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Cómo ayudar a un niño sobreprotegido

Cómo ayudar a un niño sobreprotegido

Siempre has querido que tu hijo fuera feliz y no sufriera daños físicos ni emocionales, pero esa obsesión por protegerle ha hecho que tu educación fuera sobreprotectora y, ahora que tu hijo va creciendo, te das cuenta de esto ha tenido serias consecuencias en su forma de ser y actuar y tu hijo es muy inseguro, dependiente, con pocos recursos… No te preocupes, todavía estás a tiempo de cambiarlo y enmendar estos pequeños problemas.

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Índice

 

Consecuencias negativas de la sobreprotección

Lo primero que debes hacer si te has dado cuenta de que tu hijo está muy sobreprotegido es no culparte. Es normal que los padres queramos que nuestros hijos no sufran, por lo que es algo habitual, más en la educación actual, sobreproteger a los niños. Así que fuera culpas y alégrate de haberte dado cuenta y querer cambiar tu educación sobreprotectora por una en la que le dejes más libertad para desarrollarse y aprender por sí solo.

Y es que la sobreprotección es un error en la educación de los hijos, sobre todo llevada al extremo, ya que no permite a los niños desarrollar todo su potencial ni sus habilidades. En un modelo educativo sobreprotector, los padres controlan todo lo que hace y dice el niño, se anticipan a sus deseos y necesidades, se lo dan todo hecho para que no sufra ni se disguste y, así, evitan que el niño aprenda estrategias para resolver sus problemas y dificultades y enfrentarse solo a sus problemas. Y, lamentablemente, estos surgirán y tú no siempre estarás allí para ayudarle, por lo que debe aprender a solucionar sus problemas él solito.

Además, un estilo educativo muy sobreprotector suele dar como resultado niños inseguros, con baja autoestima, poca paciencia, totalmente dependientes, con baja tolerancia a la frustración, más miedosos y sin estrategias para solucionar sus conflictos, sean del tipo que sean.

Por tanto, no es conveniente sobreproteger a nuestros hijos ni ser un padre helicóptero que sobrevuela constantemente por encima de él para controlar todo lo que hace o le ocurre. Eso no significa que haya que dar a los niños total libertad y no ocuparse de ellos, sino que debemos conseguir encontrar un punto intermedio en el que se intervenga cuando el niño realmente lo necesita o se enfrenta a un problema grave, pero dejándole cierto margen de acción para pensar y actuar con libertad. Así, tu hijo aprenderá a levantarse y reaccionar cuando tenga un problema, no se rendirá fácilmente ni se dejará llevar por el desánimo y no necesitará recurrir a tu cada vez que le ocurra algo.
 

Consejos para no sobreproteger a tus hijos

Para cambiar un estilo educativo muy sobreprotector en uno más libre puedes seguir estos consejos:

1- Empieza por asignar diversas tareas a tu hijo adecuadas a su edad y sus capacidades. Por ejemplo, se acabó hacerle la cama, recoger su habitación o vestirle. Si tu hijo ya tiene edad y capacidad para hacer este tipo de actividades u otras similares, deja que empiece a hacerlas él solo. Por supuesto, al principio se quejará, no querrá hacerlo, tardará mucho o lo hará mal para conseguir que acabes haciéndolo tú, pero no debes ceder y debes hacerle entender que las tareas de la casa son obligación de todos los miembros y qué el debe contribuir. Ayúdale solo si no sabe hacer algo las primeras veces, pero dale cada vez más libertad y todo el tiempo necesario para que aprenda a hacerlo solo. En cuanto interiorice estas tareas, las hará rápidamente y sin darse cuenta.

2- Déjale resolver solo sus propios problemas, empezando por aquellos menos importantes o graves somo una pequeña discusión en el parque por un juguete. A no ser que los niños empiecen a pegarse o se pongan en peligro, siempre hay que dejar que resuelvan ellos solos sus disputas, enseñándoles estrategias pacíficas para hacerlo. Por eso, quizá debas indicarle qué hacer las primeras veces, pero gradualmente deberás ir dejándole solo para que sepa cómo afrontar esos pequeños problemas que surgen a diario.

También es conveniente que le dejes tomar sus propias decisiones, sobre todo aquellas que no tengan mucha trascendencia, como elegir a qué jugar, qué película ver, qué frita tomar de postres, qué jersey ponerse, etc. Y, poco a poco y a medida que crezca, incluso otras más importantes, aunque su decisión te parezca un error. Muchas veces, es necesario aprender de los errores para mejorar para la próxima vez.

3- La sobreprotección no está justificada ni siquiera en casos de enfermedad o ciertos problemas. Al contrario, si tu hijo sufre algún problema crónico o trastorno, sobreprotegerle solo les restará autonomía e impedirá que sea capaz de desarrollar al máximo sus habilidades y su potencial. En su lugar, darle mayor libertad le permitirá crecer como persona y mejorar en todos los ámbitos.

4- Explícale los riesgos o las consecuencias de ciertas elecciones para que pueda tomar una decisión sabia y con criterio, pero deja que tenga él la última palabra a la hora de elegir, sobre todo a partir de ciertas edades como la adolescencia. Enséñale también a asumir las consecuencias de sus actos y pedir perdón o reparar el daño cometido.

5- Dale su espacio, no estés siempre encima de él y déjale cierta libertad a la hora de jugar, relacionarse con los demás, etc. Evita, asimismo, el “nosotros”. Tu hijo y tú no sois la misma persona, sino que sois dos personas diferentes, por lo que no debes hablar ni contestar en su nombre.

6- Valora todo pequeño cambio que haga y el esfuerzo y el trabajo por encima de otros valores.

 


Fuente: Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 17-02-2023

Redacción: Irene García

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