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Posparto con fiebre

Posparto con fiebre

Existen muchas causas diferentes que pueden provocar fiebre en el posparto, entre las que se encuentran complicaciones causadas por el parto, mastitis, cistitis… Acudir al médico cuanto antes es importante para tratar de la manera más adecuada la fiebre en el puerperio.

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Índice

 

Causas de la fiebre en el posparto

La fiebre es el aumento de la temperatura corporal por encima de los 37,5 ºC. La fiebre en sí no es una enfermedad, sino un aviso del organismo de que algo no va bien. Por eso, cuando tenemos fiebre más que tratar la fiebre o intentar bajarla lo que debemos hacer es buscar la causa de la misma para tratar su origen. En general, la fiebre puerperal aparece por una infección y, en el posparto, es muy habitual sufrir una serie de infecciones o problemas:

- Infección de los puntos de la episiotomía o la cesárea. Aunque no es muy habitual, los puntos que se dan al hacer una episiotomía en el periné o una cesárea pueden infectarse y causar dolor, pus y fiebre. En general, ocurre aproximadamente en el 5% de los partos dentro de la primera semana tras el parto. Los microorganismos causantes de la infección generalmente proceden de la piel, como Staphylococcus Aureus.

- Subida de la leche. Puede causar un aumento de la temperatura durante unas horas, pero se pasa sola y no es necesario tratarla.

- Endometritis puerperal. Infección bacteriana del útero, del endometrio en particular. En este caso, además de fiebre puede aparecer dolor abdominal, útero doloroso y más grande, loquios malolientes que no se reducen. Es más habitual en las mujeres a las que se les ha practicado una cesárea, después de un trabajo de parto prolongado o si ha habido retención de placenta.

- Mastitis puerperal. Es la infección de los conductos de leche debidos a la lactancia materna. La infección está causada por microorganismos que proceden del bebé (estreptococos y anaerobios), que se introducen en el pecho materno causando mucho dolor, enrojecimiento, calor… Suele afectar a una sola mama y puede aparecer entre la segunda y la tercera semana tras el parto.

- Infecciones urinarias. Las infecciones urinarias son más frecuentes en el posparto debido a la epidural y el sondaje que se lleva a cabo al poner este tipo de anestesia. Son provocados por bacterias del tracto genital como Staphylococcus Aureus o Escherichia coli.

- Pielonefritis. Infección urinaria alta, es decir, de los riñones. Sus síntomas son malestar general, fiebre alta, dolor lumbar (en uno o ambos riñones) y, en ocasiones, micción dolorosa.
 

Síntomas y diagnóstico de la fiebre puerperal

Aparte de la fiebre, pueden aparecer otros síntomas como palidez, fatiga, sudores fríos, malestar general, escalofríos, taquicardia, cefalea, loquios abundantes y malolientes, dolor abdominal, molestias al orinar.

Asimismo, para considerarse fiebre posparto debe aparecer entre las 24 horas tras el parto y las 6 semanas siguientes y la temperatura debe ser igual o mayor a 38 ºC en al menos 2 ocasiones separadas de un intervalo de 6 horas.

Para hacer el diagnóstico el profesional de medicina valorará todos los síntomas, hará una exploración de las mamas y la vagina y puede mandar una serie de pruebas para conocer el origen exacto de la fiebre, como análisis de orina, de sangre, cultivo endometrial, etc.
 

Factores de riesgo para la fiebre posparto

Los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de sufrir una infección después del parto son:

- Trabajo de parto prolongado

- Parto instrumental

- Mujer con antecedentes de infecciones de vías urinarias o vaginales

- Obesidad

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- Anemia o desnutrición

- Ruptura prematura de membrana

- Extracción manual de la placenta

- Cesárea de urgencia

- Déficit inmunológico

- Infección en el líquido amniótico en el embarazo en el momento de la cesárea

- Vaginosis bacteriana

- Mantener relaciones sexuales cerca del parto
 

¿Cómo se trata la fiebre en el puerperio?

En general, se prescribe paracetamol y analgésicos para bajar la fiebre y reducir el dolor. Si la infección está causada por una bacteria deberá administrarse un antibiótico. Si no se sabe cuál es el patógeno concreto se usa un antibiótico de amplio espectro como la amoxicilina.

En función de los resultados de los cultivos y el antibiograma, se puede modificar el antibiótico para curar la infección.

A veces hace falta una pequeña intervención quirúrgica como un legrado aspirativo o drenaje si la mastitis no se cura con antibiótico o un drenaje de la herida quirúrgica de la cesárea.

Para evitar esta complicación se debe lavar y desinfectar bien las heridas del parto. Después, la herida debe secarse bien, no debe permanecer húmeda.
 

Complicaciones de la fiebre puerperal

Si la infección no es correctamente tratada, se pueden producir una serie de complicaciones a corto o largo plazo:

- Miometritis: infección del útero que incluye sangrado y secreción purulenta abundantes.

- Salpingitis: infección de las trompas de Fallopio. El dolor es mucho más intenso y se necesita ingreso urgente.

- Celulitis pélvica: infección de las paredes vaginales que puede propagarse a los miembros inferiores.

- Tromboflebitis pélvica séptica: infección de las venas que irrigan los genitales internos, sobre todo las ováricas.

- Pelviperitonitis: es la forma más grave de la infección puerperal. Si no se trata, puede causar shock séptico y muerte.


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