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Fiebre después de las vacunas

Fiebre después de las vacunas

Las vacunas son productos biológicos que sirven para prevenir enfermedades infecciosas activando el organismo para que desarrolle unas defensas específicas contra ellas y que enseñan al sistema inmunológico a defenderse, es decir, medicamentos que estimulan las defensas contra las infecciones. Pero ¿pueden llegar a producir fiebre en los más pequeños?

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La fiebre como efecto secundario de las vacunas

Son muchos los padres y las madres que en ocasiones sienten algo de temor al llevar a sus hijos al médico para que les pongan las vacunas. Tras la vacunación, es posible que muchos de esos niños comiencen a tener efectos secundarios como podría ser la fiebre y erróneamente los adultos acaban pensando que el medicamento no ha hecho bien su trabajo. Sin embargo, es más bien lo contrario.

Ese resultado de cierta manera confirma la respuesta al organismo y, a pesar de ser molesta, la fiebre en sí no es dañina. Ni la que se debe a las infecciones ni la que se debe a las vacunas. Además, la solución es muy sencilla. Si hay fiebre tras la vacunación y el niño se nota algo molesto bastará con ofrecerle un analgésico/antitérmico del tipo del paracetamol o ibuprofeno.

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Eso sí, cuando el niño no presente fiebre uno no debe pensar que la vacuna “no ha funcionado” pues no es en absoluto necesario tener o no fiebre para que la vacuna sea más o menos eficaz. De hecho, actualmente con la mejora de los métodos de fabricación de las vacunas, las reacciones febriles tras la vacunación son cada vez menos frecuentes. No obstante, hay niños que pueden sufrir epidosios de fiebre fuertes incluso con convulsiones febriles, pero suelen ser cortos y se pasan en unas horas. También se puede sufrir una alergia a algún componente de la vacuna. 

 

Antitérmicos para prevenir la fiebre tras vacunar a los niños

En los últimos años se ha sugerido que tras la vacuna se administren directamente medicamentos que prevengan que suba la temperatura. Sin embargo, todavía existen dudas acerca de que la práctica de utilizar antitérmicos de forma preventiva pueda reducir la eficacia de la vacuna. Por eso, para averiguarlo, se realizó un estudio de salud a unos novecientos niños en Polonia con el fin de comparar si la respuesta a la vacuna se altera al dar antitérmicos de forma preventiva.

En el estudio, a los niños se les distribuyó en tres grupos. Al recibir las vacunas a los 2, 4, 6 y 12 meses de edad, a un grupo se le administró paracetamol e ibuprofeno en el momento de la vacuna, a otros unas horas después y el tercer grupo no recibió antitérmicos.

Una vez se les comparó se pudo demostrar que los niños que tomaron antitérmicos tuvieron menor respuesta frente a algunos componentes de las vacunas, especialmente en los primeros meses de vida. Con ello se demostró que no es recomendable utilizar antitérmicos para prevenir la aparición de fiebre tras la vacunación.


¿Qué es lo que se produce en el cuerpo de los niños que han sido vacunados?

Tras recibir las vacunas, por medio de una inyección, ingiriéndola o intranasalmente, el organismo del pequeño produce una serie de anticuerpos contra los gérmenes modificados que este contiene. Anticuerpos que los protegerán frente a los verdaderos agentes causantes de la enfermedad, destruyéndolos y, por supuesto, haciendo que estos no enfermen. Esa forma de reaccionar que ya se tiene “aprendida” les proporciona inmunidad ante futuros encuentros con el microbio agresor que desencadenará de nuevo la producción de anticuerpos defensores.

En referencia a la contraindicación de las vacunas, hay que saber que prácticamente ninguna vacuna suele ser perjudicial, aunque siempre habrá que consultarlo previamente con la pediatra o el médico. Los procesos febriles importantes durante el día previsto de la vacunación pueden aconsejar su retraso, pero la única contraindicación real habitual es la alergia grave conocida a la vacuna o a sus componentes. Además, siempre se podrán administrar vacunas al niño, aunque esté resfriado, esté tomando otras medicinas o incubando alguna enfermedad. Tampoco el contacto con otros niños, embarazadas o mujeres que estén amamantando contraindica la vacunación.


¿Son seguras las vacunas?

Por supuesto. Lo primero que debemos saber es que las vacunas son medicamentos muy seguros, pues son sometidas a estudios estrictos antes de poder administrarse a la población y siguen siendo vigiladas una vez comercializadas. Pero lo que está claro también es que, como todos los medicamentos, estas pueden producir efectos secundarios que por lo general son muy leves: algo de dolor en el lugar del pinchazo, un poco de fiebre o incluso un sarpullido dependiendo siempre de cada vacuna.

De manera excepcional, una vacuna puede desencadenar reacciones graves en personas alérgicas a ese preparado. Por ello, se recomienda tanto su control como su administración por profesionales sanitarios y la permanencia en el centro de vacunación durante veinte minutos aproximadamente. En el caso de que, efectivamente, se produzca una reacción seria posterior en el niño lo único que hay que hacer es llamar a emergencias o llevarle a urgencias.

Pero, ante todo, mantener la calma pues si esto ocurre no pasa nada. Los profesionales sabrán atenderlo de la mejor manera posible. No por ello debe uno dejar de vacunar a su hijo. Las vacunas son esenciales para prevenir enfermedades que pueden llegar a ser graves como la gripe, el sarampión, la meningtis, etc. 


¿Cuándo llamaremos a emergencias?

- Si el niño está pálido o sin fuerzas

- Si ha estado llorando durante más de tres horas y sigue sin dejar de hacerlo

- Si su cuerpo está temblando, agitado o dando sacudidas

- Si está menos activo o alerta


¿Qué pueden hacer los padres en caso de retraso de alguna vacuna?

Lo primero que el padre o la madre del pequeño debe hacer es comentarlo con el pediatra o profesional de medicina ya que en algunas ocasiones puede vacunarle sin ser demasiado tarde. La gran mayoría de las vacunas pueden administrarse a cualquier edad y, además, si se olvida alguna dosis no hace falta comenzar de nuevo porque las dosis administradas siguen contando, aunque haya pasado más tiempo del desaconsejado.

En España, las vacunas comúnmente empleadas para niños son las siguientes: hepatitis B, rotavirus, difteria, tétanos, haemophilus influenzae, poliomielitis, tos ferina acelular, meningococo, sarampión, rubeola, parotiditis o paperas, varicela, virus del papiloma humano y hepatitis A.

Y vosotros ¿ya conocéis el calendario de vacunación de los más pequeños de la casa?


Fuente:

AEP EnFamilia “Respuestas a preguntas frecuentes sobre vacunas” https://enfamilia.aeped.es/prevencion/respuestas-preguntas-frecuentes-sobre-vacunas

AEP EnFamilia “Antitérmicos para prevenir la fiebre tras vacunar a los niños” https://enfamilia.aeped.es/noticias/antitermicos-para-prevenir-fiebre-tras-vacunar-ninos

“Después de las vacunas…”http://www.immunize.org/catg.d/p4014-01.pdf

Fecha de actualización: 25-06-2021

Redacción: Ana Ruiz

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