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¿Cómo saber si mi hijo ya tuvo relaciones?

¿Cómo saber si mi hijo ya tuvo relaciones?

Es habitual que los padres se preocupen más de lo normal cuando sus hijos se encuentran en la etapa de la adolescencia. ¿Habrá tenido ya relaciones? ¿Utilizará protección? Estas son algunas de las preguntas más habituales que constantemente los padres de adolescentes se hacen en relación con el sexo.

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Índice

 

¿Cómo saber si mi hijo ya tuvo sexo?

A pesar de que la etapa de la adolescencia comienza a los diez o los doce años, esta va hasta los diecinueve o veinte, una edad en la que es habitual haber mantenido ya relaciones sexuales. Antes, hacia los dieciséis o los diecisiete años, eran muchos los adolescentes que comenzaban a interesarse por la sexualidad. Sin embargo, actualmente, por desgracia, los niños crecen demasiado deprisa y la edad media en la que mantienen relaciones por primera vez cada vez está más lejos de esos dieciocho. Por eso, es fundamental transmitir confianza desde el principio y dejar claro que la protección para tener sexo seguro es vital.

Todos los individuos tenemos una personalidad distinta, pero es en la fase de la adolescencia cuando más se manifiesta. El perfil psicológico es transitorio y cambiante, y el desarrollo de la personalidad dependerá en gran medida de los aspectos heredados, la estructura y sus propias experiencias. Sin embargo, lo que está claro es que un aspecto fundamental en esta etapa es, sin duda, la sexualidad, en la que se generan, además, los cambios físicos y psicológicos más drásticos que estarán presentes durante toda su vida. De aquí la necesidad e importancia de que los padres acompañen siempre al adolescente.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la sexualidad es un aspecto fundamental del ser humano, presente a lo largo de toda su vida”. Esta abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y también la orientación sexual. Y por ello es importante que los padres tengan claro que lo mejor para ellos y para nosotros será abordar el tema de una manera adecuada.

Lo primero que ambos progenitores (en el caso de que los haya) deben hacer es abordar el tema, como decíamos, de la manera más natural posible. Al principio, sobre todo si no hay suficiente confianza entre vosotros, es posible que os dé vergüenza por lo que es necesario que solamente estéis con él o ella para hablar tranquilamente y para que el diálogo sea efectivo. Después, una vez ya estéis reunidos, y si tenéis confianza suficiente con vuestro hijo, lo mejor es preguntar casi directamente. Si obtenéis respuesta y esta es afirmativa, lo siguiente que debéis hacer es explicarle los cuidados que ha de tener.

En el caso contrario, es decir, si no tenéis demasiada confianza con vuestro hijo o se muestra algo incómodo y nervioso al sacar el tema, probablemente la mejor opción sea comenzar preguntando por sus amigos o amigas, si tienen novio o novia, si se dan ya besitos, etc. Todo ello de una manera tranquila y demostrándole que tiene la suficiente confianza como para deciros la verdad. Es vuestro hijo, os importa y solamente queréis que él mismo se proteja. Pero recordad que si no lo conseguís lo mejor es que le pidáis ayuda a un especialista para que sea él quien hable con vuestro hijo para que conozca lo importante que es la protección en el sexo.
 

Consejos para un sexo seguro

Al tratarse de un periodo vital entre la pubertad y la edad adulta, es normal que comiencen a interesarse por temas como el sexo. Y no, los padres no lo podréis evitar pues es algo natural. Es cierto que a la mayoría de los padres no les gusta saber cuándo su hijo mantiene o no relaciones, pero sí es importante que sepan con quién las mantiene y si se protege adecuadamente. Lo más importante es que los padres informen previamente a sus hijos adolescentes de la importancia del sexo seguro con preservativo.

A pesar de que hay multitud de métodos anticonceptivos, lo más común es que los adolescentes comiencen usando el preservativo. Una gran mayoría de ellos, por desgracia, no le ven la importancia a este método, que además de prevenir, por supuesto, un embarazo a temprana edad, también previene de las enfermedades de transmisión sexual. Las ETS son infecciones que se transmiten de una persona a otra a través del contacto sexual, y las causas de esto son las bacterias, los parásitos, los hongos, etc. Estas se contagian por contacto sexual (oral, anal y/o vaginal). Son cada vez más comunes y muchas de ellas no presentan síntomas. Al ser tan comunes, además, es probable que muchas personas tengan alguna en un determinado momento de su vida.

Las personas jóvenes entre 15 y 24 años tienen mayor probabilidad de contraer una ETS que cualquier otro grupo. Y a pesar de que algunas de ellas como son la gonorrea y la clamidia (las más comunes) pueden ser curadas con antibiótico y no son peligrosas si se tratan de inmediato, hay otras que pueden causar graves problemas de salud. Para prevenirlas lo único que se debe hacer es tener sexo seguro y, para ello, si los padres desde el principio de la adolescencia hablan sobre este tema con absoluta naturalidad con sus hijos y les hacen ver todo lo que conllevan estas enfermedades de transmisión sexual seguramente evitarán un embarazo no deseado o el contagio de alguna enfermedad.

Practicar sexo seguro es la única manera de que estos adolescentes no contraigan una determinada enfermedad sexual. Está claro que estas se transmiten de una persona a otra durante la actividad sexual. Por eso, como veíamos, cualquier individuo que tenga sexo oral, anal o vaginal, o incluso contacto genital de piel a piel con otra persona, podrá contraerla. El sexo seguro te protegerá, pero sobre todo protegerá a tus hijos y a las parejas de tus hijos contra las ETS cuando practiquen sexo, que son el grupo más vulnerable.

En este caso también hemos de tener en cuenta que la escuela juega un papel fundamental tanto en la prevención del VIH como de las ETS y del embarazo en adolescentes, pues al igual que el colegio podría definirse como el entorno fundamental en la preparación académica de los estudiantes, también como parte contribuyente a ayudar a los jóvenes a responsabilizarse por su propia salud.

Según algunas investigaciones, los programas de prevención del VIH y las ETS bien diseñados pueden llegar a reducir de manera significativa los comportamientos sexuales de riesgo entre adolescentes. De hecho, una revisión de 48 programas integrales de educación sexual sobre el VIH y las ETS encontró que ninguno aumentó la probabilidad de que los adolescentes tuvieran relaciones, mientras que dos terceras partes tuvieron un efecto significativo en la reducción de las relaciones sexuales de riesgo entre jóvenes.

Finalmente, recordemos que lo más importante siempre para protegerlos es hablar con ellos, observarles y vivir y convivir con ellos siguiendo siempre de cerca todas sus emociones. Dialogar y escuchar sobre sexo es imprescindible en la adolescencia, pero también lo es en otros muchos aspectos importantes de esta etapa. El objetivo final, por tanto, es que tengan una adolescencia sana, emotiva y feliz.


Fuente:

AEP EnFamilia “Hablemos de sexo” https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/hablemos-sexo

 

Fecha de actualización: 14-02-2022

Redacción: Ana Ruiz

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