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Terapia psicológica para niños con cáncer

Terapia psicológica para niños con cáncer

Es cierto que un diagnóstico de cáncer es perturbador a cualquier edad, pero lo será mucho más cuando el paciente sea simplemente un niño. El cáncer infantil es cualquiera de las formas de cáncer que afecta a los pacientes en edad pediátrica. Un proceso de crecimiento y diseminación incontrolado de células que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

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Indice

 

El impacto del cáncer infantil

A pesar de que muchos tipos de cáncer se podrían prevenir evitando la exposición a diferentes factores de riesgo cuando uno es adulto, todavía hoy en los niños se desconocen las causas de la mayoría de los casos de cáncer infantil. Se estima que alrededor de un cinco por ciento de los cánceres infantiles son causados por una mutación hereditaria, es decir, una mutación genética que puede transmitirse de padres a hijos.

Al principio es normal que los padres y las madres de estos niños sufran, pues son sus hijos y están atravesando una enfermedad muy dura a una edad demasiado temprana, y por eso es fundamental que los niños no solamente tengan el apoyo y cariño de sus padres, sino que también dispongan de una terapia psicológica que les ayude en mayor medida a comprender la situación por la que van a pasar.


¿En qué consiste la terapia psicológica?

En primer lugar, es importante saber que el impacto en el niño o enfermo oncológico va a ser duro, pues siente los síntomas físicos de la enfermedad y del tratamiento, como son los vómitos o las náuseas, pero también se va a ver afectado por sus repercusiones psicológicas. El niño al que se le diagnostica una enfermedad como el cáncer se enfrenta a un amplio espectro de emociones: miedo, ira, soledad, depresión. Asimismo, su nivel de desarrollo va a determinar la naturaleza del impacto emocional del cáncer y las estrategias que empleará para afrontar la enfermedad.

Para los padres, descubrir que su hijo tiene cáncer es algo muy complicado y una etapa terriblemente difícil. De hecho, es normal que estos experimenten rabia, dolor o negación. Después aparecen ya los rasgos depresivos y finalmente la aceptación del cáncer. Los padres pueden sentirse culpables e impotentes por no poder proteger a su hijo del cáncer, y pueden llegar incluso a experimentar inseguridad en un primer momento por si no son capaces de proporcionarle los cuidados que requiere y porque desconocen, además, si el tratamiento será exitoso y si su hijo se curará.

La terapia psicológica, por tanto, es fundamental aquí. Durante el tratamiento el contacto de los padres con el personal sanitario debe continuar con el fin único de aclarar todas las dudas que surjan respecto a la intervención médica y el curso de la enfermedad. Y además de que en el cáncer infantil resulta de gran importancia proporcionar apoyo al enfermo por parte de los familiares y el personal sanitario, también es fundamental el apoyo por parte de la escuela, pues a pesar de todas las dificultades que surgen y que impiden que los enfermos de cáncer asistan con frecuencia al colegio, continuar con las actividades sociales y académicas les ofrece la oportunidad de normalizar una experiencia tan estresante como lo es en sí la enfermedad.

La Federación Española de Padres de Niños con Cáncer es una entidad sin ánimo de lucro y con utilidad pública que fue constituida en el año 1990. Esta federación coordina la actividad de las 21 asociaciones que la integran, todas ellas fundadas por padres voluntarios y afectados por el cáncer infantil. Actualmente en los países más desarrollados, como son Estados Unidos y también España, alrededor de catorce de cada cien mil niños tiene una forma distinta de cáncer, aunque la tasa de supervivencia de niños afectados en nuestro país es del 70% según datos del Registro Nacional de Tumores Infantiles (RETI-SEHOP).

El objetivo de la RETI-SEHOP, como registro, consiste en catalogar los casos de cáncer infantil, analizar, sintetizar y evaluar los resultados y los progresos de Oncología pediátrica en España, que no es simplemente una base de datos sino que se trata más bien de un proyecto científico que es, hoy en día, referencia internacional que desarrolla proyectos de investigación epidemiológica, de estudio de supervivencia y que colabora con el estudio de las causas y la lucha contra el cáncer infantil, pues a pesar de que un cáncer en pediatría es una enfermedad rara (solamente se diagnostican alrededor de 135-150 casos cada millón de niños menores de quince años) una detección temprana de este, un diagnóstico oportuno y el correcto manejo pueden mejorar el pronóstico y aumentar las probabilidades de cura.


Signos de alerta en el cáncer infantil

1. Palidez, petequias, hematomas o sangrados, y dolor de huesos generalizado.

2. Masas o inflamaciones localizadas especialmente sin dolor ni fiebre ni otros signos de infección que aumentan de tamaño de forma progresiva.

3. Pérdida de peso sin causa aparente, tos persistente o dificultad para respirar y sudoración excesiva nocturna.

4. Cambios evidentes en los ojos, alteraciones de la visión como la aparición de estrabismo, pérdida visual o inflamación alrededor de los ojos.

5. Inflamación o hinchazón a nivel abdominal.

6. Dolor de cabeza persistente y progresivo, y vómitos.

7. Dolor de huesos y articulaciones con hinchazón progresiva y sin signos de traumatismos ni infecciones.

El tipo de cáncer infantil algo más común suele ser la leucemia (40%), seguido por los del sistema nervioso central (20%) y los linfomas (15%). La leucemia es el cáncer de la sangre y hay dos tipos: aguda y crónica. Y a pesar de ser un cáncer de los glóbulos blancos, es posible que algunas leucemias aparezcan en otro tipo de células sanguíneas. Dicho padecimiento suele atacar especialmente a niños y niñas de entre cuatro y ocho años.

 

¿Qué es la leucemia? Causas y signos de alarma

La leucemia es una enfermedad de la sangre por la cual la médula ósea produce glóbulos blancos anormales, denominadas células blásticas leucémicas o células de leucemia, y por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la sangre se considera un cáncer de sangre. Los síntomas de la leucemia a menudo son causados por problemas en la médula ósea del niño, que es donde comienza la leucemia. A medida que las células leucémicas se acumulan en la médula, pueden ir desplazando a las células productoras de células sanguíneas normales. Algunos de los síntomas más reconocibles de la leucemia son los siguientes:

- Sensación de cansancio.

- Debilidad.

- Mareo o aturdimiento.

- Dificultad para respirar.

- Fiebre.

- Infecciones que no desaparecen o que recurren.

La mayoría de los niños con leucemia no presenta ninguno de los factores de riesgo conocidos. Aun así, los científicos han descubierto cómo ciertos cambios en el ADN del interior de las células normales de la médula ósea pueden causar que se conviertan en células de leucemia. Lo que sucede con la aparición de este tipo de cáncer es que las células de leucemia se agrupan alrededor de las células sanas que producen plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos, y comienzan a escasear en el cuerpo.

Asimismo, las células de leucemia se extienden a otras partes del cuerpo afectando a la salud, aunque los mismos síntomas pueden ser causados por otras enfermedades por lo que es fundamental informar al médico del estado del niño y que este pueda realizarle algún tipo de examen para tratar la enfermedad lo antes posible.


¿Cómo se trata la leucemia?

La quimioterapia es el principal tratamiento de leucemia en niños tal y como afirma la American Cancer Society, una organización sin fines de lucro de salud a nivel nacional dedicada a combatir el cáncer. Para algunos de los niños con un riesgo mayor de leucemia, puede llegar a administrarse una alta dosis de quimioterapia con un trasplante de células madre, aunque pueden usarse otros tratamientos como la terapia dirigida, la inmunoterapia, la cirugía o la radioterapia.

La quimioterapia es el proceso encargado de destruir las células que se dividen de forma descontrolada en el cáncer, pues a diferencia de las células sanas, las células cancerosas se reproducen de forma continua porque no responden a los signos que controlan el crecimiento celular normal. La quimioterapia, por tanto, lo que hace es actuar interrumpiendo la división de las células cancerosas y destruyéndolas activamente. A diferencia de la radioterapia que destruye las células cancerosas en un área específica del cuerpo, la quimioterapia actúa para tratar el cáncer en todo el organismo. Pero es un proceso muy complejo que tiene algunos efectos secundarios.


Fuentes:

“Cáncer infantil” https://www.cancer.org/es/tratamiento/los-ninos-y-el-cancer.html

“El cáncer y los niños” https://www.aecc.es/es/todo-sobre-cancer/progresos-investigacion/cancer-infantil

“Atención psicológica en el cáncer infantil” file:///C:/Users/Usuario/Downloads/17206-17282-1-PB.PDF

Foto: Freepik.com

Fecha de actualización: 10-02-2021

Redacción: Ana Ruiz

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