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¿Cómo afecta psicológicamente el bullying?

¿Cómo afecta psicológicamente el bullying?

El bullying o acoso escolar puede producirse tanto a nivel físico (golpes, patadas, empujones…) como psicológico (humillaciones, vejaciones, aislamiento…). Sin embargo, todos los expertos coinciden en lo mismo, sea físico, psicológico o de ambos tipos, las consecuencias psicológicas para el niño afectado siempre serán mucho más graves que las físicas, especialmente a largo plazo.

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Indice

 

¿Qué es el acoso?

El acoso es la intimidación reiterada por parte de uno o varios niños a una o varias víctimas durante un tiempo que puede ser más o menos largo. Este acoso puede ser físico o psicológico y, generalmente, se produce en el colegio en momentos en los que los profesores o responsables del centro no están delante (baños, patio, comedor, salidas y entradas…), por lo que puede ser difícil de constatar que existe un problema porque, además, estos niños sienten miedo a las represalias y vergüenza de lo que les está pasando, así que no suelen denunciar ni explicar a sus padres que sufren acoso. Por eso, los adultos tenemos que estar muy pendientes del comportamiento de nuestros hijos o alumnos y, ante cualquier cambio que pueda implicar problemas en clase, hablar con el niño o el profesor para averiguar si está sufriendo bullying y poner remedio cuanto antes ya que las consecuencias para el niño son muy graves.

El acosador suele utilizar algún tipo de ventaja, física o psicológica, para persistir con inmunidad en su actitud y, si consigue que el niño se vea aislado y sin apoyos, podrá “hacer” con él lo que quiera, destrozando su vida y llevándole incluso, en los casos más graves, al suicidio.

 

Consecuencias psicológicas del bullying

Los primeros efectos del acoso escolar en la víctima son aislamiento, soledad, miedo, negativa a ir a clase, caída en el rendimiento escolar y somatizaciones (dolores y molestias que aparecen a causa del trauma psicológico).

Además, si esta situación se mantiene en el tiempo y no se frena, el niño comenzará a sufrir ansiedad. Estará siempre preocupado y en un estado continuo de vigilancia, lo que puede hacer que se sobresalte o se asuste por cualquier nadería. La ansiedad va acompañada de otros síntomas como irritabilidad, cambios en el apetito, problemas para dormir, anhedonia (no puede disfrutar por nada) y visión negativa de todas las cosas.

Para evitar el enfrentamiento, se quedará en casa y se asilará cada vez más, lo que puede derivar en una depresión. La víctima se sentirá cada vez más sola, triste y desamparada. Si esta tristeza se instala en su vida de manera permanente, puede conducir a una depresión grave que, en algunos casos, acaba en el suicido para acabar con el sufrimiento. El último estudio hecho por la Asociación Americana de Pediatras reveló que el 78% de jóvenes de entre 13 y 18 años que se suicidaban había sufrido algún tipo de bullying o ciberbullying.

Además, el bullying causa otros problemas como una autoestima baja, llegando a pensar que todo lo que le pasa se lo merece y que no vale para nada, lo que afectará negativamente a su rendimiento escolar.

Asimismo, el estudio "Center for Developmental Epidemiology at Duke", afirma que las personas que han sufrido bullying de niños tienen niveles más altos de la hormona del estrés (cortisol), por lo que tienen una mayor sensibilidad al estrés y reaccionan peor ante él, lo que aumenta la posibilidad de desarrollar ciertas enfermedades de adultos. Este estudio también afirma que los adultos que han sido víctimas de acoso tienen más problemas para establecer relaciones sociales con los demás y mayor probabilidad de desarrollar algún tipo de trastorno psicológico.

Por último, son muy impactantes los resultados de una investigación reciente publicada en la revista The Lancet Psychiatry que confirman que los adolescentes víctima de bullying en clase sufren efectos peores a largo plazo en la salud mental que los niños que sufren maltrato por parte de adultos.

Esto puede ocurrir porque los niños pasan más tiempo en clase que en casa, por lo que los efectos de esta violencia pueden ser más graves y durar más. También descubrieron que es más probable que los niños que sufren maltrato por parte de adultos sean también víctima de acoso.

Así, los investigadores descubrieron que los niños que sufren bullying tienen más posibilidades de padecer ansiedad, depresión y de auto lastimarse o suicidarse que los que sufren maltrato.

Por lo tanto, es importante que los gobiernos se tomen más en serio el tema del acoso escolar y destinen más medios y medidas a prevenir este problema que puede causar tantos efectos negativos en la salud física y mental de los niños que lo sufren. Pero no solo los gobiernos y los colegios deben ponerse más serios con este tema, también los padres debemos educar a nuestros hijos en el respeto y la empatía ya que, aunque no queramos reconocerlo, nuestro hijo puede convertir en acosador o, al menos, en colaborador al permitir que otros lo sean y hagan daño a sus compañeros sin intervenir. Si un niño intenta hacer bullying a otro pero sus compañeros no lo permiten, no habrá acoso. Eduquemos a nuestros hijos para acabar todos juntos contra esta lacra.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 07-07-2022

Redacción: Ana Ruiz

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