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¿Por qué el feto abre la boca?

¿Por qué el feto abre la boca?

Es curioso ver cómo en las primeras ecografías tu bebé empieza a abrir la boca, incluso puede sacar la lengua. Esto es una buena señal, tu bebé se está desarrollando normalmente. Tu bebé puede estar aprendiendo a tragar, practicando la funcionalidad de sus riñones o incluso bostezando.

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Índice

¿Es normal que un feto abra la boca?

Un estudio de la Clínica Universidad de Navarra (estudio) ha determinado que la aparición del movimiento fetal de apertura de la boca suele producirse entre la semana 10 y la 13 del embarazo.

Desde la semana 10 del embarazo el feto abre la boca y, a partir de la 12, tiene movimientos de chupeteo y deglución. Con el paso del tiempo, se van mostrando más movimientos faciales como abrir y cerrar los párpados, sacar la lengua, movimientos oculares, etc.

 

¿Este gesto de abrir la boca puede ser un bostezo?

Solemos percibir los bostezos como señales de sueño, aunque también de tranquilidad. A día de hoy se ha demostrado que los fetos también bostezan y que estos bostezos son una buena señal, un síntoma que indica buena salud. Estos bostezos podrían formar parte de un proceso de desarrollo que puede dar a los médicos otro índice de salud.

Articulo relacionado: ¿Por qué el feto deja de latir?

Un estudio publicado en la revista Plos One ha conseguido distinguir los movimientos del feto en los que solo abre la boca de los bostezos. En este estudio de Medicina descubrieron que más de la mitad de las aberturas de boca observadas fueron bostezos.

Estos bostezos dejan de ser tan frecuentes a partir de las 28 semanas de gestación, es decir, que los bostezos disminuyen al aumentar la edad fetal.

A diferencia de los adultos, los fetos no bostezan por contagio o por sueño, sospechan que la frecuencia de los bostezos de los fetos en el útero está relacionada con la maduración temprana del cerebro en la gestación.

 

¿Se pude ahogar el feto en el líquido amniótico?

El líquido amniótico aparece aproximadamente en la semana 5 del embarazo y aumenta mucho de volumen sobre el tercer mes, cuando se forma el saco amniótico. Este líquido amniótico hace que el útero sea un lugar acogedor para tu bebé, si no fuera por este, las paredes del útero no tendrían la capacidad para amortiguar los posibles golpes que puede sufrir el vientre materno.

Muchas madres se preguntan por qué los fetos no se ahogan si están sumergidos en este líquido. Esto se debe a que los pulmones del feto no tienen función respiratoria. El feto respira gracias a la placenta, toma de ahí el oxígeno y los nutrientes que necesita. No tienes de qué preocuparte, aunque tu bebé tenga la boca abierta y esté sumergido en líquido amniótico no se va a ahogar.

El feto sí “respira” líquido amniótico por la traquea y los bronquios y lo expulsa mediante movimientos muy similares a los que se hacen al respirar, aunque, dentro del útero, no realiza una función respiratoria con los pulmones. Esta entrada y salida de líquido ayuda a que los pulmones se desarrollen y puedan realizar la función de respirar una vez el bebé haya nacido.

Dado que el feto traga el líquido amniótico, sus riñones trabajan y lo filtran, produciendo la orina. Puede parecerte raro, pero el bebé orina y esta orina sale al líquido amniótico, donde el bebé la vuelve a tragar. Así que la cantidad de líquido amniótico depende de lo que el bebé trague y orine. Los bebés que orinan mucho o tragan poco tienen mucho líquido amniótico, y los que orinan poco y tragan mucho tienen escasa cantidad.

Puedes estar tranquila, en situaciones normales el bebé no defecará dentro del útero materno. Su intestino absorbe el agua y los minerales del líquido amniótico deglutido, pero no elimina los residuos. Esto pueden pasar en alguna situación de estrés o de amenaza, apareciendo el famoso meconio (masa espesa formada por células intestinales descaradas y secreciones intestinales). Si esto pasa, cuando rompas aguas podrás notar que el líquido amniótico tiene una coloración verdosa, es un motivo por el cual debes acudir corriendo al hospital.


Fuentes: T. W. Sadler, Langman (9ª Edición, septiembre 2004). Embriología Médica con orientación clínica. Editorial Médica Panamericana, Madrid

Fecha de actualización: 31-05-2021

Redacción: Sara Tizón

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