Consejos para padres impacientes

Indice

• El papel de la paciencia en la crianza
• Consejos para ser más paciente

 

El papel de la paciencia en la crianza

La paciencia es una virtud con la que no todos contamos en el mismo nivel, pero que, afortunadamente, se puede trabajar y mejorar. Además, es muy importante ser pacientes con nuestros hijos, ya que ellos aprenden mediante el ejemplo que les damos y, si somos pacientes, ellos aprenderán a serlo, pero si estallamos ante el mínimo problema, ellos harán lo propio.

Por lo tanto, unos padres impacientes no solo dan un mal ejemplo a sus hijos, sino que también pueden causar graves perjuicios a su desarrollo emocional al mostrarse violentos, agresivos, poco empáticos, etc. Y es que la impaciencia lleva aparejadas malas conductas y comportamientos, por lo que debemos intentar erradicar esta forma de actuar de nuestro día a día.

Además, hay que tener en cuenta que, la mayoría de las veces, los niños no actúan como lo hacen por molestar o fastidiar a sus padres, sino que es su forma de ser. Los niños no entienden de horarios, relojes, prisas… por lo que no pueden comprender por qué te pones tan nervioso si no llegáis a tiempo al cine o si se hace la hora de entrar al colegio. Para ellos, el tiempo es un concepto difícil de entender y solo saben de juegos y diversión, por lo que parase a ver una hormiga mientras camináis con prisa o a ver algo que le llama la atención no es nada malo, sino algo inherente a su edad y su desarrollo. Necesitan explorar y descubrir cosas nuevas, así como desarrollar su libertad y su personalidad, lo que les lleva muchas veces a no obedecer las normas o límites que imponen sus padres.

Por lo tanto, si tienes hijos tienes que desarrollar al máximo tu paciencia, ya que la vas a necesitar.

Consejos para ser más paciente

1- Entiende a tu hijo. Las rabietas, los berrinches y los caprichos forman parte del desarrollo normal de un niño, por lo que debes estar preparado para esta etapa y no enfadarte cada vez que tu hijo llore o se ponga nervioso. Intenta entender qué le pasa o qué quiere para poder calmarle sin tener que recurrir a los gritos, que además solo empeoran la situación y no arreglan nada.

2- Sé un buen ejemplo. Si cada vez que pasa algo te pones nervioso y gritas, tu hijo actuará de la misma manera, lo que no hará sino acrecentar el círculo de gritos e impaciencia. Si tú eres más paciente, él también lo será, y así te ayudará a estar más tranquilo. Si no quieres que grite, no grites tú. Si quieres que no use el móvil, no lo uses tú a todas horas.

3- Cuando ya no puedas más, vete a otra habitación, respira hondo y cuenta hasta 10 (o hasta lo que necesites), para no volver con tu hijo hasta que no estés más calmado y tranquilo.

4- Trata de ser empático y ponerte en sus zapatos. Si eres capaz de entender lo que está sintiendo (enfado, rabia, ira, miedo, frustración) podrás comprenderle y ayudarle sin ponerte nervioso.

5- Sé más flexible. Quizá el problema es que le exiges demasiado o que le exiges cosas que no puede hacer a su edad o con su madurez. No seas tan inflexible y cede alguna vez para que podáis llegar a acuerdos sin necesidad de discutir por todo, sobre todo si hablamos de cosas sin trascendencia como la sudadera que ponerse.

6- Explica tus motivos. Los niños son más propensos a obedecer y hacer caso si le das las razones por las que debe hacer algo, como “lavarse los dientes para evitar la caries” o “beberse la leche para estar más fuerte”. “Porque yo lo digo” no es algo que funcione con ellos.

7- Anticípate a las situaciones problemáticas. Si sabes que tu hijo se pone nervioso si tiene sueño o hambre, evita estas situaciones y dale de comer ante las primeras señales de hambre o llévale a la cama antes de que se caiga de sueño.

8- No te centres en lo negativo. Si a lo largo del día te ha obedecido 5 veces de 8, no pienses en esas 3 que no te ha hecho caso, sino en las 5 que sí. Seguro que con paciencia y disciplina positiva consigues que pronto sean 8 de 8. Trata de ver lo positivo de su comportamiento antes de estallar para no ponerte nervioso por nada.

9- Comparte la educación con tu pareja. Si llevas todo el paso de la educación y la crianza de tus hijos es normal que pierdas la paciencia muy a menudo. No debes asumir tú toda esa responsabilidad, el niño es de los dos y debéis ser los dos quienes os ocupéis de educarle y regañarle si hace algo mal. Apóyate en tu pareja para no perder la calma a menudo.

10- Busca momentos para ti. No solo eres madre o padre, también sigues siendo una mujer u hombre con sus necesidades e inquietudes. Si lo único que haces todos los días es trabajar y educar a tus hijos, y nunca dejas tiempo para ti y tus hobbies, tendrás mucha menos paciencia. Busca momentos para ti, al menos un día a la semana. Relájate, date un masaje, vete de compras, queda con amigos, sal a tomar algo, pasea o haz deporte, lo que te ayude a relajarte y no acumular estrés. De esta manera, serás más paciente con tus hijos y en general.