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Cómo actuar ante niños agresivos

Cómo actuar ante niños agresivos

El problema de la agresividad en los niños es uno de los más graves y más difíciles de tratar en lo que respecta a la educación de los hijos. Para los padres, resulta muy complicado tratar con niños desobedientes y violentos, pero es posible atajar el problema si sabes cómo.

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Indice

 

¿Por qué mi hijo es agresivo?

Todos los niños tienen comportamientos agresivos hacia los 2 años, como pegar o morder, pero esa agresividad inicial, que se considera adaptativa y normal, deja de serlo cuando hay una intencionalidad. Es decir, cuando el niño busca provocar un daño, ya sea físico o psíquico, de manera deliberada a la otra persona.

Existen diversos factores que influyen en que un niño sea más o menos violento, como la personalidad, la educación, la familia, etc.

Además, hay que tener en cuenta la edad ya que los niños de 2 años suelen ser más agresivos porque no saben comportarse de otro modo ni controlar sus emociones, pero la misma agresividad en un niño de 6 años sí puede ser disfuncional e indicar que existe un problema con el niño.

A rasgos generales, los niños son agresivos cuando se sienten frustrados, es decir, cuando no consiguen aquello que quieren. Pero mientras que unos niños, ante esta situación, lloran o montan una rabieta, otros se vuelven agresivos, pegan e insultan.

Además, la teoría del aprendizaje social defiende que las conductas agresivas se aprenden por imitación de los modelos que el niño tiene a su disposición. Por lo tanto, ten en cuenta que el niño suele comportarse y relacionarse con los demás casi en la misma forma en que sus padres lo hacen, así que es posible que la agresividad de tu hijo sea “culpa” vuestra.

 

 ¿Cómo actuar ante niños agresivos?

El problema con la agresividad es que, si no se corta a tiempo, suele empeorar y los adolescentes agresivos son mucho más complicados y pueden acabar causando verdaderos problemas y dramas de convivencia familiar. Por eso, aunque tu hijo sea pequeño, debes tratar cuanto antes sus comportamientos agresivos:

- Nunca reacciones a su agresividad con más agresividad. Si cada vez que se porta mal o desobedece le pegas o le insultas, es normal que el niño actúe de la misma manera cuando se enfade.

 - Los niños imitan los comportamientos que ven en sus padres. Vosotros sois su modelo en todo, por lo que debes comportarte siempre, y con todo el mundo, de manera educada y amable. Si ve reacciones agresivas en ti, aunque no sea hacia él sino hacia otras personas, las imitará en su trato con los demás.

- Acuerda con tu pareja las normas y límites, así como las consecuencias. Eso de que un padre juegue al “poli malo” y otro al “poli bueno” no funciona y es contraproducente. El niño no puede acudir a uno de los dos sabiendo que le consentirá todo. Ambos deben establecer las mimas normas y aplicar las mismas consecuencias cuando el pequeño desobedezca. Si no, se sentirá confundido.

- Enseñarle a tolerar la frustración. Como decíamos, es una de las principales causas de la agresividad infantil, por eso debes fomentar en tu hijo desde bebé la educación emocional. Una buena idea para enseñarles a aceptar la baja tolerancia a la frustración es jugar con ellos a juegos de mesa y dejar que ganen algunas veces para que sientan la alegría de ganar pero también dejar que pierdan. Tampoco le concedas todos sus caprichos y deseos al instante. A veces se consigue lo que se busca, y otras veces no. Y hay que saber aceptarlo.

- Ofrécele soluciones alternativas a sus conflictos que no se basen en la violencia. Es importante que el niño cuente con técnicas y armas para resolver sus problemas sin recurrir a los puños o las patadas.

- No reprimas sus emociones. El problema no es que se enfade, sino cómo expresa ese enfado. Por eso, cuando esté enfadado debes permitirle que te cuente qué le pasa y que lo saque fuera, pero siempre por medio de palabras, no de golpes o insultos.

- El rincón de pensar. Mientras mantenga una conducta agresiva no debes hacerle caso. Dile que se vaya a su habitación hasta que se calme y, una vez esté tranquilo, ve a verle y habla con él de lo que ha pasado. Pero nunca antes o pensará que la agresividad funciona para obtener aquello que quiere.

Nunca recompenses sus comportamientos agresivos para conseguir que se calme. Las recompensas deben venir siempre tras actos buenos. De igual modo, nunca debes amenazarle, debe portarse bien porque es lo correcto.

- Presenta distracciones saludables para que cambie el foco de atención. 

- Usa el refuerzo positivo para premiar sus buenas conductas y dale la enhorabuena cada vez que gestione un problema sin agresividad. 

- La empatía es uno de los valores más importantes en este caso ya que, si el niño es capaz de entender cómo se siente alguien cuando él le pega o le hace daño, podrá reducir esa agresividad.

- Si notas que la agresividad de tu hijo se te va de las manos y que cada vez va a peor, no lo dejes pasar. Ve a un profesional de psicología infantil que te ayude a averiguar la causa de tanta agresividad y cómo tratarla. 


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