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Enseñar al bebé a flotar

Enseñar al bebé a flotar

El primer paso para aprender a nadar y a no temer al agua es flotar. Saber flotar, además, presenta muchos beneficios para el desarrollo del pequeño. ¿Cómo se puede enseñar a un bebé a flotar? ¿Es un acto instintivo?

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Indice

 

Beneficios de saber flotar

Flotar no solo es bueno para evitar que el pequeño se ahogue en el agua, sino que presenta otros muchos beneficios

- Refuerza los vínculos entre vosotros al enseñarle

- Resulta muy divertido

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- Potencia su inteligencia y le vuelve más receptivo

- Mejora sus nociones sobre el espacio y las distancias

- Aumenta su capacidad pulmonar y fortalece su corazón al oxigenarse mejor

- Favorece su desarrollo psicomotriz al realizar diversos movimientos. Además, mejora su flexibilidad, fuerza, coordinación y equilibrio

- Mejora el sueño y la alimentación

- Fomenta su autoconfianza y su seguridad, lo que le ayudará a relacionarse con los demás al crecer

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¿Cuándo empezar a enseñar al bebé a flotar?

A partir de los 4 meses el sistema inmunológico de los bebés ya se ha desarrollado lo suficiente como para que puedas bañarle en la piscina o el mar, por lo que ya puedes empezar a introducirle en el mundo acuático para enseñarle a flotar.

Además, conviene hacerlo antes de los 9 meses ya que a esta edad pierden reflejos innatos que les ayudan a familiarizarse con el agua (el pataleo incontrolado, el cierre de la glotis...) y habituarles a meterse en el agua puede ser más complicado.

Eso sí, hasta los 3 años los niños no tienen la capacidad motora de nadar, por lo que hasta ese momento solo podrá flotar y jugar en el agua.


¿Cómo enseñar a flotar a un bebé?

- Si tu bebé es muy pequeño, menos de 12 meses, es mejor que sus primeras inmersiones sean en piscinas específicas para bebés, que tienen el agua más caliente y una menor concentración de productos químicos.

- Elige las horas de menos gente para que el pequeño no se asuste con el bullicio y los ruidos. Así estará más tranquilo y receptivo.

- Comienza mojándole en la ducha y metiendo solo sus pies en el agua para que se vaya acostumbrando a ella.

- Al principio, debes tenerlo pegado a ti y agarrado a tus brazos. Cuando veas que coge confianza y que le gusta el agua, puedes poco a poco ir alejándole de ti, pero sin separaros.

- Ponle boca abajo en el agua sujetándole la tripa con un brazo, y camina con él colocado así para que vaya estirando y encogiendo las piernas. Así practicará los movimientos básicos para flotar sin darse cuenta.

- Si está feliz y contento, podéis seguir en el agua. En cuanto veas que se pone nervioso o tiene frío, sácale. Debe quedarle siempre un buen recuerdo del rato en la piscina o no querrá repetir.

- Nunca le obligues ni le fuerces. Es un aprendizaje positivo pero que debe ser entretenido, nunca causarle un trauma.

- Si es un poco mayor, puedes practicar con él diversos juegos acuáticos para se divierta y aprenda a amar el agua, como subirle a tu espalda y nadar despacio con él, ponerle a flotar boca arriba mientras les desplazas por la piscina, etc.

- Intenta no usar flotadores ni manguitos, la gracia es que aprenda él solo a flotar, no que un objeto lo haga por él.

- Debes tener mucho cuidado de que no ocurra ningún accidente ni trague agua ya que podría asustarse y cogerle miedo al agua. Además, incluso cuando sepa flotar, no debes alejarte nunca de él ni dejarle nadar solo, el agua puede ser muy peligrosa ya que los niños se ahogan antes que los adultos y no saben reaccionar.


Fuente:

Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

Fecha de actualización: 11-03-2021

Redacción: Irene García

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