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Miedo infantil a la noche

Miedo infantil a la noche

El miedo es una emoción completamente normal. Durante la infancia ayuda a los pequeños a ser cautelosos y a prevenir algunos peligros, aunque en muchas ocasiones estos miedos no sean muy maduros. Lo desconocido o las cosas impactantes son, en muchas ocasiones, la causa de sus temores principales. Por ello, es indispensable ayudar a los menores a superarlos y a tener confianza y seguridad. 

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Índice

 

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¿Qué miedos son más comunes a cada edad?

Las cosas o situaciones que les dan miedo a los peques van cambiando con el paso del tiempo. Muchos de estos temores son frecuentes y comunes a determinadas edades, por lo que la mayoría de los niños y de las niñas los comparten. Los miedos más habituales según la edad son: 

1. Durante los primeros meses de vida y hasta los 10 o 12 meses aproximadamente, los bebés tienden a sufrir algo de ansiedad hacia los desconocidos. Al cumplir los 8-9 meses son capaces de reconocer rostros de sus progenitores o de las personas con quienes conviven y es por ello que las caras nuevas les pueden provocar desconfianza y miedo. A causa de este temor muchas veces rompen en llanto cuando conocen a un pariente que no habían visto antes o a cualquier persona ajena a su entorno. 

2. A partir de los 10 meses y hasta alrededor de los 3 años comienzan a experimentar el miedo a la separación, es decir, experimentan cierta ansiedad al separarse de su madre y de su padre. Los berrinches cuando se les va a dejar en la guardería o durmiendo solos son bastante comunes a estas edades.

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3. Entre los 4 y los 6 años los pequeños empiezan a utilizar su imaginación de manera más frecuente a estas edades y es por ello que aparece el miedo a lo irreal, es decir, a algunas cosas que se imaginan. Esto ocurre porque muchas veces no son capaces de distinguir entre lo real y lo que no lo es. Aquí comienzan a tener miedo al monstruo del armario o al que está debajo de la cama. Además, los ruidos fuertes como los truenos o los fuegos artificiales también les producen mucho respeto. 

4. Cuando comienzan a crecer, alrededor de los 7 años o más sus miedos comienzan a ser más maduros y a estar relacionados con la vida real. La imaginación ya no es un gran problema y, en lugar del monstruo del armario, pueden temer al “hombre malo” que le espero en su casa. Asimismo, como ya son más conscientes del mundo que les rodea, otros elementos como catástrofes naturales o la muerte de algún ser querido son también algunos temores habituales. Al estar en edad escolar también pueden sentir ansiedad ante ciertas situaciones como las notas o los trabajos del colegio.

5. Durante la preadolescencia y la adolescencia los miedos van de la mano con los cambios sociales que experimentan. El aspecto físico, encajar en un grupo, los exámenes importantes o un partido o evento especial son algunas de las preocupaciones más comunes durante esta etapa. 
 

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¿Cómo superar el miedo a la noche?

En función de estos datos, se puede deducir que es entre los 4 y los 6 años cuando aparece el miedo a la noche, el cual está relacionado con la inmensa imaginación que tienen. De por sí muchos niños y niñas sienten temor a la oscuridad y por las noches prefieren dormir con una luz o una lámpara encendida. Además, es muy común que estos pequeños no hayan pasado solo mucho tiempo hasta los 4 años al estar siempre bajo la vigilancia de un adulto. Esto conlleva a que estar entre 8 y 12 horas solos no les resulte nada atractivo. No han aprendido a estar solos y la sensación de soledad durante la noche les causa temor y por ello corren a llamar a sus progenitores.  

Las madres y los padres deben ayudar a sus hijos para que superen esto y puedan descansar tranquilamente, además de que no se convierta en una fobia. Primero hay que trabajar durante el día, acostumbrar al menor a estar solo en su habitación mientras que los adultos están haciendo otras tareas. Durante la noche no hay que obviar su llamado y siempre hay que acudir a tranquilizarlo, pero cada vez se irá retrasando más el tiempo de reacción para acudir a el dándole tiempo a relajarse por sí solo. Seguir una rutina tranquilizadora antes de dormir es una buena opción para conseguir que duerma con la mente más despejada, cantarle o leerle un cuento son algunos ejemplos.

Los progenitores tienen aquí un papel importante. Debéis ayudar a los niños a superar sus miedos poco a poco y siempre mostrando apoyo y transmitiendo seguridad y confianza. No hay que reírse de ellos ni ridiculizar su miedo ya que, como hemos visto, es algo habitual. 

Podéis mirar juntos debajo de la cama o dentro del armario a ver si hay algún monstruo, es importante que los niños vean por sí mismos que no tienen nada a lo que temer y que deben ser valientes. También dejar una lucecita para que la oscuridad no aumente su miedo.

Si no consigue superar este miedo al crecer, habrá que buscar ayuda de psicología. 


Fuentes: 

AEP

Fecha de actualización: 13-07-2022

Redacción: Andrea Rivero

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