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Los bebés de 6 meses saben más de lo que crees

Los bebés de 6 meses saben más de lo que crees

Cuando un bebé nace, nos resulta muy indefenso y creemos que su cerebro apenas es capaz de pensar o de reconocer el mundo que le rodea. Hasta que no tienen un año, aproximadamente, y empiezan a decir sus primeras palabras, nos da la sensación de que apenas entienden nada. Pero un nuevo estudio revela que los bebés de 6 meses son más listos de lo que pensamos.

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Índice

 

El cerebro de los bebés con 6 meses

La memoria y la inteligencia de los bebés se va desarrollando a medida que interaccionan con el mundo y acumulan experiencias y vivencias. Por eso, nos parece que los bebés de 6 meses apenas si saben nada del mundo.

En cuanto a la memoria, al nacer, tienen lo que se conoce como memoria útil, que les ayuda a recordar voces, sonidos y caras de sus seres más cercanos. Algunos experimentos han demostrado que los bebés de 3 meses ya pueden recordar fotos o juguetes que les han enseñado de uno a seis días antes, así como las rutinas diarias. Con 6 meses, por ejemplo, ya conocen a todas las personas con las que tienen contacto frecuente.

En cuanto al desarrollo del cerebro, en las primeras semanas se van creando nuevas rutas y conexiones neuronales que permiten que las capacidades del bebé se vayan desarrollando poco a poco. Al nacer, los bebés sólo diferencian entre imágenes, sonidos y olores, es decir,m lo relacionado con los sentidos, pero alrededor de los 2 meses ya es capaz de relacionar esas percepciones entre sí.

Entre los dos meses y medio y los tres meses de edad (aproximadamente) empiezan a entender que las cosas existen aunque no se vean (la permanencia del objeto). A los 5 meses son capaces de conocer la intención con la que se realiza un hecho, saben que los acontecimientos están formados por secuencias y aprenden sobre la “mente” de los demás a través de los actos (observando a los otros).

Además, un nuevo estudio ha descubierto que los bebés de seis meses reconocen cuándo los imitan los adultos y perciben a los imitadores como más amigables. Es decir, cuando un adulto juega a imitar lo que hace con un bebé, este lo mira y sonríe por más tiempo, a diferencia de cómo interactúa cuando el adulto responde de otras maneras. Los bebés también se les acercan más y se dedican a imitar juegos con este tipo de adultos que los imitan.
 

Datos del estudio

En el estudio, un investigador estudió a bebés de 6 meses en sus hogares y jugó con ellos de cuatro maneras diferentes:

- imitaba todo lo que los bebés hacían como espejo

- Imitaba todo lo que hacían como espejo inverso

- imitaba solo las acciones corporales de los bebés mientras mantenían una cara inmóvil

- o respondía con una acción diferente cuando los bebés actuaban

Este último se llama respuesta contingente y es cómo la mayoría de los padres responderían a su bebé: cuando el bebé hace o necesita algo, el papá o la mamá reacciona en consecuencia.

Los investigadores descubrieron que los bebés miraban y sonreían por más tiempo, y trataron de acercarse al adulto con más frecuencia, durante el reflejo de sus acciones.

Por lo tanto, imitar a los bebés pequeños parece ser una forma efectiva de captar su interés y establecer un vínculo con ellos. “Las madres se sorprendieron al ver a sus bebés participar alegremente en juegos de imitación con un extraño, pero también quedaron impresionadas por el comportamiento de los bebés", dice Gabriela- Alina Sauciuc, investigadora de la Universidad de Lund y autora principal del estudio.

También hubo muchas pruebas de comportamiento durante la imitación. Por ejemplo, si el bebé golpea la mesa y el investigador imita esa acción, el bebé golpeará la mesa varias veces, mientras observa cuidadosamente las respuestas del investigador. Incluso cuando el investigador no mostró ninguna emoción en absoluto mientras imitaba, los bebés aún parecían reconocer que estaban siendo imitados, y aún así respondieron con un comportamiento de prueba.

"Esto fue bastante interesante. Cuando alguien prueba activamente a la persona que los imita, generalmente se ve como una indicación de que el individuo imitado es consciente de que existe una correspondencia entre su propio comportamiento y el comportamiento del otro", dice Sauciuc.

Los científicos han especulado durante mucho tiempo que, a través de la exposición frecuente a ser imitado, los bebés aprenden sobre normas culturales y rutinas de interacción, o que las acciones compartidas van acompañadas de sentimientos e intenciones compartidos. Pero la evidencia empírica para respaldar tales teorías falta en gran medida.

"Al mostrar que los bebés de 6 meses reconocen cuándo están siendo imitados, y que la imitación tiene un efecto positivo en la interacción, comenzamos a llenar este vacío. Todavía tenemos que descubrir cuándo exactamente la imitación comienza a tener tales efectos, y qué papel juega el reconocimiento de imitación para los bebés ", concluye Sauciuc.


Fuente:

Gabriela-Alina Sauciuc, Jagoda Zlakowska, Tomas Persson, Sara Lenninger, Elainie Alenkaer Madsen. Imitation recognition and its prosocial effects in 6-month old infants. PLOS ONE, 2020; 15 (5): e0232717 DOI: 10.1371/journal.pone.0232717

Fecha de actualización: 03-06-2021

Redacción: Irene García

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