se pueden dar peleas, empujones o problemas, pero rara vez se pueden calificar como acoso ya que suelen producirse entre los niños de manera aleatoria, no fija de un niño acosando a otro.

No obstante, es preciso estar pendientes desde pequeños a posibles casos de acoso incipiente y, por supuesto, empezar en estos años la tarea de prevención ya que cuanto antes se eduque a los niños para no acosar a ningún compañero, más posibilidades de evitarlo.

Y es fundamental conseguirlo ya que las consecuencias del acoso escolar continuado son devastadoras para el niño y su entorno. Baja autoestima, problemas emocionales, fracaso escolar, depresión, ansiedad, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos… incluso suicidio.
 

¿Cómo evitar el bullying en el colegio?

Por eso se deben tomar desde ya las riendas del problema y ponerle freno desde todos los ámbitos. Por una parte, es importante que los colegios y centros escolares adopten medidas de detección y prevención, como el método KiVa, creado en Finlandia, donde las tasas de acoso escolar se han reducido considerablemente desde que se implantó en todas las escuelas (desaparecieron en el 79% de los colegios y se redujeron en el 18%). Este método pone el foco en los testigos que se ríen y no hacen nada para evitar el acoso por miedo a ser ellos los acosados. Así, hacen pensar al acosador que lo que hace es divertido o está bien, aunque no lo piensen por dentro, haciendo que el problema se cronifique y continúe. KiVa busca cambiar la actitud de esos testigos no solo para que no participen de forma pasiva en el acoso, sino para que lo denuncien y no lo permitan. De esta manera, si el acosador nota que nadie le respalda ni le apoya en su acoso y todos se ponen contra él, dejará de hacerlo.

El programa consiste en una veintena de clases que se imparten a los 7, 10 y 13 años. Estas clases consisten en diez lecciones que se realizan a lo largo del curso escolar y que tratan temas como la empatía, el respeto a los demás, etc. Y son tan efectivas que ya son muchos los países donde se está implantando, incluso en algunos colegios privados de España ya se lleva a cabo este método, que solo falta que llegue a todos los centros públicos.

Como hemos visto, la primera veintena de clases se imparten a los 7 años, ya que es la edad a la que se ha visto que con más frecuencia comienzan los casos de acoso, por lo que es el momento de comenzar a enseñar a los niños a no consentir el acoso en clase y a denunciarlo para que ningún niño más tenga que pasar por esta situación tan horrible.

Por último, todos debemos tener en cuenta que no solo es labor de los gobiernos y los centros escolares acabar con esta lacra, sino también y principalmente de los padres. Los padres son el modelo de empatía, conducta social positiva, compañerismo y control de las emociones que los niños siguen, especialmente si hablamos de niños de 7 a 13 años. De hecho, muchos niños acosadores son a su vez acosados y humillados en casa o por un adulto cercano.

Por eso, es importante educar a nuestros hijos en la empatía y no permitir comportamientos violentos. Estar pendientes de sus necesidades y problemas para evitar que los paguen con los demás y escucharlos activamente para saber qué los pasa o qué problemas tienen.

Solo si todos luchamos juntos podremos acabar con el acoso escolar.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 05-07-2022

Redacción: Irene García

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