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Cómo ayudar a mi bebé a desarrollar su inteligencia

Cómo ayudar a mi bebé a desarrollar su inteligencia

Hay muchas cosas que preocupan a los padres: que su hijo se desarrolle sano, que empiece a tener autonomía, que sea una persona feliz… Y, sobre todo, que sepa cómo usar su inteligencia. En las primeras etapas de la vida los infantes no han explotado aún sus habilidades mentales, pero empezarán a hacerlo de manera progresiva basándose en la imitación. Aprender es su máxima aspiración y tú su mayor ejemplo, por eso es lógico que nos sintamos responsables y queramos educarles de la mejor manera posible. Pero muchas veces se tiende a comparar y a establecer una edad para hacer determinadas cosas, como si el bebé estuviera en una competición o un videojuego y tuviera que quemar etapas con la máxima precisión posible. Pero sentimos decir que ningún bebé encaja dentro de ningún molde base. ¡Tranquilos! Todos los niños están programados genéticamente para ser inteligentes. Pero no le privéis de descubrir el mundo desde el respeto y desde su propio espacio. Vosotros le habéis dado la vida pero es otro ser humano diferente. Y aunque es dependiente, debería ser libre.

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Indice

 

El desarrollo del bebé

El primer año de vida es el tiempo de descubrir y vivir las primeras experiencias. Su cerebro ya habrá multiplicado por tres su tamaño y se habrán creado las conexiones más importantes en las diferentes regiones de su cerebro. Además, habrá adquirido los conocimientos necesarios para su posterior desarrollo intelectual, las bases por las que empezará a construir su realidad. Es una etapa apasionante porque comenzará a pensar en abstracto. Al final del primer año ya sabe que las cosas siguen estando ahí aunque él no las vea, habilidad fundamental para empezar a entender todo lo que es ajeno a él o ella.
 

 

La confianza

Para los bebés –y en el fondo para todos–, están viviendo en un mar gigante donde lo único a lo que pueden atarse es a las personas que le cuidan. Y si les regalas confianza, podrán ser capaces de casi cualquier cosa. La alegría de vivir y de aprender es algo natural en los bebés sanos. Lo que necesitan para desarrollar todo su potencial es seguridad. Cuando los bebés perciben la cercanía y la protección constante de sus padres o de las personas que le cuidan, se sienten estimulados a descubrir y entender el mundo. El motor de sus cerebros es el sentimiento de protección, seguridad y estima. A partir de ahí empezarán a entender y asimilar toda la información que les ofrece el entorno.

 

El vínculo emocional

Establecer una unión estrecha, un vínculo fuerte con papá y mamá, es fundamental para el desarrollo de cualquier niño, pero es mucho más importante durante los primeros doce meses. El vínculo se forma cuando los padres confían en esa intuición, en un intercambio con su bebé a través del contacto físico y visual y de las palabras. El amor que los padres le dan a su hijo es recíproco: cuando su bebé les sonríe o hace algún ruido. También al sentir que pueden calmar a su hijo cuando llora y al observar los pequeños progresos que hace en su desarrollo.

 

Fuera estrés

Desde el mismo momento del nacimiento, las neuronas del cerebro del bebé empiezan a empaparse de todas las señales e informaciones que les llegan a través de los sentidos. Poco a poco surgen repeticiones que permiten al niño reconocer relaciones y reglas complejas, extraer conclusiones lógicas y actuar en consecuencia. Cuanto mayores se hacen los niños, más estables se vuelven esos patrones. Las distintas regiones cerebrales van adquiriendo forma a gran velocidad. Durante los primeros meses se van creando nuevas conexiones para cada paso que exige el desarrollo del bebé. Y, para eso, el niño necesita sobre todo mucha calma y todos los estímulos que pueda procesar. El estrés y la lucha porque crezca, curiosamente, les bloquea y les impide su desarrollo.

 

Check back

Los científicos denominan “check back” a esta confirmación que los bebés buscan en sus padres a partir de los tres o cuatro meses. Será más evidente cuanto más activo vaya siendo el bebé. Cuando empiece a gatear, a partir de los nueve meses, mirará constantemente a papá y mamá en busca de aprobación, si le animan a seguir o a pararse.

El potencial intelectual no representa, por tanto, un patrimonio que se recibe en el momento de la concepción, sin la posibilidad de modificarlo ni desarrollarlo. No se nace inteligente, sino que la persona se hace inteligente. La inteligencia crece y evoluciona con el niño, y es posible potenciarla, desarrollarla y reforzarla del mismo modo que potenciamos, desarrollamos y reforzamos los músculos.

Según los resultados de un número de estudios cada vez mayor, el desarrollo del cerebro, que comienza desde el principio de la concepción, no se interrumpe en el momento del nacimiento, sino que continúa hasta los 20 años, como mínimo, y alcanza su máximo ritmo alrededor de los 10 años.

Por eso es aconsejable que además de todas las pautas anteriores se establezca una exposición directa a los estímulos. El niño aprende de forma autónoma de los encuentros con las personas, con los objetos y con las situaciones propias del ambiente. ¡Ánimo!


Fuente:

Infogen, "Qué puedo hacer para tener un bebé más inteligente" https://infogen.org.mx/que-puedo-hacer-para-tener-un-bebe-mas-inteligente/

 

Fecha de actualización: 06-01-2021

Redacción: Irene García

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