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La cuarentena después del parto

La cuarentena después del parto

Como su nombre indica, abarca aproximadamente los cuarenta primeros días tras dar a luz  y es el término que se emplea para describir el periodo de recuperación inmediatamente posterior al parto, ya que aunque la mayoría de mujeres recuperan la normalidad física antes, su ajuste emocional requiere mucho más tiempo

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¿Qué es la cuarentena después del parto?


Volver a casa con tu bebé puede ser una sensación extraña, sobre todo si eres primeriza. Querer establecer de nuevo la normalidad en tu vida, a la vez que complicado, es algo peligroso si lo haces de forma forzosa y demasiado rápida.

El cuerpo es sabio, necesita sus tiempos para reajustarse bien. Es por ello que en China lo tienen muy claro, se toman la cuarentena posparto muy enserio. Contratan a otra mujer que prepara comidas especiales para el bebé y ayuda al bienestar y la recuperación de la madre.

Esta práctica tal cual no es tan común en otros países, pero sí que hay adaptaciones dependiendo de las costumbres.

La cuarentena posparto dura entre 6 y 8 semanas, dependiendo de las necesidades y evolución tanto de la madre como del bebé. En este tiempo, no hay que aislarse ni mucho menos, sino tener un especial cuidado ya que la salud de ambos es algo más frágil.

Es recomendable tomárselo como una etapa para disfrutar, aunque pueda llegar a ser complicada.

Los cambios durante esta cuarentena no son solo físicos, sino también emocionales.
 

La depresión posparto

Casi toda mamá recién parida padece lo que se conoce como “tristeza posparto”, un periodo de unos 10 días aproximadamente de duración que se caracteriza por una cierta inestabilidad emocional donde se alternan momentos de llanto con otros de euforia. La irritabilidad o la sensación de miedo provocada por el temor de no saber si podrá hacer frente a la maternidad son algunos de los síntomas más habituales. En la mayoría de casos, esta “tristeza posparto” remite de manera espontánea transcurridos unos días. Ahora bien, si estos síntomas se agravan en intensidad y se prolongan en el tiempo, la mamá puede entrar en una “depresión posparto” que debe ser reconocida y tratada por el especialista.

El embarazo, el parto y la etapa puerperal suponen un periodo especialmente sensible para que se produzcan síntomas ansioso-depresivos tanto en la madre como el padre, trastornos que pueden conllevar efectos negativos sobre el desarrollo del bebé, principalmente por tres motivos:

1.    El efecto directo sobre el niño expuesto al trastorno mental de los padres.

2.    El impacto indirecto del trastorno paterno sobre las relaciones interpersonales.

3.    La presencia de adversidades comúnmente asociado con los trastornos psiquiátricos.

Un reciente estudio sugiere que la prevalencia de depresión durante el embarazo está entre el 7,4% en el primer trimestre y el 12,8% en el segundo. Tras el parto, casi el 80% de las nuevas mamás atraviesa una fase donde el cansancio, unido a la nueva responsabilidad, el miedo y una sensación de tristeza, generan un grado de estrés elevado que puede menoscabar la ya de por sí debilitada resistencia física y psicológica de la recién estrenada mamá.

Ahora bien, si esas sensaciones se prolongan, si las ganas de llorar ocupan gran parte del tiempo, el dormir comienza a ser una utopía o, por el contrario, se tiene más sueño que nunca, el apetito ya no es el de antes (por exceso o por defecto), si aparecen sentimientos de inutilidad y culpa, preocupación, irritabilidad, falta de confianza en las habilidades para hacerse cargo del bebé, entonces sí estaremos hablando de una verdadera depresión posparto. Toda esta sintomatología se manifiesta con una intensidad que interfiere de forma significativa en el día a día, impidiendo que se pueda rendir como necesita el bebé. Se origina así un círculo vicioso difícil de romper por una misma.

Lo más importante es no sentirse avergonzada al ver que la maternidad ha afectado de esta manera y tomar conciencia de que, aun tratándose de un estado normal, puede haber crecido lo suficiente como para solicitar ayuda profesional. Es importante recabar apoyo, consejos y toda la información necesaria, para que esta actuación permita que la crisis cumpla su verdadero papel: hacer madres más fuertes, maduras y preparadas. Además, conocer la raíz del problema proporcionará alivio y cierto grado de descanso.

La maternidad proporciona sentimientos, emociones y experiencias muy intensas y gratificantes, pero también exige un esfuerzo de adaptación, una disposición y ánimo para afrontar la nueva situación de manera positiva y saludable. No sólo por parte de los nuevos padres, también de la familia.

 

¿Qué hacer para pasar este periodo de la mejor manera posible?

Aquí tienes unas sugerencias para sobrellevar mejor este periodo. Si a pesar de esto la sensación de tristeza se prolonga, no dudes en acudir a un especialista.

- No pretendas hacerlo todo tú sola: las “superwoman” son para el cine. Deja que te ayuden tu pareja y tu familia.

- Ajusta tus momentos de descanso a los del niño.

- No descuides tu alimentación y procura que las comidas no requieran mucha “cocina”.

- Comprende que el centro de atención ahora es el bebé pero no olvides reclamar tu parte.

- No te critiques a ti misma, ni tampoco a tu pareja: sé comprensiva con ambos.

- Con el bebé sigue tu instinto en lugar de las “opiniones” de todo el mundo. Eso sí, siempre guiada por tu pediatra.

- Descarta la culpabilidad. Se suele decir que el bebé viene con un pan bajo el brazo pero, ¿y el manual de instrucciones dónde está?

- Y recuerda, los cambios corporales son transitorios, no definitivos. Sigues estando tan guapa como siempre.

 

Consejos para el padre

También para el nuevo papá la situación requiere una fase de adaptación, saber ser padre y cuidar el bebé no es fácil para ninguno, pero si además la mamá está triste y no sabes cómo tratarla, todo se vuelve mucho más complicado.

- Aumenta tu comprensión y paciencia.

- No olvides utilizar piropos y dedicar a tu pareja toda la atención que se merece. Un beso, un abrazo o una caricia ¡obran milagros!

- Nómbrate portavoz de la nueva familia, ten en cuenta que tu pareja está demasiado cansada para hacerlo.

- Apoya a la madre en sus decisiones.

- Intenta racionar las visitas; son inevitables pero pueden resultar agotadoras.

- Cuida especialmente que la falta de descanso no provoque discusiones que por otra parte son fáciles de evitar.

- Procura que el bebé obtenga su dosis de su atención ¡pero la madre también!

- Buscad tiempo para vosotros dos juntos, sin bebé ni ninguna otra responsabilidad. No podéis permitir que el rol de padres elimine al de marido o mujer.

 


Fuentes:

Juan Pedro Valencia, psicólogo Psicología Clínica

Gemma Ruiz, matrona Quirón Salud https://www.quironsalud.es/

Fecha de actualización: 23-06-2020

Redacción: Irene García

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