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Síntomas en niños con empacho

Síntomas en niños con empacho

La mayoría de las mamás notan si su bebé, menor de un año, tiene reflujos, o si sufre indigestión si ya es algo mayor y toma sólidos. En este último caso hemos de saber que esta no es producida solamente porque haya comido más de lo que debería sino porque haya podido comer muy deprisa o haya consumido algún alimento muy pesado que no ha podido digerir adecuadamente. Pero ¿cómo identificar realmente si tu hijo está empachado?

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¿Cómo se produce un empacho?

El empacho o indigestión en bebés y niños es cuando dejamos acceso libre a la comida y la cantidad que se toma es superior a lo recomendado. Es decir, cuando se ha comido mucho o se ha movido demasiado rápido el niño mientras comía. La barriguita es flexible, pero limitada. Son varias las ocasiones, además, en las que los hijos sufren dolor de estómago sin razón aparente. Normalmente suelen quejarse de ello por las mañanas y las causas suelen ser bastante variadas.

Es posible que si esto sucede se trate simplemente de una leve inflamación de las paredes del estómago (gastritis) o un ligero empacho (indisposición causada por comer en exceso y sufrir una digestión difícil), pues algún alimento puede haberle sentado mal. El último caso, que es más habitual de lo que creemos, sucede sobre todo en bebés que se alimentan todavía con biberón y en niños de más de dos años a los que les encanta comer.

En el caso de los lactantes, por ejemplo, lo que sucede es que la mayoría de las veces la culpa es de las madres que suelen “dar más leche de la que deben” a sus pequeños. Sin embargo, esto es un grave error pues lo más recomendable es parar cuando no se tiene hambre (y los adultos también). El síntoma más habitual de empacho en bebés es el reflujo, sobre todo en los menores del año. Y en los niños que toman biberón es mucho más fácil que los padres y madres se obsesionen si algún día su pequeño no come todo como hace habitualmente o toma menos de lo que ha dicho el pediatra. Además, también puede confundir el hecho de que, para los bebés, el reflejo de succión es importante, por eso a veces no solo toman biberón por hambre, sino porque succionando se calman.

No sucede lo mismo con los niños mayores que ya toman sólidos, pues lo más normal es que el pequeño haya comido demasiado rápido o haya tomado comidas muy abundantes o copiosas a las que todavía no está acostumbrado. Es muy probable que esté empachado si se queja de dolor de tripa, está muy pálido y muestra un rechazo absoluto a la comida, e incluso es posible que se queje de dolor de cabeza, malestar, náuseas, vómitos o acidez en la garganta.

Ante esto lo mejor es tenerlo sin comer hasta que se le pase, pero ofreciéndole siempre sorbitos de agua cada diez minutos, sobre todo si vomita o tiene diarrea. Además, hay que intentar que guarde reposo (los síntomas suelen desaparecer en 24 horas) y, a partir de ahí, continuar como mínimo un día con dieta blanda a base de arroz y pollo hervido, zanahorias y manzanas.


Principales síntomas que indican empacho en niños

- Dolor de tripa.

- Pesadez de estómago.

- Náuseas.

- Vómitos.

- Palidez.

- No quiere comer.

- Dolor de cabeza.

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- Diarrea o heces duras y pegajosas.


¿Cómo tratar el empacho en niños?

Cuando el niño sufre una indigestión o empacho no hay demasiado que hacer más que intentar aliviar los síntomas. No hay ningún tratamiento médico, por lo que hay que armarse de paciencia y esperar a que pase. Normalmente, en torno a las primeras doce o quince horas ya debería pasar el malestar y a las veinticuatro, encontrarse el niño prácticamente recuperado.

Lo que sí hay que procurar siempre es que beba agua, aunque sea a sorbitos si tiene náuseas, para evitar así la deshidratación, sobre todo si tiene vómitos y diarrea; no forzarle a comer si no quiere (ya pedirá él a medida que se vaya encontrando mejor) y ofrecerle comidas ligeras y de poca cantidad.

Para el dolor de tripa lo más recomendable es hacerle masajes muy suaves con aceite, siempre en sentido de las aguas del reloj, o bien aplicarle calor local con paños o una bolsa de semillas caliente. En la mayoría de las ocasiones esto ayuda a aliviar el dolor.

Pero recuerda que la mejor forma de evitar que se empachen los niños es confiar en ellos y no darles ni una cucharada más cuando no quieren comer.


Fuente:

AEP

Fecha de actualización: 13-05-2022

Redacción: Ana Ruiz

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