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La alimentación en las primeras etapas de la vida puede modificar la microbiota del bebé

La alimentación en las primeras etapas de la vida puede modificar la microbiota del bebé

La microbiota es el conjunto de seres vivos que nos colonizan. Está demostrado que la alimentación de los primeros años influyen en la microbiota toda la vida, por eso hay que cuidar la alimentación del bebé desde que nace.

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Índice

 

¿Qué es la microbiota?

La microbiota es el conjunto de seres vivos microscópicos como virus, bacterias, protistas, hongos, parásitos, arqueas… que nos colonizan, desde la boca hasta la piel. El conjunto de todas esas microbiotas es el microbioma.

El intestino tiene la mayor concentración de estos microorganismos, por eso la microbiota o flora intestinal es el centro de la mayoría de las investigaciones sobre microbiomas. Y es que el microbioma intestinal es una colonia de microorganismos que funciona como parte de su sistema inmunológico, lo protege de los alimentos tóxicos y sintetiza algunas vitaminas.

Y la alimentación en las primeras etapas de la vida puede jugar un papel determinante en la configuración de esta microbiota.
 

La microbiota y su relación con el sistema inmunológico

Son numerosos los estudios e investigaciones que han demostrado que existe una fuerte relación entre la salud y la nutrición durante los primeros meses de vida y la salud futura. Por lo tanto, es importante cuidar la alimentación de nuestros hijos en sus primeros años de vida, ya que puede marcar su salud en la edad adulta.

Los primeros momentos de la vida son fundamentales a la hora de la colonización de nuestro intestino por parte de los microorganismos que luego nos acompañarán el resto de nuestra existencia. En su desarrollo existen ventanas críticas, siendo una de ellas los primeros mil días.

Diversos factores influyen en la formación del microbiota intestinal en estos primeros años:

- modo de parto

- genética del niño

- factores ambientales

- alimentación

- exposición a los antibióticos

- composición de la microbiota prenatal

Entre todos ellos, destaca la alimentación.

¿Se puede entonces mejorar el sistema inmunológico controlando la microbiota a través de la alimentación? Diversos estudios confirman que esto es posible. Para empezar, los nutrientes funcionales afectan positivamente la inmunidad del huésped mediante la modificación del microbioma intestinal, ayudando a reducir las infecciones en la primera infancia. En un estudio dirigido por Cristina Campoy, directora de la Cátedra Ordesa de Nutrición Infantil, se puedo comprobar por medio de tres grupos diferentes de bebés: uno de ellos alimentado con fórmulas enriquecidas con nutrientes funcionales bioactivos, otro con una fórmula estándar y una tercera de bebés alimentados con leche materna. El estudio demostró que los primeros presentaron menor incidencia de episodios infecciosos que las otras dos. En concreto, comparada con la cohorte de la fórmula estándar, la reducción fue muy significativa en infecciones respiratorias y gastrointestinales (un 30,2% menos en las primeras y un 32,5% en las segundas).

Además de influir en el sistema inmunológico, la alimentación de estos primeros años influye también en el desarrollo del bebé. Por ejemplo, la lactancia materna promueve su maduración y protege de la aparición de infecciones y alergias alimentarias que pueden ser producidas por un desequilibrio entre los componentes inmunitarios. La leche materna tiene una serie de componentes importantes como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), presentes también en la membrana de las células del sistema inmunológico.

Por lo tanto, la mejor alimentación para un bebé durante los primeros 6 meses de vida para ayudar a la formación de su microbiota intestinal y fortalecer su sistema inmunológico es la lactancia materna exclusiva.

Y para cuando esta no se pueda ofrecer, es necesario crear un producto más similar a la leche materna, fórmulas como las mencionadas arriba que, al incluir esos ácidos, ofrecían al niño un riesgo menor de desarrollar una enfermedad alérgica o asma que aquellos que se alimentaban con fórmulas que no las incluían.
 

Alimentación y obesidad infantil

Otro de los temas fundamentales en relación a la salud y la alimentación es la obesidad infantil, ya que también se ha podido comprobar el impacto que la dieta temprana en el desarrollo de la obesidad infantil, uno de los grandes problemas en salud infantil de los últimos años.

Según un estudio realizado por el profesor Berthold Koletzo, catedrático de Pediatría en la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich (Alemania), no existe ninguna relación entre la obesidad y el momento de la introducción de la alimentación sólida. Así, en el estudio en el que participaron padres de más de 7.500 niños de seis países europeos, conocido como estudio Toy-Box, no se pudo observar un riesgo significativo de obesidad cuando esta introducción se hacía de forma precoz entre 1 y 3 meses o cuando era algo más tarde, entre los 4 y 6 meses.

Por lo tanto, el momento de la introducción de la alimentación sólida no influye en el posterior riesgo de obesidad, pero sí lo hace el tipo de alimentación. Por ejemplo, se ha demostrado que los niños que se alimentan con leche materna exclusiva durante los primeros meses de vida tienen menos riesgo de padecer sobrepeso u obesidad.

Igualmente, respetar las necesidades del bebé, no llenar demasiado el plato ni obligarle a comer si no quieren son medidas esenciales para evitar la obesidad, así como ofrecerle una dieta saludable rica en alimentos naturales como frutas, verduras, carnes magras, pescados, huevos, cereales o legumbres, evitando los alimentos ultraprocesados, las grasas saturadas, los azúcares, los refrescos con gas… Y, por supuesto, que el niño lleve una vida activa con ejercicio, paseos, juegos al aire libre… Nada de pasarse el día en casa encerrado con la tablet o la tele.


Fuente:

Cátedra Ordesa de Nutrición Infantil

Fecha de actualización: 28-07-2021

Redacción: Irene García

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