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Consejos para optimizar las tomas de lactancia materna

Consejos para optimizar las tomas de lactancia materna

Las tomas con algunos niños pueden hacerse eternas: son capaces de estar muchísimo rato al pecho sin haber comido prácticamente nada, lo que puede llegar a ser un poco desesperante si se acaba juntando una toma con otra, sobre todo en ciertos momentos. Por eso, existen algunas recomendaciones que puedes seguir para que las tomas sean lo más eficaces posibles.

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Índice

¿Por qué optimizar la toma?

Si bien es cierto que las tomas tiene que durar todo lo que el bebé necesite, que a veces será más y otras, menos, hay ocasiones o ciertas situaciones en las que es necesario optimizar la toma para que el bebé realmente se alimente. Optimizar la toma quiere decir conseguir que el bebé tome más leche en menos tiempo y así evitar que esté mucho tiempo mamando con pocos resultados. Se utiliza en:

- Bebés muy dormilones que enseguida se duermen al pecho sin apenas haber comido. Los primeros días o semanas tras el nacimiento del bebé esto es muy típico. Al principio es muy normal que los bebés se duerman mientras están en el pecho, incluso si tienen hambre. Realizan ciclos de succiones vigorosas alternados con el sueño y, en algunos casos, se quedan dormidos sin haber comido lo que necesitan. Cuando un bebé está mamando y durmiéndose puede que la ganancia de peso no sea la adecuada, muchas veces las madres le hacen cosquillitas en los pies para despertarlo, práctica poco efectiva y molesta para el bebé. Si esto ocurre se debe realizar una compresión mamaria que estimula el reflejo de succión con la salida de mayor cantidad de leche y se optimice la toma.

- Aquellos que no están aumentando de peso como debieran. Normalmente, los bebés prematuros hacen tomas más largas que los nacidos a término y tienden a cansarse más y antes. Si se añade la compresión mamaria se acortarán las tomas y las optimizarán.

- Bebés con problemas de succión a los que les cuesta mucho sacar la leche por diferentes motivos.

- En aquellas ocasiones en las que la lactancia es muy dolorosa, ya sea por mastitis, obstrucción, etc. Así, puedes conseguir que el bebé esté menos al pecho ya que ingiere más cantidad en menos tiempo.

- Cuando sientes dolor en las tomas, por ejemplo, grietas: mientras no encuentras el motivo de las grietas para darle solución puedes acortar las tomas con la compresión mamaria para que no sean tan dolorosas.

- Aunque normalmente esto suele utilizarse cuando los bebés realizan un agarre incorrecto, es decir, que el pecho no recibe la estimulación necesaria dentro de su boca para succionar activamente y obtiene poca leche. Para poder obtener la leche que necesita para su crecimiento puede que quiera mamar todo el rato y llore cuando lo intentes retirar del pecho.

Un bebé que mama mucho rato y come poco lo hace habitualmente con los ojos cerrados y, durante la mayor parte de la toma, succiona el pecho como lo haría con un chupete, usando solo sus labios para succionar, como en un aleteo. No verás movimiento cerca de la oreja de tu bebé mientras mama porque sus mandíbulas no se mueven como lo hace un bebé con mejor succión. Debido a que el pecho no está estimulado correctamente, obtiene leche baja en grasa (en su mayoría) y aumenta de peso lentamente.

Algunos bebés que maman mucho rato y comen poco no se despiertan durante la noche para mamar.


¿Cómo optimizar la toma?

Existe una técnica denominada de compresión del pecho que favorece que el bebé tome más leche en menos tiempo.

Consiste en sostener el pecho con la mano tan cerca como sea posible de la pared torácica, el pulgar en un lado y los otros dedos cerca del pecho, formando una C, con una buena parte del mismo en la mano. Después, junta los dedos comprimiendo el pecho, firmemente pero sin hacerte daño.

Verás cómo sale más leche y el bebé comienza a deglutir. A veces puede tardar un poco en salir, espera unos segundos hasta que comience el reflejo de eyección. No sueltes hasta que el bebé vuelva a mamar sin tragar. Cuando escuches que ya no traga, suelta el agarre. Si el pequeño sigue succionando solo, no hace falta que lo vuelvas a hacer. Si no, busca otra zona con leche y repite de nuevo la operación.

Si después de un rato ves que ya no surte efecto, cambia de pecho. Puedes darte cuenta de esto si el bebé está adormilado o comienza a lloriquear porque el flujo de leche es lento. Pon al bebé en el otro pecho y repite el proceso cambiando de un pecho a otro cuantas veces sea necesario hasta que la compresión ya no funcione para mantener al bebé activo.

Esta técnica suele funcionar muy bien a muchas madres, puedes probar cualquier variación si ves que te funciona mejor. Esta técnica funciona mientras no te duela el comprimir el pecho y tu bebé esté recibiendo suficiente leche.

Esta técnica solo debe usarse en casos puntuales, no como forma habitual de dar el pecho.
 

 ¿Por qué no abandonar la lactancia materna?

La leche materna es el mejor alimento que puede tener tu bebé, está diseñado especialmente para sus necesidades y su composición va variando a medida de que el niño crece. Además, la Organización Mundial de la Salud advierte que la leche materna debería ser el único alimento ingerido por los bebés hasta cumplir los 6 meses, donde debe empezar la alimentación complementaria. Empezar con la alimentación complementaria no quiere decir abandonar la lactancia materna, esta recomiendan seguirla hasta al menos los dos años.

Además, tu leche hace que tu bebé enferme menos, le estás pasando tus anticuerpos haciendo que su sistema inmunitario inmaduro reciba una ayuda extra.

La lactancia materna no solo ofrece beneficios para tu bebé, también para ti. En las madres la lactancia reduce el riesgo a sufrir osteoporosis, varios tipos de cáncer, ayuda a perder el peso ganado en el embarazo, etc.


Fuente:

Guía de lactancia materna, Asociación Española de Pediatría. http://www.aeped.es/sites/default/files/7-guia_baleares_esp.pdf

Fecha de actualización: 03-07-2020

Redacción: Irene García

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