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Sobreprotección infantil

Sobreprotección infantil

¿Somos demasiado protectores con nuestros hijos? La sobreprotección es una consecuencia negativa de la búsqueda de lo mejor para los hijos. Todos los padres pretenden y quieren lo mejor para sus hijos, que no sufran y sean felices, que no pasen por lo que ellos han podido pasar…

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Índice

 

¿Por qué se sobreprotege a los hijos?

Pero sufrir, tener dificultades o luchar no significa ser infeliz. Ni tampoco no sufrir, no tener dificultades o no luchar significa necesariamente ser feliz.

La mayoría de los padres en algún momento o aspecto determinado han sobreprotegido o protegido en exceso a sus hijos. Esto, en cierta medida, puede ser natural al ser humano. El peligro está en que sea ésta la forma predominante de educar.

Es curioso comprobar que cada vez existen más familias que eligen este estilo educativo. Se tiene menos tiempo pero, en cambio, cada vez se protege más a los niños ¿será que queremos suplir nuestra falta de tiempo? ¿Existe cierto grado de culpabilidad? ¿O esa falta de tiempo nos hace más inseguros y como consecuencia más sobreprotectores?

En otras ocasiones, la sobreprotección es resultado de una enfermedad. A los niños con ciertas necesidades médicas se les ve más indefensos y a su vez requieren de mayor atención, pero no para todo, aunque los padres así lo crean.

Otros muchos, no han tenido la suerte de tener el cariño que necesitaban y quieren evitar que sus hijos pasen por ello. O por el contrario, han sido educados en ese estilo de sobreprotección y al ser lo que conocen es lo que transmiten.

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La mayoría de estas familias no son conscientes de estar llevando este estilo educativo. Piensan que están haciéndolo lo mejor posible y, efectivamente, se esfuerzan al máximo porque sus hijos sean felices.

Les preocupan tanto situaciones como que no pasen hambre, sed, que no se caigan y se hagan daño, que lleven sus deberes hechos, que tenga un problema con algún amigo, que le riñan en clase… que hacen lo imposible para que no lleguen a pasar por ello.

Pero hacerles todo o facilitarles tanto la vida no es el mejor modo de formarles y hacerles crecer como personas. Generalmente, el resultado de una sobreprotección es la inseguridad. Este sería también el caso de hijos únicos, padres de edades avanzadas o familias con hijos adoptivos.
 

¿Soy un padre sobreprotector?

Los padres sobreprotectores tienen una serie de características:

- Exageran y generalizan los riesgos y peligros

- Ven todo como una amenaza

- Intentan controlar todos los aspectos de la vida de sus hijos

- Menosprecian las capacidades de los hijos

- No dejan que sus hijos hagan nada solos
 

Consecuencias de la sobreprotección infantil

El sobreproteger en exceso a los hijos y no dejarles libertad para hacer nada solos conlleva una serie de consecuencias en la autoestima y la forma de verse a sí mismos que tienen estos niños:

1. Miedo al mundo y a hacer cualquier cosa solos. Creen que sus padres los protegen porque todo es peligroso y se asustan ante cualquier actividad.

2. Falta de confianza en sí mismos si sus padres tampoco confían en ellos o eso creen ellos.

3. Miedo a la equivocación y al error, lo que los lleva a no intentar nada nuevo ni arriesgarse.

4. Falta de autoestima, confianza y seguridad en sí mismos.

5. Creencia de que todo el mundo tiene que ayudarles y hacerlo todo por ellos.

6. Incapacidad para afrontar las adversidades y los problemas de la vida.

7. Problemas para relacionarse con los demás.
 

¡Hagamos niños fuertes y seguros!

Pero… ¿cuándo es buen momento para tratar de potenciar en ellos la fortaleza? Desde la infancia. Los niños son capaces de hacer mucho más de lo que podemos pensar. No dejan de sorprendernos. Les vemos pequeños y les creemos incapaces o indefensos pero sólo hay que darles la oportunidad de hacerlo para comprobar que pueden llegar a eso y mucho más.

Debemos ayudarles a desarrollar estrategias para enfrentarse a las dificultades y posibles problemas que les surjan en la vida, pero no resolvérselas. Podemos ser su bastón para que se apoyen y ayudarles a caminar pero no sus piernas.

Ayudemos, también, a que sean capaces de tomar decisiones con criterio y asumiendo sus consecuencias. Así sabrán tomarlas posteriormente ellos solos.

Tratemos de aumentar su autonomía y darles cierto grado de libertad y responsabilidad, proporcional a su grado de madurez. Así, lograremos que sean personas independientes y seguras. Descubrirán por sí mismos cuáles son sus posibilidades y experimentarán situaciones de éxito que ayudarán a que su autoestima crezca.

Exigirles ciertas tareas, obligaciones o responsabilidades no quiere decir que no se les siga proporcionando cariño y apoyo.

Autoridad y amor incondicional, que seguro vuestros hijos os demandarán, es la mejor fórmula para garantizar su felicidad.

Déjale que se equivoque, falle, cometa errores y aprenda a levantarse y buscar soluciones.

Y si no te evs capaz, pide ayuda a un profesional de psicología. 

 

 


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 09-06-2022

Redacción: Irene García

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