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Molestias posnatales

Molestias posnatales

¡Por fin has dado a luz! Tras comprobar, eso sí, que todas las maravillas del embarazo tienen tanto de realidad como la leyenda del canto de las sirenas. Pero ya tienes a tu hijo en brazos, disfrutas de su mirada inocente, su olor a bebé, sus divertidos gorjeos… ¡Un momento! Espera… ¿Qué es eso que me tira? ¡Los puntos de la episotomía!

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Indice

 

Si pensabas que las molestias y las pequeñas dolencias consecuencia de la gestación se quedarían en el paritorio te has equivocado. El parto trae consigo otras “lindezas” que refuerzan la idea de la existencia del instinto maternal, porque de otro modo no entiendes cómo la raza humana no se ha extinguido aún. Así que prepárate, después de la llegada del bebé, experimentarás algunos cambios – tanto físicos como emocionales. La episiotomía, la cicatriz de la cesárea, la hinchazón del pecho… Te mostramos algunos remedios para aliviar estos pequeños incordios postnatales

 

La episiotomía

Durante el parto, sobre todo si es el primero, se realiza una episiotomía, una incisión en el perineo para ensanchar el canal de salida y evitar un desgarro del tejido. Un corte limpio efectuado por el tocólogo o profesional de la medicina siempre será más fácil de cuidar que una ruptura traumática. Ahora bien, que las consecuencias de esta pequeña intervención quirúrgica es cuanto menos molesta no debe sorprendernos: parte del suelo pélvico, la vulva y los músculos perineales han sido sometidos a una incisión y cosidos después, por lo que es necesario esperar un poco a que la zona se recupere y vuelva todo a su sitio. Mientras tanto si sientes la tirantez de los puntos –especialmente al sentarte y ponerte de pie- trata de descansar, no permanecer mucho tiempo de pie ni hacer movimientos bruscos. La incisión tardará en cicatrizar entre 4 y 6 semanas y la incomodidad suele cesar cuando se reabsorben los puntos.

Como te indicarán en el hospital, la episiotomía debe mantenerse siempre limpia y seca para facilitar la cicatrización y evitar infecciones. Para ello debes lavar los genitales después de orinar o defecar y secarlos bien dando palmaditas (sin frotar) con una toalla limpia o con un secador de pelo.

Para prevenir molestias evita el estreñimiento con una alimentación rica en fibra. Realiza varias veces al día los ejercicios de Kegel (contrae y relaja los músculos del perineo como si estuvieses reteniendo la orina).

En caso de dolor te recomendamos tomar baños de asiento con agua tibia o aplicar compresas de manzanilla o infusión de olmo o bien una bolsa de hielo en la zona. Notarás alivio en la hinchazón.
 

Pezones agrietados

Una de cada cuatro mujeres padece esta engorrosa molestia. Las pequeñas fisuras o grietas de los pezones aparecen al principio del alumbramiento y las razones son diversas. Una de ellas es el tipo de piel, ya que las claras, por ejemplo, son más frágiles que las oscuras; el origen también puede estar en el uso de sujetadores sintéticos, una alimentación muy ácida, etc. Pero la razón más frecuente suele ser una incorrecta forma de dar de mamar al bebé.

Las grietas son más fáciles de prevenir que curar, por lo que es mejor actuar en cuanto se empiece a notar el primer dolor. Generalmente, si la causa es la mala postura del niño al mamar, el dolor se calma cuando se le coloca correctamente (toda su boca debe cubrir la areola). Después aunque las grietas sigan, no dolerán tanto y se curarán solas poco a poco.

No debes olvidar, para atenuar esta dolencia, secar bien los pezones después de darle el pecho a tu recién nacido. Para eliminar toda la humedad posible, causante de la aparición de grietas, emplea también discos absorbentes.

Para aminorar el dolor usa una bolsa de gel o una bolsa de guisantes congelados y aplícatela en el pezón. Existen en el mercado una amplia oferta de cremas y bálsamos eficaces contra las fisuras en los pezones que pueden servirte de gran ayuda. Igualmente si el dolor es muy intenso puedes probar el uso de pezoneras, pero recuerda que si el problema es una succión incorrecta por parte del niño, las pezoneras no le ayudarán a hacerlo bien. Si notas alivio, retíralas en cuanto se cure la grieta. 

Cuando las grietas y el dolor continúan a pesar de que se ha corregido la postura, entonces las grietas pueden tener otro origen, fundamentalmente bacteriano. Probablemente las grietas que ya estaban permitan la entrada de bacterias que provocan la infección o, al revés, las bacterias originan la aparición de las grietas, pero el caso es que producen dolor al amamantar y evitan que se curen los pezones. Consulta a tu médico para descartar una posible infección o bien poner un tratamiento antibiótico.

 

Pechos hinchados

Es normal que sientas los pechos doloridos, sensibles e incómodamente hinchados. Están llenos de leche y listos para comenzar a alimentar a tu bebé, aunque las subidas de leche posteriores también pueden ser un poco dolorosas. ¿Qué puedes hacer para atenuarlo? En primer lugar debes saber que la situación mejorará en cuanto se establezca un patrón de lactancia. Para activar la circulación sanguínea, puedes darte duchas de agua caliente o colocarte paños con calor. Asegúrate también de utilizar un sujetador adecuado de lactancia que te recoja el pecho firmemente.

El alivio puede conseguirse asimismo exprimiéndolos manualmente y poniendo a tu bebé al pecho cuando lo pida. Procura evitar el sacaleches.
 

La cicatriz de la cesárea

Es habitual que la cicatriz de la cesárea moleste durante las semanas posteriores, incluso los meses siguientes. Es la consecuencia de un parto quirúrgico en el que se realiza una incisión en el abdomen y en el útero. Un parto por cesárea requiere un periodo más largo para recuperarse que uno vaginal. Estarás más vigilada durante tu estancia en el hospital y tu permanencia allí será más prolongada, alrededor de 5 días. Tal vez hasta que no llegas a casa no eres consciente de lo que te ha afectado la cesárea. No durará mucho, pero no te sentirás completamente recuperada hasta pasado al menos un mes.

Si ha sido necesario realizarte una cesárea tu médico te dará las instrucciones para el cuidado de la sutura. Deberás reposar e intentar no subir escaleras o realizar esfuerzos como levantar peso.
 

Sequedad vaginal

Tras el embarazo, los ajustes hormonales, además de desequilibrar tu termostato interior haciéndote sentir frío o calor, pueden favorecer la sequedad vaginal ya que la mucosa está irritada y necesita un tiempo para recobrar sus funciones. Este problema tiene su importancia en la medida en que de su recuperación depende también el retorno de las relaciones sexuales placenteras y sin dolor.

Para conservar la lubricación, el aseo íntimo debe hacerse con productos específicos, que no contengan jabones y sobre todo no utilizar antisépticos, pues destruyen las defensas naturales, dejando la puerta abierta a las infecciones como candidiasis o vaginosis. Por ello es importante asearse además después de cada relación sexual.

 

Entuertos

El útero vuelve al tamaño que tenía durante el cuarto mes de gestación justo después del parto. Harán falta unas seis semanas para que recupere el tamaño original previo al embarazo. Pero a medida que el útero se reduce a su tamaño anterior, puede que sufras algunos calambres bastante fuertes, parecidos a los de la regla, sobre todo al dar de mamar. Se debe a la acción de la hormona oxitocina, liberada con la succión del niño. Esta hormona controla la subida de leche a los pechos, provoca la contracción de los músculos del útero y el cierre de las venas que nutrían la placenta. Estos dolores suelen durar más o menos una semana; el primer día son más frecuentes, después irán disminuyendo hasta desaparecer. Y son más dolorosos con el segundo hijo y posteriores.
 

Plan de recuperación posparto

Dar a luz es un duro trabajo y los días posteriores al alumbramiento son jornadas marcadas por una mezcla de alegría y agotamiento. El descanso, la alimentación y el ejercicio serán factores determinantes a la hora de iniciar tu recuperación física.

Descansa: Parir ha provocado numerosos cambios en tu cuerpo, todos ellos controlados por inmensos ajustes hormonales; descansar lo suficiente facilita el desarrollo de un equilibrio saludable. Intenta hacer siestas durante el día para compensar la pérdida de sueño nocturno y acepta la ayuda de familiares y amigos.

Aliméntate bien: Una dieta sana tras el alumbramiento tiene varios objetivos: favorecer la recuperación de tu cuerpo, recargar las energías agotadas durante el parto y ayudarte a perder peso. Presta atención a las recomendaciones de tu médico. Añade alimentos ricos en hierro ya que los partos concluyen con una gran pérdida de sangre y el amamantamiento hace uso de tus reservas. Incluir alimentos ricos en hierro en tus comidas restaurará tu energía. Incorpora la vitamina C, es muy útil para sanar heridas. Haz comidas escasas y frecuentes, que favorecerán que el cuerpo se deshaga de los kilos sobrantes.

Haz ejercicio: Al principio deberás tomártelo con calma y hacer suaves ejercicios para mantenerte saludable y contribuir a la pérdida de peso. Durante las primeras semanas sal a caminar, después podrás centrarte en el fortalecimiento de tus músculos abdominales. Si colocas los pies en una silla para practicar las flexiones abdominales protegerás el suelo pélvico.

 

 


Fuente:

Goetzl, Laura (2006), Concepción y embarazo a partir de los 35, Pearson Educación.

Fecha de actualización: 28-07-2020

Redacción: Lola García-Amado

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