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¿Cómo conseguir que un niño haga caso?

¿Cómo conseguir que un niño haga caso?

¿Tu hijo tiene entre tres y seis años? ¿No hace caso a nada de lo que le dices? ¿Le pides algo y hace todo lo contrario? En este artículo descubrirás por qué tu hijo está tan rebelde y por qué hace todo lo contrario a lo que le pedís…

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Indice

 

El comportamiento y el desarrollo del niño

Hay que tener en cuenta en primer lugar que los problemas más frecuentes de los niños pequeños son los miedos, las dificultades con la alimentación y también la oposición para seguir las normas. Además, si tu hijo tiene entre tres y seis años, paciencia, porque es lo más habitual. Durante este periodo los niños se desarrollan muy rápidamente en el lenguaje y el aprendizaje con cambios muy grandes en su forma de pensar y la ampliación de su círculo social.

En muchos casos cuesta bastante distinguir entre un comportamiento normal y uno “patológico” porque son muchas las ocasiones en las que los niños no se comportan como se espera de ellos. Los padres y las madres de todos estos niños menores de seis años comienzan a sentirse culpables y entienden que el problema de su comportamiento se debe principalmente a la educación que ellos les han dado, aunque esto no es siempre así.

Además del miedo excesivo a una determinada cosa o las dificultades con la alimentación se presentan también otros problemas a esta edad como el control de los esfínteres, pero, sin duda, uno de los problemas más frecuentes y también que más preocupa a los padres y madres de estos peques es el comportamiento. Se encuentran ahora en la edad perfecta para poder saltarse las normas, o eso es al menos lo que ellos consideran, así que habrá que estar preparado. ¿Existen algunos factores asociados con las dificultades de comportamiento de los niños? Por supuesto, los niños pequeños son siempre más sensibles a los cambios ambientales, tanto positivos como negativos. Además, la etapa preescolar suele ser un periodo de riesgo de situaciones de abuso o negligencia, aunque a su vez también una muy buena oportunidad para que se pueda mejorar si se instauran cambios ambientales protectores en el entorno.

Cuando, por ejemplo, un niño tiene una rabieta o responde “no”, el padre o la madre puede sentirse retado en ese mismo momento, como si le echaran un pulso que, como adulto, no puede permitirse perder. Sin embargo, antes de pensar en el ganador de ese pulso habrá que entender el valor y el significado de la crianza positiva. Para comenzar a aplicarla lo que se debe hacer es un esfuerzo en primer lugar para intentar ver más allá de la “conducta problema”, una expresión de malestar generado en el niño por un motivo todavía desconocido para los padres. De hecho, en muchas ocasiones, cuando los niños se portan mal es porque están tristes, nerviosos o incómodos, y sus progenitores no se han dado cuenta. Si los padres y las madres entienden esto de esta forma lo más probable es que les apetezca más mostrarles afecto y ayudarles, que reñirles por sus comportamientos.


¿Pueden cambiarse los comportamientos?

Los padres y las madres tienden a prestar atención a los niños cuando estos se portan mal. Sin embargo, nunca lo hacen cuando están tranquilos o atentos a las conductas buenas porque según ellos es lo que deben hacer. ¿Por qué no se identifican estas conductas positivas? ¿Por qué no se les brinda atención positiva? Quizás de esta manera también se consigue reforzar y aumentar la probabilidad de que estas acciones y actitudes se repitan. Además, para mejorar la relación con ellos se debería redirigir la atención a comportamientos que se valoran y se quieren incrementar. También es importante que los progenitores elogien a sus hijos por sus esfuerzos y no solamente por sus logros. Y, por último, que reconozcan diferentes emociones en los niños como el miedo, la tristeza, etc., en vez de enfadarse para facilitar también así una conducta alternativa a esa conducta problema.

Eso sí, a la hora de decidir cómo actuar ante las conductas que no agraden a los padres se ha de pensar siempre antes de actuar porque hay muchas de ellas que se pueden ignorar. De esta manera, además, al no prestarles atención pueden ser más proclives a desaparecer…

- si se mete el dedo en la nariz, decirle que no lo haga

- si grita, hablarle en un tono de voz más elevado

Si el adulto progenitor responde así, el niño repetirá dicha actuación porque el resultado es que obtiene la atención. Recordad, además, que para los niños siempre es mucho más sencillo imitar que obedecer.


Factores que influyen en el comportamiento de los niños

Tanto los factores ambientales como los factores biológicos influyen bastante en el comportamiento de los niños. Cuando hablamos de factores ambientales nos referimos especialmente a aquellos que son situaciones habituales de la vida que, aunque la gran mayoría de los niños las encaje con bastante facilidad, también hay niños bastante más susceptibles. Entre los factores biológicos destacamos las alteraciones durante el parto y el embarazo o, por ejemplo, los antecedentes familiares de las enfermedades mentales que pueden influir también en los comportamientos de los niños. No obstante, es importante decir también que la actitud de los padres y las madres aquí es fundamental, aunque en ningún caso los adultos son los culpables absolutos de que el niño se comporte de esa forma ni tampoco de que este tenga problemas de conducta o ansiedad.

 

¿Cómo se pueden prevenir entonces estas dificultades de comportamiento?

Está claro que todas las intervenciones dirigidas a la detección temprana y la promoción de la salud en estas edades suponen una gran oportunidad para prevenir el desarrollo de patología mental en el futuro. Pero es, sin duda, el tipo de educación lo especialmente importante en niños. Un tipo de educación demasiado autoritario, es decir, en el que los progenitores marcan al detalle todas las actividades y corrigen todos y cada uno de los errores, pero tampoco los sobreprotectores son adecuados, que son aquellos que les facilitan todo o les protegen en exceso. Se deduce, por tanto, que el mejor estilo es el asertivo. El estilo asertivo es el que está caracterizado por la presencia de rutinas establecidas, normas y límites, pero siempre impartidas con cariño, prestando atención y reforzando el comportamiento positivo de los niños facilitando siempre la comunicación.

Por último, es importante tener en cuenta también que existen multitud de profesionales acostumbrados a trabajar con niños que pueden ayudarles a la vez que ayudan a sus padres agobiados y preocupados porque no saben por qué sus hijos se comportan así y no hacen caso.

Además, los profesores de las guarderías y también los de educación infantil pueden llegar a detectar dificultades y aconsejar también a los padres y madres remitir a los niños a especialistas en psiquiatría o psicología infantil en los casos más extremos porque, como ya veíamos, podéis lograr que vuestro hijo haga caso siguiendo alguna de estas recomendaciones.
 

 


Fuentes:

Comportamiento en niños preescolares: algunas dificultades https://enfamilia.aeped.es/vida-sana/comportamiento-en-ninos-preescolares-algunas-dificultades

Comportamiento de los niños: qué pueden hacer los padres https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/comportamiento-ninos-que-pueden-hacer-padres

Fecha de actualización: 25-03-2021

Redacción: Ana Ruiz

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