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Trastorno del apego en adolescentes adoptados

Trastorno del apego en adolescentes adoptados

Las conductas emocionales que pueden experimentar los niños tras su adopción, como el trastorno del apego en niños o adolescentes adoptados, requieren de una atención más especial. Además, su mejora y recuperación será crucial para obtener su bienestar y su desarrollo en la vida adulta.

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Índice

En realidad, todos nosotros venimos al mundo con una predisposición innata para establecer uniones con nuestra figura de cuidado o cuidado principal, algo completamente necesario para desarrollar nuestra supervivencia, pero también nuestro desarrollo. Hablamos de la base del apego, que se refiere a su vez al vínculo que se establece entre un bebé y sus cuidadores principales, que provee además al bebé de seguridad y regulación de los estados internos. Además, algunas de las funciones que desarrollaremos en la edad adulta comienzan en los primeros años y se explican a través justamente de ello, del apego.
 

¿Cómo definimos la teoría del apego?

Lo primero que hemos de saber antes de definir como tal la teoría del apego son los significados de las palabras vínculo y apego. El vínculo es una relación que se establece entre dos o más personas a lo largo de la vida, y el apego, por otro lado, un tipo de vínculo que desarrolla el bebé con sus progenitores o cuidadores que le proporcionan seguridad, afecto y tranquilidad. Por tanto, tratamos al apego (o teoría del apego) como un tipo de vínculo afectivo.

En este caso en concreto es importante saber también que todos los vínculos que se crean en la infancia temprana afectan al establecimiento de las futuras relaciones y todos los que no lleven consigo un buen trato queda marcado en la memoria implícita de donde no se tienen recuerdos conscientes, pero que sirven de señal de alarma inconsciente ante determinadas experiencias. Y sí, no cabe duda de que la adolescencia es la etapa donde lo aprendido en la infancia temprana juega un papel fundamental para formar la identidad que permitirá tener la seguridad necesaria para explorar el mundo con garantías suficientes.

Si los recuerdos no son positivos, como ya veíamos más arriba, afectarán enormemente al desarrollo y, además, se verán por completo reflejados en conductas disruptivas que hacen que sea mucho más complicado entender al adolescente. Se trata, por tanto, de adolescentes que presentan un tipo de apego inseguro. Algo que pasa con mayor frecuencia en el caso de adolescentes adoptados. En casos como estos habrá que intervenir ya profesionalmente. La intervención con adolescentes que presentan algún tipo de apego inseguro debe evitar centrarse en el modelo clínico o en el cognitivo conductual (conductas) que busca en realidad un diagnóstico que en ocasiones lleva a etiquetar al adolescente y diagnosticar trastornos que no se corresponden con la realidad. Por tanto, se deduce con ello que dicha intervención debería girar en torno a un modelo sistémico ya que el adolescente establece conexiones con distintos entornos, aunque el foco central está en la persona, en conocer la realidad de la misma, de la que la rodea y siempre desde un enfoque integral y comprensivo.

La intervención, además, debe centrarse en los diferentes sistemas que forman parte del adolescente y que están interconectados como son la familia, el instituto, el grupo de iguales y el contexto. Tengamos en cuenta que son muchos los profesionales que han de intervenir con el adolescente por lo que es importante delimitar el marco de la intervención y, por supuesto, tener claro por parte de cada profesional su objetivo principal y todas las acciones consiguientes.

Resulta fundamental que dicha intervención trate de generar un espacio de apego seguro donde se puedan reparar los daños causados en la infancia, que aprendan a identificar, expresar, manifestar y controlar sus emociones. Es decir, trabajar sobre la resiliencia para ayudar a superar el trauma. Asimismo, resulta básica también la evaluación constante pues es la piedra angular del proceso de intervención porque los adolescentes que no hayan tenido buenos tratos en la infancia van a tener esas particularidades que pueden afectar a su desarrollo siendo en esta etapa donde más visibles se hacen.

También es importante tener en cuenta que detrás de muchas de las conductas se van a esconder unas características algo limitantes que no les van a permitir expresar sus emociones de manera clara y que van a condicionar su vida y la de todos los que le rodean. Y por ello también es fundamental no dejarse llevar por lo concreto de determinadas conductas y ampliar la visión leyendo entre líneas y, por supuesto, interviniendo y entendiendo y comprendiendo todo el sistema que rodea al adolescente.
 

¿Cuáles son las funciones del apego?

- Ayudar a desarrollar y consolidar el cerebro del bebé y es tan importante para la supervivencia y el desarrollo en el ser humano y otras especies que se sitúa por encima de otras necesidades biológicas.

- A través del apego se conoce el mundo, se siente seguridad y coherencia tanto sobre uno mismo como sobre aquello que nos rodea.

- Activa todo un conjunto de emociones y conductas para buscar la cercanía y la seguridad en las personas significativas.

- Influye en cómo seremos como adultos, en los conceptos que crearemos y en la seguridad que tendremos en nosotros y en el resto de personas.
 

¿Y los trastornos de apego?

Lo primero que hemos de entender es que el apego no es algo patológico, sino que más bien se trata de una respuesta adaptativa a los diferentes contextos y personas que hemos tenido en nuestra infancia y que más tarde resurgirá en la edad adulta con diferentes perfiles de persona.

Los trastornos de apego surgen cuando el niño debe responder frente a situaciones traumáticas o cuando sus figuras de apego son poco consistentes. En estos casos es cuando el apego se construye como fuente de trauma o bien como una desorganización de la respuesta de apego.
 

¿Pueden tratarse los trastornos de apego?

Sí, aunque el tratamiento para los trastornos de apego se basa en ayudar a la persona a crear vínculos más seguros y beneficiosos, en cambiar ciertas creencias o esquemas mentales que ha dado por válidos, en ayudarte a vincular de un modo más sano y a reaprender a interpretar la realidad siempre desde la cercanía y la comprensión del profesional experto. Y, para lograrlo, dicho profesional será quien trabaje desde distintas corrientes y estrategias como el psicoanálisis relacional, la terapia Gestalt o en casos de trauma grave, el EMDR, una técnica muy efectiva para este tipo de trastornos.

No obstante, cabe destacar también otras estrategias como bien son la Terapia basada en la mentalización o la terapia basada en la transferencia, que pueden ayudar a reparar el apego, especialmente en casos graves como los trastornos de personalidad.
 

Trastorno del apego en adolescentes adoptados


Los cuidados recibidos en la infancia temprana marcan el desarrollo de los menores, sobre todo si estos han sido deficientes. No obstante, también hay que tener en cuenta que el hecho de que el menor no haya tenido buenos tratos en la infancia temprana no significa que no pueda desarrollarse de una manera adecuada cuando llegue a la adolescencia, aunque son muchos los factores a tener en cuenta.

En la primera mitad del siglo XX se pensaba que los menores poseían una serie de capacidades innatas que los hacían sobrevivir restando importancia al entorno, a los cuidados de sus progenitores, etc. Es decir, se llegó a creer profundamente que la relación era meramente objetal (recibir alimento y sobrevivir). Sin embargo, fue el psicoanalista John Bowlby quien demostró la existencia de un fuerte vínculo inicial de apego entre padres e hijos elaborando así dicha teoría del apego, separación y pérdida tan conocida por muchos de vosotros.
 

Consejos para superar el trastorno del apego en niños y adolescentes adoptados


Ante un caso con estas características, se hace necesario reconducir la actitud dañina del niño hacia un apego seguro, que se base en el estímulo de la confianza y la atención equilibrada del cuidador. Se trata de un proceso largo y bastante complejo, que debe fomentarse en la paciencia y el respeto, y todo ello en un entorno familiar estable, exento de problemas y frustraciones.

Hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, ante la actitud que experimenta el niño, los padres que han adoptado a este pueden sentirse algo desanimados, al no verse cumplidas sus expectativas tras la adopción, algo que no se puede transmitir al menor. No obstante, también hay que tener claro que si el niño no muestra cariño ni muestra mejora en sus conductas (aunque se esté trabajando en ello) los padres en ningún caso deberían transmitir desánimo.
 

¿Habéis oído hablar del trastorno de apego reactivo en niños y adolescentes?

El trastorno de apego reactivo (RAD) es parte de un grupo de diagnósticos llamados trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Los trastornos relacionados con el trauma y el estrés son un grupo de afecciones psiquiátricas que incluyen:

  • El trastorno por estrés postraumático (TEPT)
  • El trastorno por estrés agudo
  • El trastorno de apego reactivo


Estos trastornos se caracterizan por una reacción adversa a una o más experiencias traumáticas o inusualmente estresantes.

El Manual de Diagnósticos y Estadísticas de Trastornos Mentales define un evento traumático como una situación en la que el individuo experimenta, está amenazado o es testigo de lesiones graves, muerte o violencia sexual. El TEPT y el trastorno por estrés agudo, por su parte, se caracterizan por un conjunto de cambios adversos cognitivos, de comportamiento y emocionales que ocurren después de la experiencia de uno o más eventos traumáticos. Ambos trastornos tienen en común recuerdos invasores y perturbadores de los eventos traumáticos, cambios cognitivos y emocionales adversos, comportamientos de evitación, y una mayor reactividad autonómica. El trastorno por estrés agudo se diagnostica cuando los síntomas aparecen en el mes posterior al evento traumático. El TEPT se diagnostica cuando los síntomas persisten durante un mes o más después del evento traumático.

Y, por otro lado, tenemos el trastorno de apego reactivo (RAD) se diagnostica solo en niños y se caracteriza por conductas inhibidas y emocionalmente retraídas hacia los cuidadores del niño, junto con otros trastornos sociales y emocionales. El trastorno de apego reactivo es una reacción adversa a la negligencia, a cambios repetidos de cuidadores (por ejemplo, cambios frecuentes de orfanatos) o a una crianza en circunstancias adversas (por ejemplo, instituciones con una disponibilidad inadecuada de cuidadores).
 

¿Qué es el trastorno de apego reactivo? ¿Cómo se trata?

El RAD es un trastorno psiquiátrico relativamente raro que afecta a menos del 1% de los niños y adolescentes. Sin embargo, la incidencia es significativamente más alta (hasta un 40%) entre los niños que han sido institucionalizados o que han sufrido un abandono extremo. Hay que tener en cuenta también que este puede variar en su severidad. En casos graves, el RAD puede conducir a la incapacidad de formar relaciones satisfactorias con compañeros o adultos y puede causar un deterioro en una amplia gama de dominios de la vida del menor.

Cuando se habla de tratamiento, hay que tener claro en primer lugar que son pocos los ensayos clínicos que han investigado tratamientos para el RAD, aunque las pautas de tratamiento que hay publicadas son proporcionadas normalmente por la Academia Americana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AACAP, en inglés).


Fuentes:

Scielo, http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-52742014000100007

Teoría del Apego, www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Teoria%20del%20apego%20y%20conducta%20antisocial.pdf

Fecha de actualización: 29-12-2020

Redacción: Ana Ruiz

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