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Consejos para padres de preadolescentes

Consejos para padres de preadolescentes

El paso de la niñez a la preadolescencia sucede de manera repentina y por eso, como padres y madres de hijos preadolescentes no sabemos ni por dónde empezar. Han dejado de ser niños pero todavía no son mayores. ¿Qué podemos hacer?

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Indice

 

La etapa de la preadolescencia

La preadolescencia es la etapa vital entre la niñez y la adolescencia y supone el anticipo de los cambios físicos y emocionales que llegarán muy pronto. En la preadolescencia se inicia una nueva etapa de construcción de la identidad de nuestros hijos que precede a la adolescencia. Según los expertos, la preadolescencia oscila entre los 9 y los 13 años, aunque como bien sabemos esto varía de un niño a otro ya que depende mucho de las circunstancias de cada uno de ellos.

A pesar de que sabemos que algún día llegará, cuando realmente llega no sabemos hacer frente a todo ese proceso de cambios que sufren nuestros hijos. Y no es para menos, nuestros amables y cariñosos pequeñajos se vuelven fríos y algo cortantes, no soportan muestras de afectividad y cariño, sobre todo en público, y su comportamiento acaba desconcertando a cualquiera.

Sin embargo, y aunque la paciencia sea algo que debamos tener siempre presente como padres, hay algunos consejos que podrán evitarnos más de un disgusto. Y no, imponer solamente normas estrictas no sirve de mucho, ya que de hecho, y según algunos expertos, “los padres que utilizan un castigo intenso fomentan en sus hijos comportamientos agresivos y violentos”.

Por tanto, la tarea más importante que debemos lograr es que nuestros hijos piensen, reflexionen y usen adecuadamente la cabeza. La prohibición les conlleva a no conocer las consecuencias de sus actos y se convierten en niños y adolescentes que ignoran y desconocen, algo, sin duda, que a la larga les pasará factura, porque a la mínima oportunidad que tengan de saltarse las reglas lo harán y el resultado será mucho peor.


¿Qué se debe hacer en esta etapa?

1. Hablar con ellos. Quizás uno de los mayores logros con los preadolescentes sea captar su atención. ¿Cómo? Aunque a veces parezca imposible, siempre habrá un tiempo, por muy breve que sea, para hablar y lograr más complicidad con ellos. Es una tarea sencilla. Basta con prestarles atención mientras nos cuentan un poco cómo les ha ido el día. Con este primer consejo, el segundo y el tercero vienen solos.

2. Conocer lo que les gusta en realidad. Si mantenemos a diario algo de conversación con nuestros hijos y prestamos verdadera atención, acabaremos descubriendo qué es lo que realmente les gusta y si disfrutan con lo que están haciendo. Es cierto que en ocasiones podremos oír algo relacionado con sus juegos favoritos pero, ¿sabemos realmente por qué les gusta lo que les gusta? Si lo hacemos bien, esta implicación por nuestra parte hará que ellos se sientan completamente comprendidos.

3. Compartir actividades con ellos. La conexión que se forma al hablar con ellos un rato durante el día e ir descubriendo lo que les gusta, puede hacer que nos demos cuenta de que tenemos muchas más cosas en común de lo que creemos. Esto resulta ser un muy buen motivo para comenzar a hacer alguna actividad juntos en familia. Nos ofrece la oportunidad de establecer más comunicación con ellos y seguro que pasamos un rato divertidísimo.

4. Abrazarles. Según algunos expertos, “como mínimo cuatro abrazos al día para sobrevivir”. Pero no, no hace falta ser una persona excesivamente cariñosa, tocarles el pelo o cogerles cariñosamente de las mejillas es ya una pequeña muestra de afecto. Y lo es más para nuestros hijos adolescentes que nos evitarán, sobre todo cuando están con sus amigos, aunque realmente necesiten nuestro cariño.

5. Conocer a sus amigos. La amistad es lo más importante para un preadolescente o adolescente. En los tiempos que corren, y más en esta etapa de la vida en la que creen que tienen miles y miles de amigos que durarán toda la vida, es importante saber quiénes son ellos exactamente. Ante todo debemos tener en cuenta que juzgar de manera precipitada no nos llevará a ningún sitio y además lograremos que nuestros hijos se enfaden. Por eso lo más aconsejable es preguntarles antes quiénes son los nuevos amigos que tienen y qué es lo que hacen, sin que sea un interrogatorio, sino más bien una conversación amena y fluida. 

6. Dejar que tengan éxito o que fracasen. Sí, pero que lo descubran ellos solos. Ya no hay peligro de que se vayan cayendo constantemente y de que tengamos que ir corriendo detrás cada segundo. Aunque nos cueste asimilarlo ya no son unos críos y debemos aceptarlo. Está claro que nuestra protección hacia ellos nunca desaparecerá: son nuestros hijos y nos da pánico que les suceda algo, sin embargo, tenemos que aprender a darles su espacio para que ellos vayan conociendo todas las consecuencias de sus actos. Cuando se alejen del hogar familiar, tendrán que valerse por sí mismos.

7. Conocer la era digital. Aunque parezca mentira, conocer medianamente bien los nuevos medios digitales y todas las aplicaciones que van surgiendo (que son muchas) es algo fundamental. Por eso es importante acostumbrarse a estar al día tanto en videojuegos como en redes sociales o aplicaciones, y saber establecer los límites necesarios. Algunos estudios sobre las redes muestran que algunas de ellas, como Instagram, Facebook, Twitter o YouTube afectan de manera negativa a los más jóvenes sobre su imagen y pueden producir problemas de sueño, ansiedad o depresión. Debemos tener especial cuidado con ello.

Seguro que con todos estos consejos la relación con nuestros hijos preadolescentes cambiará a mejor, nos podremos comunicar más con ellos y hará además que estemos informados adecuadamente de lo que hacen o dejan de hacer, sin llegar a ser “demasiado impertinentes”.

Y si no funciona, habrá que hablar con un profesional de psicología.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 02-02-2023

Redacción: Ana Ruiz

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