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Fertilidad femenina

Fertilidad femenina

Las dificultades de fertilidad femenina han aumentado en los últimos años a causa del retraso en la edad de maternidad y del incremento de mujeres con problemas hormonales motivados por el estrés, el tabaco, etc.

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Indice

 

Principales causas de infertilidad

- La edad de concepción: La etapa más fértil de una mujer va desde los 20 hasta los 28 años. Y a partir de los 35, la fertilidad va disminuyendo año tras año. Por lo tanto, en igualdad de condiciones físicas y de salud, para una mujer de 27 años será mucho más sencillo lograr un embarazo que para una de 40.

- Problemas de ovulación: Una de las principales causas de infertilidad. Este tipo de problemas puede ir desde la ausencia total de ovulación (anovulación) hasta los ciclos menstruales irregulares. En este caso habría que averiguar la causa concreta para poder ofrecer el mejor tratamiento: ovarios vagos o poliquísticos, síndrome del ovario poliquístico, alteraciones de la tiroides…

- Problemas en las trompas de Falopio: Una obstrucción en una o ambas trompas provocaría que el óvulo nunca llegara al útero, con lo que la concepción es imposible. En este caso el único tratamiento es la cirugía, ayudada en muchos casos con la fecundación in vitro.

- Alteraciones hormonales: Un problema que también ha aumentado en los últimos años. En la mayoría de los casos, se trata de problemas en la hipófisis: hiperprolactinemia, adenomas, etc. Se pueden tratar con medicación.

- Problemas uterinos o del cérvix: Cualquier anomalía en los órganos del aparato reproductor puede causar problemas de fertilidad: útero bicorne, miomas, incompetencia del cérvix, infecciones, cirugías uterinas previas, tumores…

- Enfermedades maternas previas: Algunas dolencias dificultan la concepción: endometriosis, obesidad, diabetes, anorexia, cáncer, etc.

- Hábitos de vida poco saludables: El tabaco disminuye drásticamente la fertilidad de una persona. También el alcohol afecta a la salud del aparato reproductor. El estrés, dormir mal, las preocupaciones, una alimentación pobre en vitaminas y minerales… todos estos hábitos de vida poco saludables dificultan la concepción.
 

Pruebas de fertilidad femeninas

- Ecografía transvaginal: se realiza una exploración completa del aparato reproductor de la mujer para analizar el estado de la vagina y del útero, y comprobar el funcionamiento de los ovarios. Esta prueba permite elaborar un recuento de folículos antrales (RFA) durante los primeros días del ciclo menstrual para evaluar la reserva ovárica.

- Citología: para descartar posibles infecciones o lesiones de las células vaginales y del cuello del útero.

- Análisis hormonal: se analizan varias hormonas, como la hormona foliculoestimulante (FSH) para conocer la reserva ovárica. Los valores adecuados se sitúan entre 3 y 9 mUI/ml. La hormona luteinizante (LH) que da información sobre cómo funcionan los ovarios y la ovulación (su valor en sangre debe situarse entre 2 y 10 mUI/ml). La progesterona, que permite saber si existen problemas de anovulación (en el día 21 del ciclo menstrual, los niveles adecuados deben ser superiores a 5-10 ng/ml). El estradiol, que debe estar por debajo de los 100 pg/ml. O la hormona antimulleriana (AMH), que indica también cómo está la reserva ovárica (los valores deben estar entre 0,7 y 3,5 ng/ml).

- Histerosalpingografía (HSG): se estudia la estructura del útero mediante rayos X para conocer la permeabilidad de las trompas de Falopio y ver si están obstruidas.

- Estudio del cariotipo: sirve para detectar posibles anomalías en el número o la estructura de los cromosomas causantes de la infertilidad femenina.

- Histeroscopia (HSC): sirve para diagnosticar alteraciones en el útero y el endometrio, como pólipos y miomas.

- Biopsia endometrial: consiste en tomar una muestra del tejido del endometrio mediante un catéter de biopsia para que el especialista en ginecología pueda analizar si hay alguna anomalía a nivel celular.

 

¿Cómo se puede tratar la infertilidad?

Lo primero para lograr un embarazo es hacer una serie de pruebas de medicina tanto a la madre como al padre para determinar cuál es el problema. En la mujer se buscan posibles alteraciones hormonales mediante análisis de sangre muy específicos, ecografías para comprobar que no existe ningún problema en los ovarios, las trompas o el útero, histeroscopia, evaluación de los cambios del moco cervical a lo largo del ciclo menstrual; examen poscoital para comprobar la interacción entre los espermatozoides y el moco cervical; examen pélvico,…

Una vez hallada la causa, se busca el mejor el tratamiento de reproducción asistida a seguir:

- Medicación hormonal: Cuando existen alteraciones en la ovulación causadas por niveles incorrectos de ciertas hormonas, se recurre a la estimulación de los ovarios con píldoras fertilizantes o inyecciones de hormonas. En ocasiones este tratamiento debe combinarse con otro como fecundación in vitro.

- Fecundación in vitro: Esta técnica consiste en extraer varios óvulos después de haber estimulado los ovarios para juntarlos fuera del útero con los espermatozoides. De ahí se obtienen varios embriones que después se implantarán en el útero (actualmente, no se implantan más de dos por vez para evitar embarazos múltiples de trillizos o cuatrillizos).

- Inseminación artificial: Normalmente se usa este método cuando el problema está en los espermatozoides. Es una técnica de menor complejidad donde el semen del varón (previamente tratado en el laboratorio para enriquecerlo) es inoculado directamente en el cuerpo del útero con una cánula. Previamente se estimula la ovulación de la mujer para incrementar las posibilidades de éxito.

- Trasplantes de tejido ovárico: Se extrae tejido de un ovario sano, se congela y posteriormente se implanta en la mujer que no es capaz de ovular. Es una técnica muy complicada.

- Donación de ovocitos: si los óvulos de la mujer son de baja calidad o apenas le quedan óvulos en su reserva ovárica, se puede recurrir a una donante de ovocitos para lograr un embrión sano.

- Modificación de los hábitos de vida: Olvidar el tabaco y el alcohol, dieta sana sin grasas y rica en frutas, verduras, pescados, nada de estrés, dormir bien, beber mucho líquido, practicar deporte,…

 

 


Fuente:

Goetzl, Laura (2006), Concepción y embarazo a partir de los 35, Pearson Educación.

Fecha de actualización: 21-10-2021

Redacción: Irene García

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