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Bronquiolitis en bebés vulnerables

Bronquiolitis en bebés vulnerables

Las infecciones respiratorias son la primera causa de morbimortalidad en los lactantes. Entre ellas, las causadas por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) constituyen la primera causa de infección en menores de 2 años. En el caso de los bebés más vulnerables (prematuros, aquellos con enfermedad pulmonar crónica o con cardiopatías congénitas) las cifras de ingreso hospitalario en nuestro país alcanza el 13%.

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El virus causante de la bronquiolitis

El virus respiratorio sincitial (VRS) es una infección del aparato respiratorio que, en España, tiene una estacionalidad típicamente invernal, en la que los picos se producen principalmente en los meses de diciembre y enero, aunque los expertos aseguran que existen casos de contagio por VRS durante todo el año, pero el 97% de hospitalizaciones por bronquiolitis por VRS se producen de modo mayoritario entre los meses de noviembre y marzo.

Además, el 78% de los casos de bronquiolitis aguda son provocados por el virus sincitial respiratorio. Sin embargo, otros virus como el adenovirus, la influenza y la parainfluenza, aunque con menos frecuencia, también pueden desencadenar la infección.

El contagio se produce al entrar en contacto con gotitas de saliva que contienen el virus, ya sea por contacto directo con el enfermo, por sus estornudos o toses o al tocar objetos contaminados y luego llevarse las manos a la boca, la nariz o los ojos.

Para evitar el contagio, Aurora Pimentel, gerente de Alianza Aire, afirma que“es vital lavarse bien las manos especialmente antes y después de cambiar al bebé y al llegar a casa, donde hay que airear y limpiar correctamente las superficies donde está el bebé para evitar que los virus circulen”. Por su parte, Amaya Sáez, directora de Menudos Corazones, hace hincapié en que los niños con cardiopatías congénitas, por sus dificultades respiratorias, necesitan una mayor atención y extremar la prevención, ya que por sus dificultades respiratorias el virus respiratorio sincitial y las infecciones respiratorias les afecta gravemente.

La doctora Armadá, neonatóloga del Hospital Clínico San Carlos, explica que la bronquiolitis es la infección más común en esta época y la culpable de la mayor parte de las hospitalizaciones de niños menores de 6 meses. En España, casi el 60% de los niños ha desarrollado la infección al año de edad, y casi el 80% a los dos años. Esto se debe a que los bebés tienen un sistema respiratorio aún inmaduro, formado por vías respiratorias de los pulmones muy pequeñas que se obstruyen con más facilidad.

Entre el 0,5% y el 2% de los afectados son hospitalizados, aunque esta tasa de hospitalización llegar a ser del 13% en niños considerados de alto riesgo como los bebés prematuros, los niños con cardiopatías congénitas, los niños con síndrome de Down y aquellos con enfermedades pulmonares crónicas, ya que sus vías respiratorias presentan un déficit en su formación y por tanto son más vulnerables, pudiendo el virus agravar su estado inicial.

Para estos bebés existe y se recomienda la administración de un tratamiento de inmunoprofilaxis, unos anticuerpos monoclonales que les protegen contra el virus sincitial. Alianza Aire lucha por la equidad en el tratamiento, ya que “debido a los recortes este medicamento no se prescribe del mismo modo en todas las comunidades autónomas; es más, ni siquiera en todos los hospitales de una misma comunidad. Sabemos que en centros públicos de Cataluña, Canarias, Murcia, Castilla-La Mancha o Asturias no ofrecen este tratamiento a todos los padres de bebés de riesgo”.

 

Medidas preventivas de la infección por VRS

Los síntomas básicos con los que se presenta la bronquiolitis causada por el VRS son similares a los de un resfriado común, es decir, tos, exceso de mucosidad, congestión nasal y fiebre baja. Sin embargo, a diferencia de un catarro común, la bronquiolitis se desarrolla con otros signos de salud como tos grave y persistente, dificultades para respirar (respiración con silbidos), cansancio y fatiga constantes, aumento de la frecuencia respiratoria, pérdida del apetito, frecuencia cardíaca acelerada, adormecimiento y dificultad para conciliar el sueño, deshidratación o piel azulada (cianosis)… Y, por lo general, la enfermedad puede durar entre 7 y 32 días, aunque la media de duración suelen ser 15 días.

En relación a la prevención, los expertos en medicina y pediatría recomiendan a los padres y cuidadores de los bebés menores de dos años que establezcan una serie de medidas higiénicas y de carácter preventivo, de acuerdo con la Guía de Práctica Clínica sobre Bronquiolitis Aguda del Ministerio de Sanidad.

Este tipo de medidas consisten en mantener la higiene personal –lavándose bien las manos– y de los objetos que puedan estar en contacto con el bebé, además de extremar la limpieza de las superficies donde haya podido estar una persona que padecía la enfermedad, evitar el contacto físico del bebé con otros menores o familiares enfermos, utilizar pañuelos desechables para evitar que los virus circulen, tirándolos inmediatamente después de su uso, así como evitar los ambientes cerrados y muy cargados o exponer a los bebés al humo del tabaco, ya que dificulta la entrada de oxígeno en las vías respiratorias y facilita el contagio del virus. “En los niños prematuros con displasia broncopulmonar, sería recomendable no escolarizarlos, al menos durante los dos o tres primeros años de vida siempre que la situación familiar lo permita”.

Cuando se trata de bebés pertenecientes a grupos de riesgo, los expertos recomiendan la inmunoprofilaxis con anticuerpos monoclonales que debe ser administrada mensualmente durante la época de mayor contagio (de septiembre a abril), lo que protege al niño y evita que el virus lo infecte.
 

¿Cuál es el tratamiento para la bronquiolitis?

La bronquiolitis no tiene un tratamiento específico al estar causado por un virus, tan solo medidas para aliviar los síntomas. Los fármacos más utilizados son el paracetamol y el ibuprofeno que se usan para bajar la fiebre y reducir el malestar general, aunque también suelen ser muy útiles los descongestionantes nasales o los lavados con suero fisiológico para aliviar la congestión.

Además, se recomienda el uso de vaporizadores o humidificadores para mantener el aire de la casa húmedo, ya que la humedad ayuda a descongestionar las vías respiratorias del niño al fluidificar las mucosidades.

También hay que mantener al bebé bien hidratado, ofreciéndole el pecho o el biberón más a menudo, o agua si ya la toma.

En los casos graves, el bebé tendrá ser hospitalizado para administrarle oxígeno o líquidos por vía intravenosa.


Fuente:

Foro Impacto de la bronquiolitis en niños vulnerables: “el virus de los bebés”

Fecha de actualización: 20-05-2021

Redacción: Irene García

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