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¿Qué ocurre durante la fase de expulsivo?

¿Qué ocurre durante la fase de expulsivo?

Es la segunda fase del parto y la más anticipada por madres y padres. En ella el bebé gestado durante tantos meses sale por fin al exterior. ¿Qué ocurre en el cuerpo de la mujer en esta fase? ¿Qué posturas se pueden adoptar? 

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Indice

 

La segunda fase del parto

El proceso completo de parto consta de tres fases básicas: dilatación (las contracciones de parto van dilatando el cuello uterino y el bebé va descendiendo por el canal de parto), expulsivo (tras alcanzar la dilatación completa, el bebé sale al exterior) y alumbramiento (se expulsan la placenta y las membranas ovulares).

Hace poco nos adentramos en la fase de dilatación, la más larga del parto. Hoy vamos a ver todo lo relativo a la que le sigue: la de expulsivo.

Durante el proceso de dilatación se va midiendo periódicamente el diámetro del cuello uterino a través del tacto vaginal. Cuando se estima que se ha llegado a la dilatación completa (en general, en torno a los 10 centímetros, dependiendo del diámetro craneal del bebé), empieza la fase de expulsivo.

Al contrario de lo que se puede pensar, esto no quiere decir empieces a empujar inmediatamente. De hecho, como señalan desde la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), no hay por qué iniciar los pujos antes de que la mujer note la sensación imperiosa de empujar. Así que, si aún no la sientes no tienes por qué forzarla inmediatamente. De hecho, retrasar el pujo hasta que la mujer esté lista no implica ningún riesgo, mientras el inicio precoz de este tiene una serie de contraindicaciones. Si la necesidad de empujar llega antes de la dilatación completa, cambia de posición a otra más cómoda y emplea ejercicios de respiración.

Y es que, cuando se alcanza la dilatación completa se produce una fase no expulsiva o de descanso, cuya duración varía en caso de cada mujer y acaba cuando empiezas a sentir la necesidad urgente de empujar, similar a la que sientes cuando tienes que ir al baño. Además, notarás cómo has pasado de un estado más somnoliento entre contracciones a uno más activo y con cierta adrenalina. Es ahí cuando empieza la fase activa del expulsivo. 

Es común que las mujeres con epidural no tengan esta sensación de empujar. En esos casos, o bien pueden guiarse por los profesionales o por una sensación de presión en el canal de parto para empujar. Por eso, puede resultar más recomendable el uso de la epidural de baja dosis, que permite un cierto alivio del dolor sin bloquear la capacidad motora.

 

Tipos de pujos

Ya has alcanzado la dilatación completa y sientes el impulso de pujar. ¿Qué puedes hacer? Básicamente, existen dos tipos de pujos: espontáneos y dirigidos.

Los pujos espontáneos son aquellos que la mujer realiza libremente. Estos son impulsos instintivos, que acompañan a cada contracción y breves (de 4-6 segundos). Puedes acompañarlos echando el aire o emitiendo algún ruido o grito que permita que salga el aire. De hecho, es más beneficioso que empujes expulsando el aire (con la glotis abierta), que reteniéndolo (con la glotis cerrada).

Los pujos dirigidos son los ordenados por el personal sanitario. Una técnica empleada en los pujos dirigidos es la Maniobra de Valsalva, que se empezó a usar en los casos de mujeres que están sedadas y no sienten el impulso de empujar. Esta técnica consiste en que, con la llegada de la contracción, la mujer debe coger mucho aire y empujar reteniéndolo. Conviene saber que esta maniobra puede tener unos efectos negativos como que disminuya el aporte de oxígeno al bebé, aumente la presión sanguínea o se cause más daño al suelo pélvico. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) no recomienda la práctica de pujos dirigidos con la glotis cerrada (reteniendo el aire).

Otra maniobra común es la Maniobra de Kristeller, por la que se ejerce presión en el fondo uterino para acortar la fase de expulsivo. Esta no es recomendada por organizaciones internacionales como la OMS. En este artículo puedes sabes más sobre esta maniobra aún común en los partos.

 

Salida del bebé

Con cada pujo, el bebé va descendiendo a través de la pelvis hasta alcanzar el suelo del periné. En otras palabras, se produce la coronación: el bebé empieza a ser visible. A partir de aquí su cabeza va saliendo poco a poco hasta que, por fin, queda en el exterior. Ya ha pasado la parte más difícil. A partir de ahí, los hombros se acomodan al canal de parto y el resto del cuerpo sale en la siguiente contracción.

Es normal que durante la coronación y hasta que salga su cabeza, sientas una presión en la zona. Usa la respiración para ayudarte y emite sonidos en las exhalaciones como amplios Aaaah, que te ayudarán a gestionar el dolor. También puede que al empujar sientas un gran alivio, todo depende de ti.  

 

Posturas de expulsivo

De pie, en cuclillas, de rodillas, semisentada en una cama obstétrica, lateral o Sims, en cuadrupedia…Son varias las posturas que puedes adoptar en fase de expulsivo. Como ocurre durante la fase de dilatación, lo mejor es que te muevas y tengas la posición más cómoda para ti.

- Vertical: de pie, en cuclillas o en la silla de partos. Tiene ventajas como que permite mejores diámetros pélvicos, menor número de episiotomías, contracciones de mayor intensidad y ayudarse de la gravedad. En su contra tiene que parecen producirse mayores desgarros perineales en esta posición.

- En cuadrupedia: a cuatro patas. Esta postura favorece la rotación y el descenso fetal, además de proteger la zona perineal, que sufre menos.

- Semisentada: sentada o apoyada en una cama obstétrica, con las piernas flexionadas. Al igual que ocurre con la postura cuadrúpeda, en esta se protege el periné. Además, es adecuada con el uso de la epidural y abre la zona pélvica. En su contra está que no emplea a su favor la gravedad como las anteriores.

- Decúbito lateral o Sims: tumbada de lado con las piernas flexionadas. Esta es la mejor postura para proteger el periné. Además, aporta mayor libertad de movimientos y mayor intensidad y frecuencia de las contracciones.

- Litotomía: tumbada boca arriba con las piernas flexionadas. Esta posición, aunque común, no es la más recomendada. Es la que ofrece más comodidad para el profesional, pero restringe los movimientos de la madre y suele resultar en mayor tasa de partos instrumentalizados y episiotomías.

Una vez superada esta fase, ya has pasado la parte más trabajosa del parto y puedes, por fin, ver a tu bebé cara a cara y ponértelo sobre ti para disfrutar del contacto mutuo y favorecer que tenga su primera toma de leche materna. 


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