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Consejos para que un niño deje de ser agresivo

Consejos para que un niño deje de ser agresivo

Que un niño se enfade de vez en cuando no quiere decir que sea violento, pero si a partir de los siete u ocho años un niño se enfada de manera habitual y muestras conductas violentas insultando o incluso golpea objetos o pega a personas y les falta el respeto, es cuando hay que empezar a preocuparse.

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Índice

 

¿Qué es la agresividad?

La agresividad es la tendencia a actuar o responder violentamente con intención de causar daño a otro, no tiene por qué llevarse a cabo dicha agresión. En psicología existen dos tipos de agresión:

- agresión hostil cuyo objetivo es dañar o lastimar a la víctima.

- agresión instrumental cuyo objetivo es lograr el acceso a objetos, espacios o privilegios.

Es importante tratar este tema porque dependiendo de cómo aprenda a lidiar con ella puede convertirse o no en un atributo estable de su personalidad.

 

¿Hay diferencias entre niños y niñas?

En un principio no hay diferencia en el nivel de agresividad entre niños y niñas, pero en cuanto aparecen las diferencias de género y lo que se espera o permite de cada uno es cuando estas diferencias se empiezan a percibir realmente.

- Los niños suelen manifestar su agresividad de muy diversas formas: insultos, golpes, intimidaciones, etc.

Las niñas suelen ser agresivas también, aunque normalmente de manera más sutil y con objetivos sociales: exclusión de otras niñas o niños de un grupo, creación de rumores, intentar dañar a otro su autoestima o su estatus en el grupo, etc.

 

Los menores no nacen sabiendo qué es la moralidad

La moralidad, los valores y la ética son conocimientos que los niños van adquiriendo a medida que pasa el tiempo, es decir, que no es algo que sepan desde que nacen. Los niños toman a sus padres en este aspecto como referentes, no solo absorben lo que se dice y lo que ellos escuchan día a día, también lo que se hace.

Una de las grandes metas que tienen los padres es que los hijos adquieran estos principios éticos y valores para poder así distinguir entre lo bueno y lo malo, lo correcto de lo incorrecto. Esto se le va inculcando a los niños desde una muy temprana edad (no pegarle a la mascota, no tirar del pelo, compartir los juguetes, etc.).

 

Señales que indican que un niño se ha vuelto violento

- El niño no deja de protestar por todo.

- Se pasa el día enfadado.

- Tiene conductas agresivas y desafiantes: grita, golpea cosas, insulta, da portazos, patadas, etc.

Estas conductas agresivas se prolongan hasta pasados los 7 años del menor. Cuando el niño es más pequeño puede incluir etapas en las que no sabe gestionar sus emociones y esto es más normal, el resto no lo es y hay que tratarlo.

 

¿Cómo prevenir la agresividad en los niños?

- La música es de los mejores remedios que se pueden utilizar para calmar a los niños con conducta agresiva. Es recomendable tanto escuchar la música como cantar. La musicoterapia ha descubierto que hay canciones que hacen que las conductas agresivas se relajen.

- Comunicación abierta: mostrarle empatía a los niños para que sepan que todo el mundo se enfada, pero que se debe siempre enfocar con humor las reacciones agresivas para que aprendan a moldear y a gestionar cuanto antes los arranques violentos por su propio bienestar.

- Llegar a un acuerdo para el uso de móviles y otros aparatos tecnológicos.

- Ofrecerles un ambiente tranquilo donde los problemas se revuelvan pacíficamente.

Articulo relacionado: Consejos para que un niño crezca

- Conectar al niño con la naturaleza y hacer ejercicio. De esta manera los menores pueden canalizar su energía de otra manera.

- Explicar la importancia del descanso. Una buena rutina le viene bien a todo el mundo.

- Sacar al niño interior que el adulto lleva dentro para recordarles que hay determinados comportamientos que sí son típicos de la infancia.

 

¿Qué hago si mi hijo ya es agresivo?

Es fundamental que se incremente la convivencia entre los padres y el niño con una comunicación individualizada y cercana reforzando así los lazos afectivos. Se intentará transmitir a los niños valores que fomenten la empatía, la generosidad o la autoestima ya que estos son los valores que inhiben la agresividad.

Tenemos que estudiar los factores de riesgo que rodean a nuestro hijo para poder estudiarlos y poder intervenir adecuadamente. Los estudios sobre niños agresivos demuestran que la agresividad en niños pequeños puede ser reducida y reconducida con el ambiente educativo adecuado. También es básico que los padres no tengan conductas agresivas para que los niños los cojan a ellos como referencia. Hay que recordar que los padres son modelos tanto para bien como para mal.

Para gestionar esta agresividad infantil hay unas pautas muy eficaces: la eliminación de los elementos que desencadenen la agresividad, los premios o los castigos.

Cuando los niños tienen entre dos y cinco años es, quizás, el mejor momento, el periodo donde es mucho mejor actuar. Las medidas más eficaces son:

- la separación del niño (unos minutos) de los otros cuando empiece a actuar de manera agresiva

- hacerle reflexionar sobre lo que ha hecho

- alabar siempre las buenas conductas del menor

-que sus acciones tengan consecuencias

sobrecorrección (corregirle de tal modo que al tiempo le proporciones un modo positivo de actuar)

- ignorar lo que hace, sobre todo cuando lo único que quiere es llamar la atención

- extinción del comportamiento por falta de respuesta

Con estas pautas no se busca que el niño obedezca, se busca que el niño aprenda a controlar su agresividad de modo que no se comporte así, aunque no haya a quién obedecer.

Los padres tienen que acostumbrar a los niños desde que son pequeños a que las cosas no se consiguen pataleando, gritando o empujando a alguien o a algo. Cuando esto ocurra, si queremos dar al niño lo que pide, esperaremos a que lo haga de manera calmada y elogiándolo con un “así me gusta”.

 

Ayuda de un profesional, ¿cuándo?

A pesar de todas las sugerencias que se pueden dar, a veces los padres se desbordan y es necesario plantearse la idea de pedir ayuda a un psicólogo infantil.

Esto pasará cuando:

- el niño ya se está haciendo mayor y debería saber controlar sus impulsos

- la duración del periodo se alarga.

- la frecuencia y la intensidad de los episodios de agresividad aumentan.

Esto puede tratarse de un trastorno (tendría origen biológico) o un problema (tendría origen educativo), pero lo que está claro es que las dos opciones son un asunto serio ya que un comportamiento agresivo en la infancia está asociado con mayor probabilidad de fracaso académico y el desarrollo de otras patologías psicológicas durante la edad adulta.

Los psicólogos infantiles son los verdaderos expertos, y los profesionales que resolverán adecuadamente cuáles son los factores de riesgo que están afectando a vuestro hijo y será siempre este profesional quien planteará una estrategia a medida para que la situación se solucione. Estas estrategias tendrán programas de aprendizaje de la autorregulación emocional, construcción de los sistemas ejecutivos y aprendizaje de normas generales.


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