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¿En qué semana aparece la placenta?

¿En qué semana aparece la placenta?

Al contrario de lo que muchas personas pueden pensar, la placenta no es un órgano que está presente desde el comienzo del embarazo. Esta se va formando poco a poco durante las primeras semanas junto al feto hasta que llega el momento en el que comienza a funcionar, siendo su labor vital para el correcto desarrollo del embrión.

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Índice

 

¿Para qué sirve la placenta?

La placenta es un órgano que se forma dentro del útero de la madre durante el periodo del embarazo. Su rol es indispensable ya que se encarga de otorgar el oxígeno, las hormonas y los nutrientes necesarios al bebé para su correcto crecimiento, a través del flujo sanguíneo que va hacía el útero, 500-700 ml por minuto. Además, también se encarga eliminar los residuos innecesarios de la sangre del feto actuando como un filtro.

Asimismo, también tiene una función endocrina encargándose de la creación de ciertas hormonas necesarias para que el embarazo transcurra con normalidad. Sintetiza estrógenos que ayudan a la implantación del embrión en las paredes del útero, así como al desarrollo de las mamas, a controlar el metabolismo materno y, a su vez, estimulan el crecimiento del bebé. La placenta también fabrica gonadotropina coriónica humana, que se encarga de que la gestación siga su curso, además de ser la que se mide en las pruebas de embarazo.

También tiene una función protectora, ejerce de escudo contra algunos virus, gérmenes y bacterias que no pueden atravesarla ni afectar al bebé cuando su sistema inmune aún no está lo suficientemente maduro.
 

¿Cuándo se forma la placenta?

La placenta empieza su formación en el mismo momento en el que el óvulo fecundado se implanta en la pared del útero, pero no es hasta la semana 12 cuando aparece completamente formada.

Está formada por un componente materno (mucosa uterina) y otro de origen fetal (trofoblasto). La parte materna es la que compone la zona más externa de la placenta y está en contacto con la pared uterina, llamándose placa basal. Por el otro lado, la porción fetal es la zona interna, la cual está compuesta por una compleja red de vasos sanguíneos por los cuales el bebé recibirá los diferentes nutrientes. Además, también se forma la placa coriónica a partir del trofoblasto que se encarga de mantener fijado el embrión a la pared del útero.

La posición normal en la que se sitúa es en la cara anterior o posterior del útero, dejando libre la cérvix (canal del parto). Pero, en ocasiones, la placenta se puede colocar en la zona inferior de la cavidad uterina, lo que propicia que pueda tapar parcial (no oclusiva) o totalmente (oclusiva) el cuello del útero.
 

¿Qué problemas pueden surgir en la placenta?

Este órgano se desarrolla y crece junto al propio feto hasta las semanas anteriores al alumbramiento. Si el embarazo se alarga más allá de las 41 semanas el riesgo de que deje de cumplir su función es muy elevado, denominándola en este caso “placenta envejecida”. En condiciones normales, puede llegar a tener un diámetro de entre 20-25 centímetros  y 2-3 centímetros de grosor, llegando a pesar unos 500 gramos.

Algunos de los problemas más comunes que se presentan en relación a la placenta son el desprendimiento, cuando la placenta se separa de las paredes internas del útero antes del nacimiento.

La placenta adherida es un trastorno que se da cuando los vasos sanguíneos y otras partes placentarias crecen demasiado ligadas a la pared del útero y, por consecuencia, en el parto no se desprende provocando complicaciones.

Otra de las afecciones que se puede padecer es la placenta previa, es decir, cuando esta cubre por completo o de manera parcial el cuello del útero taponando la salida al exterior.

Asimismo, existe un padecimiento denominado placenta retenida que se da cuando esta no se expulsa en los 30 minutos posteriores al parto pudiendo provocar infecciones graves o un sangrado excesivo si no se trata.
 

¿Qué factores pueden afectar a la salud de la placenta?

En otra línea hay que mencionar que existen diversos factores que pueden afectar a la formación y la salud de la placenta durante el embarazo, pudiendo algunos de estos ser invertidos y otros no.

1.            Si durante la gestación el saco amniótico (membrana que cubre al embrión) sufre alguna fuga o se rompe antes del parto los riesgos de sufrir alguna complicación placentaria aumentan.

2.            Cualquier trastorno de coagulación de la sangre aumenta el riesgo de sufrir algunos problemas de placenta.

3.            Sufrir un traumatismo abdominal (caídas, golpes, etc.) puede derivar en que se sufra un desprendimiento de placenta prematuro.

4.            Si ya se han padecido problemas placentarios anteriormente o se ha sufrido una cirugía uterina el riesgo de volver a tenerlos es mayor.

5.            La edad de la madre también influye, cuando se superan los 40 años hay ciertas complicaciones que se vuelven más habituales. Así como una presión arterial alta tiene efectos  negativos. 
 

Mitos y tradiciones acerca de la placenta

La placenta es un órgano tan importante e imprescindible para el correcto progreso del embarazo y desarrollo del bebé que en muchas culturas existen rituales dedicados a ella. Actualmente, muchos países siguen conservando antiguas tradiciones sobre la placenta, por ejemplo, en Nepal se cree que si un niño sonríe repentinamente es que está jugando con su hermano mayor, la placenta. En China se cree que es un remedio para combatir la vejez. En Sudán, la entierran cerca de las facultades de medicina para que sus hijos puedan ser médicos en el futuro. Existen muchos rituales de esta índole a lo largo de todo el planeta que fortalecen la importancia de este órgano.

 

 


Fuentes:

Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

 

Fecha de actualización: 25-02-2021

Redacción: Andrea Rivero

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