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Consejos de higiene bucodental para niños

Consejos de higiene bucodental para niños

Unos dientes sanos y bien cuidados no solo son estéticamente más bonitos, sino que también nos ayudan a masticar y a hablar con claridad. Por eso debes enseñar a tu hijo los principales cuidados bucales para que luzca siempre una sonrisa sana y perfecta.

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Índice

 

¿Se lavan los dientes los niños?

Los padres son los encargados de educar a sus hijos y enseñarles todo lo que necesitan para la vida, tanto valores, como hábitos de salud o de higiene. Una de estas enseñanzas es el cuidado de los dientes, fundamental para tener una boca sana. Cepillarse los dientes después de cada comida tiene que convertirse en un hábito para ellos igual que lavarse las manos antes de comer o ducharse todos los días. Así, se podrá evitar que padezcan caries.

Sin embargo, los datos de la Encuesta Nacional de Salud revelan que los niños son el grupo con mayor riesgo de padecer caries, de hecho, el 32% tendrá alguna caries a los 5-6 años. Esto se debe a que el esmalte de sus dientes es más débil que el de los adultos, tienden a comer con más frecuencia (y muchos bollos y chucherías), y aún no son expertos en cepillarse los dientes.

Por eso, es fundamental que le enseñes a cuidar sus dientes desde que le salen los primeros de la dentición decidua. No pienses que porque los dientes de leche se caen no hace falta cuidarlos. Es fundamental para el desarrollo de la dentadura definitiva, así como para mejorar su masticación y su pronunciación, que los dientes de leche estén sanos.

La higiene bucodental se tiene que centrar en 2 pilares básicos: un buen cepillado de dientes frecuente y visitas al odontopediatra anuales.
 

¿Cómo es el cepillado de dientes correcto?

Los dientes de leche hay que lavarlos desde que salen los primeros, en torno a los 6 meses de edad. Al principio deberás hacerlo tú. Usa una gasa o un cepillo de dientes para bebés; en torno a los 18 meses ya puedes usar un cepillo de dientes normal e irle enseñando. Por lo general, suele ayudar situarse detrás del niño e inclinar hacia atrás su cabeza. No olvides cepillar la línea de las encías y asegurarte de haber alcanzado hasta los últimos dientes del fondo.

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Hazlo al menos dos veces al día hasta que tenga unos 3 años. No uses pasta de dientes hasta esta edad o escoge una sin flúor que se puede usar desde los 2 años.

El Dr. Eduardo Bratos Calvo, profesor del departamento de odontopediatría, ortodoncia y profilaxis en la universidad complutense de Madrid con práctica clínica en niños, recomienda “utilizar un dentífrico con flúor (1.000-1.500 partes por millón) con una cantidad del tamaño de un guisante para mayores de 6 años, y la mitad para niños entre 3 y 5 años”.

A partir de los 3 años debe ser capaz de hacerlo solo, aunque siempre con tu supervisión. Indícale cómo hacerlo, pasando bien por cada diente, prestando especial atención a las muelas y los dientes de atrás, donde se desarrollan primero las cavidades. El cepillado debe durar al menos 2 minutos.

Una buena opción, a partir de esta edad, es darle un cepillo eléctrico ya que elimina más placa que los normales y son fáciles de usar. Elige uno de cabezal redondeado para que llegue a más zonas de la boca. La tecnología ayudará a suplir la falta de destreza manual. A partir de los 6 años también puedes usar hilo dental.

No olvides cambiar el cepillo de dientes cada 3 meses o antes si ves que los filamentos están desgastados. 

Es importante que creéis una rutina para el lavado dientes al igual que para la ducha. Por ejemplo, después de desayunar y antes de ir al colegio, y después de la cena y antes de irse a la cama. Debes ser su ejemplo para que interiorice la enseñanza y forme parte de su día a día. Mantenle motivado y sé constante; no dejes que se salte el lavado porque está cansado o tiene sueño.

Si tu hijo tiene riesgo elevado de caries, será el odontopediatra quien debe instaurar un protocolo de prevención, con mayores concentraciones de flúor y otras medidas complementarias para reducir ese riesgo.

 

La visita al odontopediatra

El Dr. Bratos indica que “es muy importante y recomendable que la primera visita al odontopediatra o experto en odontología se lleve a cabo antes del primer año del niño, cuando ya han comenzado a erupcionar sus dientes, y nunca más tarde de haber completado la dentición primaria (alrededor de los dos años y medio)”.

En esta primera visita, el odontopediatra examinará los dientes, encías y maxilares del niño para comprobar la eventual existencia de indicios de algún problema y para enseñarle el modo correcto de limpiar y cuidar los dientes. Es el momento oportuno para preguntar cómo se están desarrollando los dientes de tu hijo.

Después, es conveniente que vayáis al menos una vez al año para detectar cualquier problema a tiempo. En estas revisiones el médico irá viendo si los dientes de leche salen correctamente primero y, más adelante, si se caen y nacen los definitivos sin problemas.

Además, estará atento a posibles problemas como caries o placa. La placa es la capa pegajosa e incolora de bacterias que se forma continuamente sobre los dientes y que, si se acumula, es una de las principales causas de aparición de caries dental y enfermedad gingival. Si se detecta y trata en sus primeros estadios, la enfermedad gingival puede controlarse en la mayoría de los casos. Si crees que tu hijo la padece, acude rápidamente al dentista para hacerle una limpieza y una revisión.
 

¿Y si no quiere cepillarse los dientes?

A veces cuesta mucho lograr que nuestros hijos se laven los dientes después de cada comida sin rechistar. Para conseguirlo, Silvia Álava, psicóloga, profesora y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, nos da 8 pautas clave para conseguir que adquieran la rutina de lavarse los dientes:

1- Un buen modelo: Los niños copian a sus adultos de referencia. Cepillarse los dientes juntos es un buen ejemplo, ya que el niño aprende cuando te mira y te imitará. Que el niño te vea cepillarse los dientes de forma correcta después de cada comida será de gran ayuda.

2- Fomenta su autonomía: Sobre todo, cuando quieren hacer las cosas como los mayores. Aprovecha ese momento de “yo solo” para iniciar la rutina y vete marcando los pasos a seguir para que el niño te copie.

3- Plantéaselo como un juego: a los niños les puede resultar aburrido lavarse los dientes. Si lo planteamos como un juego, en el que ellos se cepillan mientras ven cómo aparece la imagen de sus personajes favoritos, aumentaremos su motivación. Además, podemos hacer un calendario con las estrellas conseguidas con cada cepillado, lo que impulsará su motivación.

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4- Dispón del tiempo necesario y ten paciencia: reserva mínimo cinco minutos para ellos, fundamental por la mañana cuando vamos más justos a la hora de salir al colegio. Los niños tardan en aprender y, para favorecer el aprendizaje, es mejor crear un ambiente distendido y de juegos que de prisas y estrés.

5- Explícale al niño por qué hay que lavarse los dientes y los efectos positivos de hacerlo. Algunas explicaciones que puedes darle son:

- Para que no se caigan.

- Para que estén limpios.

- Para que la boca huela bien.

- Para que no nos duelan.

- Para mantener unos buenos hábitos de higiene bucodental.

- Para que estén bonitos.

6- Crea un hábito y no hagas excepciones: Los niños deben de aprender a lavarse los dientes después de cada comida con el objetivo de que se sientan extraños si no lo hacen. Por eso, es importante que todos los días después de cada comida, en casa o fuera, les acompañemos a lavarse los dientes. Si el niño se queda en el comedor escolar, meteremos el cepillo y la pasta de dientes en su mochila.

7- Normaliza las visitas al odontopediatra: No hay que esperar a tener un problema para acudir al dentista, lo ideal es hacer revisiones periódicas que nos ayudarán tanto a prevenir posibles problemas, como a normalizar las visitas.

8- Refuerza al niño por haberse cepillado los dientes correctamente: Es preferible que no le premies con nada y utilices la motivación intrínseca. Que sepa que estamos orgullos porque ya es mayor y se centre en lo agradable que es sentir la boca limpia y fresca, y los dientes fuertes y sanos.


Fuentes:

Dr. Eduardo Bratos Calvo, profesor del departamento de odontopediatría, ortodoncia y profilaxis en la universidad complutense de Madrid

Silvia Álava, psicóloga

Fecha de actualización: 24-10-2022

Redacción: Irene García

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